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21 de febrero de 2023

  • 21.2.23
Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector de una queja remitida por una vecina de la calle Barreruela –una cuesta que conecta la calle Juan Colín con la Avenida del Marqués de la Vega de Armijo– a causa de una plaga de orugas peludas. Si desea participar en esta sección, puede enviar un correo electrónico a la Redacción del periódico exponiendo su queja, comentario, sugerencia o relato. Si quiere, puede acompañar su mensaje de alguna fotografía.


Los vecinos de la calle Barreruela queremos dar a conocer desde Montilla Digital que llevamos casi dos semanas sufriendo una plaga de gusanos, tanto en las paredes y puertas de nuestros domicilios como en los patios interiores. Por eso, pedimos a las personas responsables, sean del Ayuntamiento de Montilla o de la Consejería de Medio Ambiente, que pongan fin a este problema que afecta tanto a la calle como a las viviendas de muchos vecinos.

Hoy mismo, mi hija ha tenido que llevar a las urgencias veterinarias a mi perra Tutti, que presentaba signos evidentes de asfixia porque se estaba ahogando con un gusano. He llamado a Medio Ambiente y me han dicho que "a ver si hay suerte".

Pido por favor que pongan solución a este problema lo antes posible. No es la primera queja que hago pública a través de este periódico. En mi opinión, el problema se origina es los solares que tenemos frente a nuestras casas, que están llenos de forraje.


En esta ocasión hablamos de orugas peludas pero, otras veces, hemos visto cucarachas, ratas o, incluso, serpientes. Por eso pedimos que, por favor, se solucione esta plaga lo antes posible, ya que se pone en riesgo la vida de nuestras mascotas.

AURORA PÉREZ VÍBORA
FOTOGRAFÍAS: AURORA PÉREZ VÍBORA


NOTA: Los comentarios publicados en el Buzón del Lector no representan la opinión de Montilla Digital. En ese sentido, este periódico no hace necesariamente suyas las denuncias, quejas o sugerencias recogidas en este espacio y que han sido enviadas por sus lectores.


19 de febrero de 2023

  • 19.2.23
Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector del primero de los dos artículos del escritor y académico José Antonio Ponferrada sobre La confusión, la última obra del escritor y poeta montalbeño Prudencio Salces Jiménez, que el pasado mes de enero protagonizó un encuentro con el público de la Campiña Sur en la Librería Nobel. Si desea participar en esta sección, puede enviar un correo electrónico a la Redacción del periódico exponiendo su queja, comentario, sugerencia o relato. Si quiere, puede acompañar su mensaje de alguna fotografía.


La confusión (Bohodón Ediciones, Madrid, 2022) es una novela de Prudencio Salces. Viene a contar la historia de un error, una anécdota real de ese escritor, cuando mandó unos libros dedicados: en el sobre de Juan metió el libro de Juana. Y, en el de Juana, el de Juan, claro...

Pero creo yo que esa confusión sencilla es la distracción (el macgufin, diría Hicthcock) para presentarnos la gran confusión, el estado de desasosiego, de enfermiza inquietud, que viven sus personajes. Por ejemplo: "La zozobra le pesaba a Juan en los hombros como un saco de arena y se sentó en la terraza de una cafetería a tomar algo. En esos momentos se le quedó la cabeza en blanco, no sabía qué pensar ni como actuar..." (página 21).

Y esa confusión, la gorda, es la que a todos nos interesa. Porque es general, muchos la han sentido y tratado de resolver parando, tomando algo. A ver si pasa el nublado. En eso insistí este 27 de enero, haciendo su presentación en Montilla.

Dijo John Donne que "ningún hombre es una isla". Yo seré uno, muy mío, pero una hermandad mayor me tiene. Cuando en la Historia se propone la humanidad alcanzar un alto ideal, casi lo logra. También en la "historia", la pequeña, la del libro de Prudencio, por ejemplo.

El sol grande que brilló en el Renacimiento (años de 1500, para nosotros) es fruto del firme propósito de una buena parte de individuos, que se proponen usar la razón y el conocimiento para mejorar su sociedad (mejorándose a sí mismos). Pero, ¡ay!, las guerras de religión, la sinrazón dieron al traste con ese intento. Pero quedó Nebrija, quedó la obra civilizadora del humanismo en el nuevo mundo: quedaron El Quijote, la imprenta, la brújula...

Durante la Ilustración (siglo XVIII), que es la consecuencia directa del Renacimiento, algo más formalista y seca, pero con grandes atractivos ocultos, otra vez brilla la luz humana en nuestra mejor versión. Y esta vez serán las disputas ideológicas (no las religiosas) quienes arruinen el proyecto. Pero quedó Beethoven, el derecho napoleónico y la obra civilizadora de nuestro Carlos III: quedaron el Fausto (con sus tres versiones), lo mejor de las revueltas europeas y americanas, las botánicas del Mutis español y el sueco Linneo...

En otros momentos (en la Historia y en la historia) reina la ansiedad. Nuestro sabio cordobés Maimonides ya escribió, en el siglo XII, una Guía de perplejos.

Todo parece indicar que este siglo XXI, imaginado por los escritores del ayer en sus historias de ciencia ficción, se plantea en su primer cuarto bajo el signo de la aceleración y el ensimismamiento en los hombres (no se libran las mujeres). La angustia de vivir la deshumanización se viste en un Carnaval de risas, bromitas de mal gusto obligatoriamente aceptadas, prisas y "cumpleaños felices"... Que no llegan a ocultar la mala cara que, debajo de la máscara, se le está poniendo a nuestra sociedad. Confusión.

Como en la presentación del libro aquel, les invito a ver y escuchar Epitaph, un tema de 1969, obra de los magníficos King Crimson que deleitaron nuestra juventud. King Crimson eran Robert Fripp (guitarra); Ian McDonald (teclados, voces); Greg Lake (bajo, voz solista); Michael Giles (percusión, voces) y Peter Sinfield (letrista, luces; "words and illumination").


Pues sí: uno de los miembros del grupo no toca ningún instrumento: se encarga de las luces y hace las letras; como esta de Epitafio. El que verán cantando es Greg Lake. Luego se haría famosísimo con su nuevo grupo: Emerson, Lake & Palmer.

La traducción española de Epitafio, que verán en los subtítulos, no es literal; es mejor, muy buena. Habrá que disculpar algunas erratas ("allan" por "hayan", por ejemplo). Verán cómo la belleza del tema (ocho minutos de felicidad), triunfa en música y letra sobre la horrible confusión que Pete Sinfield, el poeta, nos expone.

Hasta la segunda entrega de Confusión, que puede encontrarse en este enlace. Salud y saludos.

JOSÉ ANTONIO PONFERRADA
FOTOGRAFÍA: LIBRERÍA NOBEL


NOTA: Los comentarios publicados en el Buzón del Lector no representan la opinión de Montilla Digital. En ese sentido, este periódico no hace necesariamente suyas las denuncias, quejas o sugerencias recogidas en este espacio y que han sido enviadas por sus lectores.


11 de febrero de 2023

  • 11.2.23
Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector de una nueva carta abierta del maestro Francisco Llopis Rubio sobre la importante labor que desarrollan los docentes. Si desea participar en esta sección, puede enviar un correo electrónico a la Redacción del periódico exponiendo su queja, comentario, sugerencia o relato. Si quiere, puede acompañar su mensaje de alguna fotografía.


En estas aportaciones que suelo realizar, en las que aparecen opiniones que se derivan de mi experiencia como docente, suelo utilizar el término "maestro", atribuido a cualquier sexo o tendencia. Otro de los elementos que son garantía de éxito, desde mi experiencia, está en la combinación de estos cuatro términos que son de uso común en esta disciplina: "sumar", "restar", "multiplicar" y "dividir". Entendidos de una forma gradual son, sin duda, garantía del éxito que se pretende.

En educación, para llegar al estadio final de la división, es necesario aprender a sumar. La escuela debe ser un lugar donde el término "sumar" no puede faltar y, para sumar, es necesario utilizar los términos "tolerancia" y "respeto" que, sin duda, son la base de la convivencia.

Es imposible sumar cuando, dentro de la escuela, no existe tolerancia y respeto. Por tanto, tener presente estos dos aspectos y mantenerlos como elementos esenciales de la convivencia es algo que debe potenciar todos los proyectos y programas que van en la dirección de hacer de la escuela un lugar donde se pueda enseñar y educar y no solo con programas que celebran eventos, efemérides y días conmemorativos con actividades que “aparte de una pequeña concienciación” no pasan de ser eso: "conmemoraciones".

Si no existe la constancia en el día a día, dejan caer esa gota que genera actitudes y formas de vida. Siempre hay justificaciones para todo, pero debemos aceptar que siempre es necesario hacer autoanálisis del quehacer diario por todos los sectores de la comunidad. Lo mismo es hora de pensar qué se enseña y para qué, entre otros motivos, porque puede existir una disfunción entre el currículum y las necesidades actuales.

Para sumar es necesario desterrar la idea, igualmente generalizada en algunos sectores, de que “al contrario, ni agua”. Un centro que acepta este criterio como elemento de “suma”, posiblemente está introduciendo el otro término de “resta”.

Es necesario escuchar y aceptar lo que de positivo hay en las propuestas, vengan de donde vengan. Es la única forma de sumar. La resta se utiliza para quitar y ello implica eliminar aquellas actitudes de prepotencia que nos llevan a la exclusión, así como todo aquello que impide poder multiplicar.

La suma de iniciativas y de propuestas hace que empecemos a “multiplicar” que, en definitiva, es sumar con más facilidad. Si multiplicamos es porque aumentamos y aumentamos en iniciativas, en ganas, en motivación en creer que para que el alumnado se motive tiene que haber personas que contagien.

Queda claro que la boca siempre habla de lo que hay en el corazón y es muy difícil que el alumnado se contagie si quienes trasmitimos no lo hacemos convencidos. Queda claro que en los espacios existen sensibilidades y, si no las hay, no hay forma de trasmitirlos.

Si en una escuela hay gente que sepa trasmitir, siempre se le recordará como aquel maestro o maestra que luchaba por lo que creía y así lo trasmitía. Si en una institución hay sensibilidad hacia algo concreto, en ese lugar se siente y se pone en marcha.

Multiplicar nos permite dividir que, en definitiva, es repartir: repartir vida, repartir cuanto de bueno tenemos, en vez de magnificar aquello que tenemos que mejorar y que cada día lo intentamos. Queda claro que por el mar no corren las liebres, ni por el monte las sardinas, que es lo mismo que decir que en la escuela hay que trabajar y saber hacerlo para poder obtener resultados.

Por eso, no todos entienden de esto, no se puede jugar a ser maestro, porque ser maestro no es un juego. La práctica del día a día es la que hace al maestro. Es la que le proporciona estrategias, recursos, psicología, pedagogía para ser, para estar y para ser competente en el dominio de la clase, del grupo, del espacio, de lo que cada día surge y hay que solventar sobre la marcha.

Los papeles son los papeles; la teoría es la teoría. Pero el día a día es otra historia que solo el maestro sabe y conoce. Al maestro, lo que es del maestro; al médico, lo que es del médico; al abogado, lo que es del abogado; al fontanero, lo que es del fontanero... Y a los que entienden de todo y no saben de nada, a prepararse.

Siempre habrá quien entienda de todo y no sepa de nada. Por eso es interesante saber que "es bueno preguntar y parecer tonto por cinco minutos, siempre con respeto y educación, en vez de no preguntar y ser imbécil toda la vida”. Ojalá nos dediquemos a sumar porque para restar ya hay muchos que lo hacen.

FRANCISCO LLOPIS RUBIO


NOTA: Los comentarios publicados en el Buzón del Lector no representan la opinión de Montilla Digital. En ese sentido, este periódico no hace necesariamente suyas las denuncias, quejas o sugerencias recogidas en este espacio y que han sido enviadas por sus lectores.


8 de enero de 2023

  • 8.1.23
Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector de una nueva carta abierta del maestro Francisco Llopis Rubio sobre la importante labor que desarrollan los docentes. Si desea participar en esta sección, puede enviar un correo electrónico a la Redacción del periódico exponiendo su queja, comentario, sugerencia o relato. Si quiere, puede acompañar su mensaje de alguna fotografía.


Para que el proceso de aprendizaje, en la enseñanza y en tantos otros ámbitos de la vida, sea garantía de éxito es necesario hacer sentir a los alumnos que los quieres. Pero es insuficiente decir "te quiero" si no va acompañado de que, en efecto, sientan que los quieres. Ya lo decía una canción: "Un 'te quiero', acompañado de un gesto, es mejor que imaginarlo".

Para que este proceso sea garantía de éxito es necesario emocionar enseñando, a sabiendas de que se aprende lo que emociona. La pedagogía, la psicología y la didáctica al enseñar también son fundamentales y, para ello, es necesario ser competentes.

Queda claro que el nivel afectivo es la base para enseñar y que enseñar sin emocionar, al final, no enseña. La experiencia nos dice que incluso aquellos que no quieren tienen posibilidad de aprender si somos capaces de tocar esa fibra, esa nota, ese tema, eso que está dentro de cada uno y no se ve.

Cuando un alumno se siente escuchado y no juzgado es, posiblemente, el momento para poder llegar dentro. Es cuando se produce esa sensación de observar, de notar que esa persona quiere algo contigo, quiere que le digas, que le expreses lo que eras cuando vivías y hacías como ellos y, posiblemente, sea el momento adecuado para que acepten un consejo, una indicación, una propuesta... Es cuando comienzas a ponerte en su lugar, sin juzgarlos, cuando puedes comenzar ese proceso de enseñanza y de aprendizaje que necesitan.

Un simple gesto –chocar la mano con complicidad; un "¿cómo estás esta mañana?"; un "¿comiste bien"; un "¿qué hiciste ayer?"; una felicitación de cumpleaños; una nota de felicitación en su cuaderno; en definitiva, un "te quiero" acompañado de un gesto– posiblemente nos ayude –y, de hecho, así es– a que se quiera empezar a aprender. Nada de esto es fácil pero sí una de las bases para poder enseñar a tantos que posiblemente pueden, pero no quieren.

Siempre hemos recordado a aquellos maestros y maestras que fueron más allá de enseñarnos unas matemáticas o una lengua y, posiblemente, recordamos a aquellos que enseñaban con el corazón, que se ponían en nuestro lugar, que nos hablaban con sentimiento, incluso cuando explicaban sus asignaturas. Tú notabas que les gustaba y provocaba que nos acercásemos porque teníamos la certeza de que no se nos iba a reprochar, a ridiculizar o a juzgar.

Por eso, ser maestro es un arte en el que la materia a esculpir son personas que se inician en la vida y que siempre pueden tener referentes que les hagan enfocar su futuro con ciertas garantías de éxito. Después, la escuela paralela, la escuela de la vida, puede dar muchos vuelcos y hacer que las direcciones cambien. De todos modos, desde la escuela siempre lo tenemos que intentar. ¡Es nuestra tarea! ¡ Adelante!

Magnifiquemos todo lo que de bueno existe en cada uno de nosotros, en vez de juzgar. Muchas veces no disponemos de la información o de tener los elementos de juicio suficientes para hacer una valoración adecuada. Sigamos puliendo todo aquello que es mejorable e intentémoslo a diario.

FRANCISCO LLOPIS RUBIO


NOTA: Los comentarios publicados en el Buzón del Lector no representan la opinión de Montilla Digital. En ese sentido, este periódico no hace necesariamente suyas las denuncias, quejas o sugerencias recogidas en este espacio y que han sido enviadas por sus lectores.


27 de diciembre de 2022

  • 27.12.22
Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector de una denuncia del Comité de Empresa del Hospital de Montilla sobre la falta de personal en el servicio de Urgencias. Si desea participar en esta sección, puede enviar un correo electrónico a la Redacción del periódico exponiendo su queja, comentario, sugerencia o relato. Si quiere, puede acompañar su mensaje de alguna fotografía.


El Comité de Empresa del Hospital de Montilla, tras analizar la situación actual y hacia la que se dirige el servicio de Urgencias de nuestro centro, manifiesta una profunda preocupación por el funcionamiento, en este periodo navideño y a muy corto plazo, que dicho servicio va a poder prestar a nuestra población.

Este servicio fue reforzado con cinco nuevos facultativos, antes del periodo vacacional este verano, gracias a los cuales se pudieron cubrir tanto vacaciones como la carga laboral extra que aún supone el mantenimiento del doble circuito en Urgencias por razones del por todos conocido COVID.

La dirección del área ha tomado la decisión, a todas luces errónea y peligrosa a nuestro entender, tanto para la salud de la población como para la de los propios integrantes del servicio, de no renovar a dichos facultativos. En estos momentos solo uno de ellos ha podido continuar en este servicio.

Esta situación se ve agravada por la falta de especialistas ya conocida, y en estos momentos nos encontramos en la tesitura de que se necesita contratar a dos facultativos para cubrir la incapacidad transitoria de los trabajadores y no es posible.

Esta decisión, ya de por sí temeraria, se ha tomado, además, en un momento (otoño-invierno) en el que el número de urgencias que acuden a dicho servicio se multiplica, debido a las patologías propias de la época, como son las bronquiolitis en los niños y las reagudizaciones de enfermedades respiratorias en adultos, entre otras muchas.

Haber disminuido la plantilla, es decir, haberla recortado, supone que los facultativos pertenecientes al servicio vean aumentado el número de guardias que deben realizar para garantizar la continuidad asistencial y vean aumentado el número de pacientes que tienen que atender en urgencias.

¿De verdad es prudente que médicos más cansados aumenten su jornada para atender las necesidades de la población? Todo esto ocurre en unas circunstancias en las que la Atención Primaria está completamente saturada, lo que provoca una mayor frecuentación de pacientes en urgencias, una carga más que dicho servicio tiene que asumir sin ningún refuerzo.

Desde la dirección del área se ha maniobrado, a nuestro parecer erróneamente, contabilizando solo los datos que interesan, recortando una plantilla de Urgencias eficiente, la de nuestro hospital, y ofertándoles a estos cinco facultativos un contrato en otro hospital cercano que, desde su origen y por distintas razones, no logra fidelizar a sus propios especialistas.

En síntesis, el temor que población y profesionales teníamos de sufrir el desmantelamiento de nuestro hospital al integrarnos en el Área de Gestión Sanitaria Sur de Córdoba, de alguna manera, ya está sucediendo. A nuestro parecer esto es una movilidad de profesionales encubierta y forzosa, ya que no se le renueva el contrato en nuestro hospital y se le ofrece en otro hospital de Área, situación que desde la Gerencia del Área y la Delegación de Salud de Córdoba negaban con rotundidad, comprometiendose por escrito el pasado mes de julio a que ningún profesional seria obligado a una movilidad forzosa y siempre sería voluntaria e incentivada.

El riesgo que se corre con este tipo de movimientos y dada la escasez de facultativos, es que estos prefieran trabajar en otras áreas de salud, como ha ocurrido en esta ocasión, se marchen a un área distinta, como ha sucedido. Doble pérdida: ni aquí ni allí. Algunos médicos titulares del servicio, viendo la precariedad del trabajo que se les presenta, empiezan a plantearse desplazamientos a otro área de salud. En definitiva, el desmantelamiento está servido.

El Hospital de Montilla y este servicio de Urgencias más concretamente han sido galardonados con varios premios a nivel nacional a lo largo de los años. Además, mantiene una asistencia estandarizada de muy alto nivel y una buena parte de este éxito es debido a nuestro servicio de Urgencias.

Finalizamos afirmando que con los recortes de personal, llevar a cabo de manera eficiente el trabajo que se desempeña en este servicio será más complicado, pues no habrá un entorno amigable donde poder desarrollar la labor del médico de Urgencias y aumentará la presión, de modo que la fuga de personal a otras áreas está garantizada.

Por último, el Comité de Empresa del Hospital de Montilla recuerda que denunció el despido –a nuestro entender, totalmente irregular– de una trabajadora del servicio de Traumatología de nuestro centro el pasado mes de octubre, sin que haya habido preaviso previo ni comunicación posterior por parte de la Dirección hacia ella.

COMITÉ DE EMPRESA DEL HOSPITAL DE MONTILLA
FOTOGRAFÍA: J.P. BELLIDO


NOTA: Los comentarios publicados en el Buzón del Lector no representan la opinión de Montilla Digital. En ese sentido, este periódico no hace necesariamente suyas las denuncias, quejas o sugerencias recogidas en este espacio y que han sido enviadas por sus lectores.


23 de diciembre de 2022

  • 23.12.22
Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector de una queja remitida por una vecina de la zona de El Madroño que, al igual que otros residentes del entorno, sufre los molestos ladridos de dos perros. Si desea participar en esta sección, puede enviar un correo electrónico a la Redacción del periódico exponiendo su queja, comentario, sugerencia o relato. Si quiere, puede acompañar su mensaje de alguna fotografía.


Quisiera que se hicieran eco de una situación muy molesta que estamos viviendo los vecinos del barrio de El Madroño, en los alrededores del Bar Hisa. Y es que hace ya bastantes meses, en concreto desde este verano, no cesan los ladridos de dos o tres perros grandes que, aparentemente, están solos en el interior de una vivienda.

Muchos vecinos de la zona que tienen mascotas coinciden en apuntar que no son los ladridos "normales" de un perro que esté en casa con sus dueños, ya que se pasan ladrando todo el día, toda la tarde, toda la noche y toda la madrugada, lo que ha llevado a pensar a algunas personas que los animales puedan estar solos o desatendidos.

Los continuos ladridos vienen provocando un gran malestar entre las personas que vivimos en el barrio, ya que no dejan descansar a nadie, sobre todo por las noches, cuando todo está en silencio y los aullidos y los ladridos pueden oírse desde lejos.

Hemos comprobado que da lo mismo el día de la semana, que sea fin de semana o festivo. Los perros no paran de ladrar, hasta el punto de que la situación se ha vuelto ya insoportable, pues es como si tuviésemos una perrera en el barrio. Y hay decenas de vecinos que nos hemos visto ya superados por la situación.

Si para las personas que vivimos alrededor es inaguantable, no quiero ni pensar lo que estarán pasando los vecinos que vivan en el mismo bloque. Porque, además, desde la azotea de los bloques colindantes podemos observar excrementos y orines por la vivienda, lo que debe desprender un olor insufrible en el bloque. De hecho, siempre hay un balcón entreabierto las 24 horas del día, haga el tiempo que haga. Y nunca se ve luz por las noches, ni movimiento de personas en el interior del piso.

Según algunos vecinos, en esa vivienda no habita nadie, de modo que, de ser cierto, los perros estarían solos las 24 horas del día. Pero si la vivienda está habitada, resultan preocupantes las medidas de higiene, ya que los excrementos y los orines de los perros se aprecian, a simple vista, desde los bloques más cercanos.

A muchos vecinos nos consta que la Policía Local ha sido avisada en más de una ocasión y que, además, se han presentado escritos al respecto en el Ayuntamiento. Por eso me gustaría saber si desde Servicios Sociales, Medio Ambiente, la protectora de animales o el organismo al que competa el asunto están al tanto de la situación que se está produciendo en un barrio que siempre ha sido tranquilo y agradable. Una situación que, además, es tremendamente injusta para un vecindario que siempre ha hecho gala de una convivencia estupenda.

Me gustaría saber, al igual que a mis vecinos, si desde el Ayuntamiento de Montilla se están tomando las medidas pertinentes para atajar esta situación cuanto antes. Por eso queremos hacer un llamamiento desde aquí para que, por favor, esta situación se solucione lo antes posible, ya que no podemos soportarla más. Estamos seguros de que ésta no es la Montilla en la que queremos vivir.

CARMEN ROSA TORRELLA ALONSO


NOTA: Los comentarios publicados en el Buzón del Lector no representan la opinión de Montilla Digital. En ese sentido, este periódico no hace necesariamente suyas las denuncias, quejas o sugerencias recogidas en este espacio y que han sido enviadas por sus lectores.


21 de diciembre de 2022

  • 21.12.22
Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector de una nueva carta abierta del maestro Francisco Llopis Rubio sobre la importante labor que desarrollan a diario los docentes. Si desea participar en esta sección, puede enviar un correo electrónico a la Redacción del periódico exponiendo su queja, comentario, sugerencia o relato. Si quiere, puede acompañar su mensaje de alguna fotografía.


En Educación, al igual que en otras tareas, para que este proceso sea garantía de éxito es necesario combinar cuatro aspectos, cuatro pilares fundamentales que propicien potenciar el equilibrio personal y que se sustenta en educar el nivel cognitivo, el nivel emocional, la educación en valores y el fomento de habilidades sociales que permitan un desarrollo en el mundo que nos ha tocado vivir, adquiriendo hábitos saludables en todos los sentidos.

Se puede ser un fenómeno a nivel cognitivo y ser un caos a nivel emocional; ser un fenómeno en conocimientos y no tener valores que aseguran conseguir un fin sin importar los procedimientos; ser un pedazo de pan, pero no saber decir "no". Por tanto, existe todo un mundo de combinaciones que no favorecen el equilibrio personal.

Para conseguir un equilibrio personal con el fin de no excederte con tus éxitos y, al mismo tiempo, no hundirte cuando llegan las vacas flacas, hace falta combinar los elementos reseñados, tanto a nivel personal, como cuando trabajamos a nivel de alumnado. Esta tarea necesita de constancia, del creer, del querer, del saber y del poder, como se indicó en el artículo anterior.

Trabajar el nivel cognitivo, a través de diferentes programas, hace avanzar en el pensar y, sobre todo, a la hora de resolver situaciones complicadas. Se trata de resolver las situaciones de forma adecuada, pensando las causas, las decisiones más acertadas, las consecuencias, las alternativas posibles, el ponerme en el lugar del otro, la conveniencia y la utilidad de las mismas, así como precisar los objetivos y saber solucionar los mejores medios para conseguirlo.

El alumnado, al igual que los adultos, debe tener los pensamientos y las habilidades cognitivas necesarias para poder solucionar problemas interpersonales. Es necesario, en la escuela, atender a aquellos que carecen de esto, ya que no suelen relacionarse bien con los demás: son personas egocéntricas y agresivas y serán fuente de conflictos. El problema no está en la voluntad ("ser malo") sino en el entendimiento ("no ver otra cosa"). Los pensamientos se pueden enseñar y, por tanto, los distintos modos de resolver los posibles conflictos.

Trabajar el nivel emocional es otro de los aspectos en estos cuatro pilares para formar personas equilibradas. Muchas veces, la falta de control emocional hace tomar decisiones, producto de la inmediatez y de la precipitación, que echa por tierra toda una trayectoria, en muchos sentidos. Por ello es necesario buscar y hacer silencios queridos para eliminar todos esos ruidos que nos estorban y nos impiden pensar y sentir de forma adecuada. La escuela también contribuye a ello.

Trabajar el aspecto de valores hace a la persona tener unos criterios morales que le ayudan a discernir entre lo bueno y lo menos bueno; lo justo y lo menos justo; lo seguro y lo peligroso. Y, de este modo, no arrasar sin preocupar los medios o la gente que queda en el camino para conseguir un objetivo concreto. En definitiva, saber combinar lo eficaz y lo justo.

Trabajar las habilidades sociales es otra cuestión que completa este equilibrio del que hablamos y al que, hoy por hoy, se le da una importancia notoria para hacer competentes a las personas con las que tratamos, con el fin de que sepan formarse en estas capacidades y, de este modo, poder dar respuesta a las necesidades actuales y que pasan obligatoriamente por una formación digital encaminada al aprendizaje que ayude a ser más competentes y, por tanto, a crecer como personas.

En definitiva, es importante desarrollar estos cuatro aspectos para conseguir el equilibrio personal necesario. Queda claro que "por el mar no corren las liebres, ni por el monte las sardinas". No todo el mundo puede ser maestro, a pesar de que gusta jugar a serlo u opinar de forma precipitada. Hay que creer, querer, saber y poder. Ser maestro, no es un juego: ser maestro es un arte.

FRANCISCO LLOPIS RUBIO


NOTA: Los comentarios publicados en el Buzón del Lector no representan la opinión de Montilla Digital. En ese sentido, este periódico no hace necesariamente suyas las denuncias, quejas o sugerencias recogidas en este espacio y que han sido enviadas por sus lectores.


20 de noviembre de 2022

  • 20.11.22
Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector de una nueva carta abierta del maestro Francisco Llopis Rubio sobre la importante labor que desarrollan a diario los docentes. Si desea participar en esta sección, puede enviar un correo electrónico a la Redacción del periódico exponiendo su queja, comentario, sugerencia o relato. Si quiere, puede acompañar su mensaje de alguna fotografía.


Para hablar de Educación, al igual que ocurre con otros tantos aspectos de la vida, es necesario combinar el creer con el querer, el saber y el poder. Y es que creer en algo o en alguien es el inicio para iniciar un camino en una dirección concreta, en una dirección que, elegida libremente, conforma una actitud, unas formas determinadas, una forma de filtrar cuanto sucede y cuánto te sucede.

Al igual ocurre cuando la decisión no está tomada desde la opción libre sino desde la coacción o desde el desconocimiento, desde la sumisión o desde la anulación de la voluntad… En todos esos casos, la dirección puede no ser la correcta.

El creer en algo –en este caso, en la Educación– implica apostar por la persona, por el ser humano, por todo aquello que contribuye a ser más y, en muchos casos, mejores personas, en ese anhelo de crecer cada día. Creer en la educación como un proceso de enseñanza y aprendizaje está ligado íntimamente al ser y a hacer crecer en otros aquello que para ti es esencia, no solo entendiendo esta labor como un empleo sino como una forma de vida.

El creer va íntimamente unido al querer, entre otras cosas porque para llevar a cabo aquello en lo que crees, hace falta querer llevarlo a cabo. Si no, lo mismo no es ni acertado intentarlo. Creer y querer tampoco serían suficientes en esta tarea de educar y trasmitir valores porque, para ello, hace falta saber.

Saber educar, enseñar, trasmitir, instruir…con todos los matices que cada palabra lleva consigo. Y no solo se consigue con el creer y el querer, sino sumando el saber: con el ser competente en tu materia; con el saber trasmitir aquello que consideres; con la utilización adecuada de los procedimientos; con la psicología necesaria; con la pedagogía que avala tus principios, unida a la Didáctica, cuestión nada fácil en los tiempos que corren.

Puedo creer, querer y no saber cómo construir una casa. De nada me sirve si me falta esta otra pata, este otro pilar donde se sustente mi quehacer diario y que es de una responsabilidad absoluta, entre otras cosas porque a quienes estamos educando es a personas, niños y niñas en crecimiento y que buscan modelos de identidad. Podemos construir bien o construir de forma inadecuada.

Por último, considero que, para conformar adecuadamente estos cuatro pilares, estas cuatro patas de esta mesa, de esta forma de pensar y vivir, hace falta un cuarto elemento, que entiendo como poder. Poder hacer lo que creo, lo que pienso y lo que sé necesita poder llevarlo a cabo, cuestión que muchas veces no se consigue porque existen factores diversos que, a veces, me impiden hacerlo.

Espacios inadecuados, lugares donde no existe un clima de colaboración, de tranquilidad, de respeto, de implicación, echan por tierra en ocasiones nuestra labor. Es necesario generar un espacio adecuado y la necesidad por aprender, enseñando y trasmitiendo emocionando y, para ello, también está el maestro, la comunidad, con todo lo que ello conlleva.

De este modo y combinando los cuatro elementos –creer, querer, saber y poder– es desde donde tenemos que partir, en mi opinión, para desarrollar nuestro trabajo con ciertas garantías de éxito. Por ello, es conveniente recordar que “por el mar no corren las liebres ni por el monte las sardinas”, lo que es lo mismo que decir que no todos pueden ser maestros. Ser maestro no es fácil: es todo un arte.

FRANCISCO LLOPIS RUBIO


NOTA: Los comentarios publicados en el Buzón del Lector no representan la opinión de Montilla Digital. En ese sentido, este periódico no hace necesariamente suyas las denuncias, quejas o sugerencias recogidas en este espacio y que han sido enviadas por sus lectores.


19 de noviembre de 2022

  • 19.11.22
Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector del segundo y último artículo que el escritor y académico José Antonio Ponferrada nos remite y que Antonio López Martínez, su autor, dedica a José Ponferrada Gómez. El primer texto puede leerse en este enlace. Si desea participar en esta sección, puede enviar un correo electrónico a la Redacción del periódico exponiendo su queja, comentario, sugerencia o relato. Si quiere, puede acompañar su mensaje de alguna fotografía.


PASEANDO POR LA HISTORIA DE MONTILLA, AYER MUNDA.
HOMENAJE AL ESCRITOR MONTILLANO JOSÉ PONFERRADA GÓMEZ

Sirvan estos Paseos por la Historia de Montilla como homenaje al que fue uno de mis mejores amigos, José Ponferrada Gómez, que hoy estoy seguro que el Todopoderoso lo tiene en uno de los mejores lugares de su Gloria.

En los Llanos de Vanda

Todos sus amigos, que fueron muchos, le llamábamos Pepe Ponferrada. Desde muchos años fui un servidor de él. Juntos los dos, visitamos haciendo Historia todos los pagos montillanos donde dejaron los romanos sus restos de arqueología. En primer lugar visitamos los famosos Llanos de Vanda, o Banda, y la también casilla grande del Duque, donde tuvo Pepe Ponferrada un largo y bonito diálogo con el casero de esa casilla.

Este casero era un hombre ya mayor, pero sabía muy bien que en estos Llanos de Vandas se enfrentaron en una terrible batalla los soldados romanos de Julio Cesar y los soldados pompeyanos, que pasó a la Historia con el nombre de la Batalla de Munda. Antes de despedirnos de este casero, que tanto nos enseñó de la Historia de estos famosos Llanos de Bandas, nos regaló dos pequeños ladrillos romanos, como recuerdo de la agradable visita.

En el Poblado Romano de la Vereda del Juncal

Durante varios años, Pepe y un servidor visitamos varios asentamientos romanos. El primer asentamiento del término de Montilla fue el Poblado Romano de la Vereda del Juncal. ¡Qué grande sería este pequeño pueblo romano y qué lugar más bonito cogieron los romanos para construir su pueblo! Este pueblo lo construyeron los romanos entre la Vereda del Juncal y el Camino de Buitrón. Por en medio de la Vereda y el Camino de Buitrón pasa el antiguo Camino de Montemayor, para los montillanos de ayer y de hoy Camino de la Fuente de la Arquita.

En la década de los años 80 del siglo XX, al ensanchar unos obreros de Montilla el antiguo camino del vecino pueblo de Montemayor, entre la Huerta de la Iglesia y la Huerta de la Minas descubrieron estos obreros dos gigantescos hornos romanos, donde los romanos cocían los materiales de construcción y más cosas. Estos romanos tenían, cerca de estos hornos, el barrero de Huelma. Este pequeño pueblo romano está hoy día lleno de pequeños restos romanos, porque los grandes restos hace ya bastantes décadas que los amigos de lo ajeno se los han llevado y solo lo sabe Dios en qué lugar estarán hoy en día.

Por encima de la Huerta de la Iglesia está el Pago de las Siete Sendas. El dueño de un olivar descubrió, hace ya varias décadas, una villa romana. Por lo que yo sé, sería bastante grande y se dijo para él: “Cómo los arqueólogos se enteren de este descubrimiento, me van a hacer mucho daño en mi finca de olivos”. Y volvió a enterrar esta villa romana, otra vez, hasta el día de hoy.

Montilla es Munda y los libros

En el año 1975 publicaron los historiadores Antonio Tovar y José María Blázquez el libro Historia de la Hispania romana. En el ño 2001 publicaron José Antonio Ponferrada y su padre, José Ponferrada Gómez, el libro El nombre de Montilla y su relación con Munda. En el año 2007 publicó Gonzalo Bravo el libro Hispania: la epopeya de los romanos en la Península. Estos cinco historiadores opinaron en sus libros lo mismo: que la famosa batalla de Munda fue en los Llanos de Banda y que Montilla fue la Munda romana.

Don Prosper Mérimée, Munda y el Tempranillo

En el año 1830, año arriba año abajo, visita España don Prosper Mérimée. Este señor francés fue senador y escritor. Y fue enviado a España por el rey de Francia para que investigara el lugar donde se celebró la famosa Batalla de Munda, entre Julio César y los hijos de Pompeyo el Grande. Una vez en España Prosper Mérimée visitó Espejo, y en su fuerte y bonito castillo visitó al gran Duque de Osuna, y en la famosa Biblioteca del Duque de Osuna cogió algunos datos sobre esta Batalla de Munda.

Con estos datos visitó don Prosper Mérimée los famosos Llanos de Vanda y en estos está el Cortijo de Vanda. Don Prosper tuvo un largo diálogo con el casero de este cortijo. Después visitó los Llanos del Carchena, acompañado de su guía, con un sol de justicia. Cuando iban caminando los dos por estos famosos Llanos del Carchena, hartos de tanto calor del mes de agosto, sintió don Prosper relinchar un caballo que había debajo de un enorme chaparro.

Cuando se acercaron al chaparro don Prosper y su guía, ven a un señor que estaba durmiendo la siesta pero, al verlos, este señor pegó un salto muy grande. Y le dijo don Prosper: “Señor, somos hombres de paz”. Les dio un cigarro y se hicieron amigos. Este señor era el famoso bandolero José María el Tempranillo. Y le dijo don Prosper: “Pues me alegro de conocerlo y nos vamos a comer unas buenas lonchas de jamón serrano, con una bota de vino que es bastante mejor que el de Jerez, que me han puesto en las alforjas mis amigos de Montilla”. Estos amigos fueron Sabina y Candelaria de Alvear.

En la Venta del Cuervo

Una vez que se hartaron de comer, y de beber este buen vino de Alvear, los tres amigos se fueron caminando a pie hasta la famosa Venta del Cuervo, para pasar la noche.

Hoy esta Venta del Cuervo está en ruinas. Dos siglos después de haber pernoctado don Prosper Mérimée y José María el Tempranillo en esta antigua Venta (que tan grande y bonita construyeron nuestros antepasados en el lugar más bonito de esta Sierra montillana), la visitamos con José Ponferrada Gómez, para coger datos para el libro que estaba escribiendo sobre el bandolerismo en Montilla. En esta visita que le hicimos a la Venta del Cuervo, fuimos acompañados por el hijo menor de José Ponferrada Gómez, Curro Ponferrada, y por el hermano de José Ponferrada, Tomás Ponferrada.

En el Pueblo Romano del Molinillo

Un día de primavera visitamos el Pueblo Romano del Molinillo, que tan grande lo construyeron los romanos, José Ponferrada Gómez, el fotógrafo Manuel Ruiz Luque y servidor Antonio López Martínez; y pudimos ver los tres la grandeza de este pueblo romano del Molinillo, hoy destruido por una carretera que han hecho nueva, que atraviesa todo este pueblo romano del Molinillo. Al hacer las palas mecánicas excavaciones, aparecieron numerosos restos romanos; hoy buena parte de estos restos romanos están en el Museo Histórico de Montilla y otros están en los Paseos de Cervantes y de Las Mercedes.

En esta larga visita que hicimos estos tres buenos amigos a este pueblo romano, muchos años antes de construir la carretera, pudimos ver en la viña de los hermanos Navarro, que linda con la Vereda de la Fuente del Cubo y el Camino de La Lámpara, una larga bardilla de más de dos metros de ancha (sin mezcla), de piedras y restos romanos de ladrillos escritos y muchas cosas. Y en una viña que hay de frente de esta viña de los hermanos Navarro, también junto al Camino de La Lámpara, pudimos ver los tres amigos un pedazo de columna de más de un metro. Esta columna es muy parecida a la que hay en la esquina de Palacio, junto a la calle Costal, hoy Gran Capitán. Hace ya varias décadas, los dueños de las fincas de este Cerro del Molinillo tenían pedazos de otra columna para separar una finca de otra.

Todas estas columnas hoy en día han desaparecido, como desapareció esta ancha y larga bardilla de piedras y ladrillos romanos de la que fue viña de los hermanos Navarro, al construir la carretera, según me dijo un día Juanico, hortelano de la Huerta de la Casería. Hace ya unas cinco décadas que en la Vereda de la Fuente del Cubo, junto a esta Huerta de la Casería, había un arco romano. Los cimientos que atraviesan esta Vereda de la Fuente del Cubo, junto a las tierras de la Casería de Castilla, dan fe de este arco romano.

ANTONIO LÓPEZ MARTÍNEZ (2016)
FOTOGRAFÍA: RAFAGUILAR (2002)


NOTA: Los comentarios publicados en el Buzón del Lector no representan la opinión de Montilla Digital. En ese sentido, este periódico no hace necesariamente suyas las denuncias, quejas o sugerencias recogidas en este espacio y que han sido enviadas por sus lectores.


12 de noviembre de 2022

  • 12.11.22
Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector del primero de los dos artículos del escritor y académico José Antonio Ponferrada sobre Antonio López Martínez, que falleció el pasado 1 de noviembre a los 91 años de edad. El segundo texto puede leerse en este enlace. Si desea participar en esta sección, puede enviar un correo electrónico a la Redacción del periódico exponiendo su queja, comentario, sugerencia o relato. Si quiere, puede acompañar su mensaje de alguna fotografía.


Con Antonio López Martínez, que nos dejó este pasado 1 de noviembre de 2022, día de Todos los Santos (Montilla Digital publicó su esquela), algunos perdemos un amigo y, todos los montillanos, un sabio de la tierra nuestra. En sus 91 años cumplidos, aquel niño que nació con la República vivió los años más difíciles de nuestra patria: los de la guerra y la necesidad, la escasez y el despotismo. Y a todo se sobrepuso con una curiosidad infinita, con buen humor y profundo amor a las cosas de Montilla, que por extensión son las de España.

Desempeñó muchos oficios, a menudo relacionados con el campo; con el antiguo Sindicato Agrario fue Guarda Rural. Así que anduvo estos terruños de arriba a abajo, atento a lo que se ve y también a lo que se oye; más en aquellos años de campo habitado, con guardas, jornaleros de “quinsá” y caseros que, a lo mejor, heredaban el puesto de generación en generación y solo venían al pueblo de higos a brevas. De ellos aprendió Antonio cuanto supieron contarle de las antigüedades montillanas que, por larga tradición oral, o por sus propios ojos vistas, guardaban en la memoria.

Y cultura viene de campo; de cultivo que labre lo salvaje, lo cuide que dé sus frutos. A la tradición oral y la experiencia de campo, Antonio López Martínez añadió una escogida biblioteca, con esfuerzo mantenida, en la que no podían faltar los libros de Historia de Montilla.

Fue gran amigo (y colaborador) de mi padre, José Ponferrada Gómez. De ahí heredé la amistad. Daba gusto oírlos relatar juntos las cosas de su patria chica, que conocían como pocos. Afortunadamente, algo de lo que sabían ha quedado impreso en los libros de mi padre. En los suyos o en los nuestros, siempre hemos procurado dejar señales de nuestro aprecio y noticias del buen Antonio L. M. Últimamente, en mis Índices de libros de José Ponferrada Gómez y Apuntes biográficos (2021); en su “Bibliografía sobre J. P.G.” (pág. 75), donde figura la referencia:

“LÓPEZ MARTÍNEZ, ANTONIO, “Homenaje al escritor montillano José Ponferrada Gómez”, Inédito, c. 2016”.

Por poco no me vive Antonio para ver esta misma publicación, que me autorizó para hacer por estos días en recuerdo de mi padre (que ya hace cuatro años), y también para que lo que figura en Índices… pasara a ser editado. Porque Antonio López Martínez es autor de una muy estimable producción, escrita de su propia mano, en su mayor porción inédita, de la que no quiso hacer parte sino a los muy escogidos, entre los que los Ponferrada, padre e hijo, hemos podido contarnos. Copias de la docena de capítulos que nos fue entregando, a lo largo de años, conservo como este que, con leves modificaciones como la división en capítulos, y pensando en los monjes copistas, he pasado del manuscrito al más cómodo ordenador.

Ahora, como en la fotografía de Rafael Aguilar para El sol de Montilla (2002) que debe acompañar estos artículos, quiero reunir a estos dos buenos amigos, que sigan hablando para la eternidad. El sol de Montilla es el santo Solano. Y junto al estanque del antiguo Convento de San Lorenzo, donde nuestro Santico pudo pescar tan bien como el marqués de Priego, los dejamos en su amistad.

Sírvales de homenaje; y a mí de sentido pésame a sus familiares y amigos.

Y hablando de sol y de campos, ahí va esta coplilla tradicional montillana, que anoté de la voz viva de Antonio, seguramente en mi última visita a su casa de Gabriel Celaya Alta, número 10, a finales de este verano:

Si este maldito sol
se metiera a jornalero,
no madrugaría tanto
y andaría más ligero.

Continuará...

JOSÉ ANTONIO PONFERRADA
FOTOGRAFÍA: RAFAGUILAR (2002)


NOTA: Los comentarios publicados en el Buzón del Lector no representan la opinión de Montilla Digital. En ese sentido, este periódico no hace necesariamente suyas las denuncias, quejas o sugerencias recogidas en este espacio y que han sido enviadas por sus lectores.


23 de octubre de 2022

  • 23.10.22
Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector de una carta abierta del maestro Francisco Llopis Rubio dirigida a todos los docentes y, especialmente, a los que ya se han jubilado o a los que están a punto de hacerlo. Si desea participar en esta sección, puede enviar un correo electrónico a la Redacción del periódico exponiendo su queja, comentario, sugerencia o relato. Si quiere, puede acompañar su mensaje de alguna fotografía.


La jubilación se define como el “retiro de un empleo público o privado, una vez cumplidos ciertos requisitos de edad, tiempo de labor y aportes con derecho a recibir una remuneración periódica”. Y cuando llega ese momento es cuando haces balance de un periodo de tu vida, de la experiencia vivida y de todo cuanto has dado y recibido.

Un camino durante el que podría decirse que has escrito un libro, tu libro, ordenado en capítulos, todos ellos llenos de vida. Esa vida que ha conformado la tuya y en la que se han escrito renglones diversos, con sus propias vidas, que siempre te han hecho crecer.

Cuando ese balance implica toda una vida es cuando te das cuenta de la importancia que ha supuesto ser maestro y cómo tu vida ha girado en torno a una decisión y determinación, libremente elegidas, que han supuesto una entrega total a esta tarea, bonita y dura al mismo tiempo, que te hace crecer en todos los aspectos de la vida. Por cierto, suelo utilizar el término "maestro" para referirme a cualquier sexo o tendencia.

Cuando se acerca el momento de la jubilación haces balance de lo aprendido y de algunas de las esencias que se deben tener en cuenta para desarrollar este proceso de enseñanza-aprendizaje con garantías de éxito.

Eso sí, debemos tener en cuenta siempre que tu experiencia es solo tuya y que tu visión va siempre en función de la experiencia vivida y que puede ser muy distinta en cada uno y en función de la misma. En efecto, cada uno tiene su verdad, consecuencia de la experiencia vivida y compartida, respetable donde las haya, que potencia la tolerancia, que es la base de la convivencia.

Y para que este proceso sea garantía de éxito es necesario, siempre desde mi experiencia, combinar el creer con el querer, con el saber y con el poder. Creer en lo que haces es la base del caminar en la difícil tarea de educar y, unido al querer de forma voluntaria, hacen emprender un camino en el que tienes que saber tu oficio y lo que ello conlleva, teniendo como plataforma para desarrollar tu tarea el poder hacerlo, creando el espacio adecuado para desarrollarlo. Cuatro elementos que deben ir unidos si queremos garantizar con éxito el proceso que iniciamos en cada persona.

Para que este proceso sea garantía de éxito es necesario compaginar el ser eficaz y, al mismo tiempo, justo. Desgraciadamente, podemos ser eficaces sin ser justos y es algo que predomina en un amplio sector de la población.

Para que este proceso sea garantía de éxito es necesario hacer sentir que los quieres. Es insuficiente decir "te quiero" si no va acompañado de que sientan que los quieres. Ya lo decía una canción: "Un 'te quiero' acompañado de un gesto es mejor que imaginarlo".

Para que este proceso sea garantía de éxito es necesario emocionar enseñando, a sabiendas de que se aprende lo que emociona. La Pedagogía, la Psicología y la Didáctica al enseñar son fundamentales y, por ello, no todo el mundo sabe ser un buen maestro, a pesar de que también está muy extendido el querer ser maestros sin serlo.

Para que este proceso sea garantía de éxito es necesario combinar cuatro aspectos necesarios para potenciar el equilibrio personal y que se sustenta en educar el nivel cognitivo, el nivel emocional, la educación en valores y el fomento de habilidades sociales que permitan un desarrollo en el mundo que les ha tocado vivir, adquiriendo hábitos saludables, en todos los sentidos.

Se puede ser un fenómeno a nivel cognitivo y ser un caos a nivel emocional; o ser un fenómeno en conocimientos y no tener valores que aseguran conseguir un fin sin importar los procedimientos. Se puede ser un pedazo de pan pero no saber decir "no". Por tanto, hay todo un mundo de combinaciones que no favorecen el equilibrio personal.

Para que este proceso sea garantía de éxito es necesario ser competente, disponer de los conocimientos necesarios para ejercer tu tarea, los medios y las estrategias que la propia experiencia te va enseñando, para dar así una respuesta equilibrada a cada momento y a cada situación.

Para que este proceso sea garantía de éxito es necesario tener siempre presente que la paciencia es el gran “arma” que se puede utilizar, junto a la prudencia, ese gran valor que hace que tus decisiones sean lo más acertadas posibles, teniendo en cuanta las distintas sensibilidades e intentando ser empáticos para entender lo que el otro puede sentir.

Para que este proceso sea garantía de éxito es necesario planificar el trabajo que se debe llevar a cabo, desde la constancia, la dedicación y el saber hacer, preparando la tierra con un buen abono, capaz de hacer germinar esas semillas que constantemente intentas esparcir. Y unas caen en tierra buena; otras, a la vera del camino; otras, en terreno pedregoso...

En ese proceso de siembra, a veces recoges; en otras ocasiones, las semillas están ahí y, lo mismo, en algún momento, brotan; otras veces se las comen otros “pajarillos” o se pierden por los distintos vendavales que aparecen...

Pero en ocasiones germinan, crecen de forma adecuada, se van haciendo fuertes y suelen dar fruto allí donde se encuentran. Y esa es justamente nuestra tarea: sembrar, preparar la tierra y dejar crecer. Ya solo hay que dejar que el propio caminar les indique el camino que deben seguir, teniendo como base la familia, a sabiendas que es la primera Escuela, para toda la vida.

He aprendido, sin duda, que esta tarea es vocacional si queremos disfrutar de ella y, al mismo tiempo, percibiendo unos honorarios por disfrutar –combinación perfecta donde las haya–. Al comenzar esta pequeña reflexión he hecho alusión a lo que la Real Academia Española (RAE) define como "jubilación", utilizando las palabras “retiro de un empleo”.

Posiblemente se queda corto el término "empleo" si colegimos que de este “empleo” no se retira nadie que no quiere, entre otras cosas, porque en la vida que resta aún hay muchas cosas en las que puedes seguir siendo un “maestro”.

Las nuevas tecnologías posiblemente nos hacen ser más competentes en muchas cosas, pero lo que no puede faltar es la Educación desde el contacto, desde la mirada, desde la complicidad, desde la cercanía… Entre otras cosas porque desde ahí es desde donde se puede emocionar, base para poder enseñar y aprender. Educar con el corazón es algo que las nuevas tecnologías no van a ofrecer y siempre será necesario para que este proceso sea garantía de éxito.

Queda claro que "por el mar no corren las liebres ni por el monte las sardinas", que es lo mismo que decir que no todos saben ser maestros, aunque muchas personas quieran jugar a serlo u opinar sin saber. Y es que ser maestro no es un juego: es un arte y, para ello, es necesario creer, querer, saber y poder.

FRANCISCO LLOPIS RUBIO


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19 de octubre de 2022

  • 19.10.22
Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector de una carta abierta de Francisco Alcaide, colaborador de este periódico, para animar a todas las personas que luchan contra el cáncer. Si desea participar en esta sección, puede enviar un correo electrónico a la Redacción del periódico exponiendo su queja, comentario, sugerencia o relato. Si quiere, puede acompañar su mensaje de alguna fotografía.


El tramo más corto que existe entre la ceguera y la virtud de vislumbrar lo que está premeditado que ocurra es la intencionalidad de atrapar o dejar escapar una idea y moldear su cuerpo. La crueldad de lo cotidiano estriñe las sonrisas en pobres muecas carcomidas de arrugas envejecidas por tristes miradas pero también sana nuestro ego y cura las heridas del tiempo, ese que inmarcesible dueño de los sueños recibe latencias y calma los miedos.

Amanecemos sentados y dormimos despiertos esperando que el encuentro con nuestra cobardía sea solo un asunto de viejos, una mera partida de mus acostumbrada a quedar a medias, un aire del norte que pone abrigo a lo evidente. 

Echamos la siesta del aburrimiento sin antes haber ingerido los alimentos del olvido, importante menú proteico-mental apto solo para dietas recurrentes. Y por eso recurrimos, solas o acompañadas, a los buenos momentos descartando los malos, los profundos, los pestilentes. Pero llegan... y a veces enseñan los dientes.

Lacerar el mar tiene el inconveniente de omitir sus tempestades y sufrir las envestidas de un naufragio. A la deriva entre vientos abrigados de injusticias surfeamos las inclemencias y sus avatares, empapamos de desorden nuestro cuerpo y sucumbimos, ante tanto desconcierto, varados en la playa que el destino nos encomienda. 

Tendidas, armadas de valor pero indefensas de miedo, reímos la nostalgia del ayer llorando la tenacidad del hoy. Descuidadas pero en alerta, nos damos cuenta que el sol sale todos los días, rompiendo sin consuelo el surco que dejan las lágrimas que derraman desorden cerca de nuestro corazón.

Anochece. Siempre nos ponemos el pijama con la misma pregunta acomodada entre las sábanas: ¿Por qué? ¿Por qué a mi?

El teatro de los sueños está lleno de inconformismo pero nadie responde en la platea. Unos, los más atrevidos, aplauden mi valentía. Otros, los que conforman el acomodo, miran para abajo como intentando buscar las soluciones donde los zapatos esconden sus miserias y los últimos, entre dientes, suspiran aliviados que las balas tomaran la dirección hacia otra guerra.

Esperando estoy que llegue el sueño ataviado con el traje de gala. La fiesta está cerca de las nubes y quiero volar para olvidar. Solo me apetece deshojar los pétalos de mi quebranto y volar.... como antes hacía cerca del mar, sentada a la orilla con la arena abrazando piel y agua, sal y horizonte, un cuadro que pinta retazos de vida y que ahora, en esta noche nublada de ideas, confundo abrazada al miedo. 

Es otoño en mi jardín y las flores, mustias y desnudas, perdieron su brillo esperando una nueva primavera. Siempre se vuelve a nacer en el jardín de mis sueños pero... cuando despierte... ¿Oleré de nuevo la fragancia de mis rosas?

Sí, claro que sí, decía mi conciencia aunque el espejo, ese maltrecho y traidor juez que adorna la puerta de mi armario, mostraba mis debilidades cuando me dejaba sorprender desnuda ante su mirada. Y era yo quien me retrataba ante su juicio, eran mis manos arrugadas las que pedían respuestas, mis ojos llorosos los perdidos en el laberinto, mi corazón cansado buscando el aire que me aliente. 

Una valiente luchadora subida al ring del abatimiento y perdida en los rincones que dictan sentencia. ¿Serán dos, tres o siete los asaltos que conformen mi vida?

Nunca es tarde para pensar en demasía pero si el reloj retrasa las horas, si cabe, podría dejar atados los cabos que sueltos quedaron una noche loca de verano. Decir te quiero mil veces a mi compañero, besar su sonrisa forzada y apagar su cara de tristeza, acompañar las ilusiones de mis hijos y guiar sus inquietudes, limar asperezas con el mundo dando portazos al odio, beberme el vino viejo a grandes sorbos de esperanza sin pensar que la resaca me dejará huella. No sé, tantas cosas por hacer que incapaz soy de valorar el orden en el tiempo.

Y aquí sigo. Sondeando esta maldita máquina que destruye mi tiempo y acelera mi vejez. Miro a los ojos de mis compañeros y no veo nada. Y seguro que el de la esquina será un ilustrísimo juez, o aquel de enfrente, abogado de prestigio experto en moldear leyes. Este, el del pelo blanco y piel morena ha sido dotado de trabajos de alto rendimiento, colocando ladrillos de sol a sol franqueando las alturas que deja una obra de ocho plantas. Nada, no somos nada frente a esto, solo marionetas enjauladas en nuestro propio destino... El tiempo.

Y cuando llegas a casa, de nuevo, encerrada en tu desorden, siguen las dudas que nadie te quiere aclarar. Las visitas vienen, te saludan, se interesan y se van. Los dolores llegan, te invaden , te destruyen y mañana , de nuevo volverán. Y vuelven a rimar las palabras que hablan de dolor, un poema creado en el tormento de comprobar cómo día a día tus huesos abandonan su fortaleza, tu respiración exhala cansancio y tu cabeza, antes poblada de un negro azabache, ahora tirita desnuda como la fragilidad que muestra un recién nacido.

Tic, tac, tic, tac.

Camina despacio el tiempo, como mis reflexiones, que siguen auspiciadas por la penumbra de estas cuatro paredes.

FRANCISCO ALCAIDE

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  • 19.10.22
Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector de una carta abierta de José Luis Gálvez, colaborador de la sección de Deportes de este periódico, sobre el decisivo partido que disputará esta noche el Montilla Club de Fútbol ante el C.D. Rincón de la Victoria en el marco de la Copa del Rey. Si desea participar en esta sección, puede enviar un correo electrónico a la Redacción del periódico exponiendo su queja, comentario, sugerencia o relato. Si quiere, puede acompañar su mensaje de alguna fotografía.


Hay idilios que mezclan sonrisas y lágrimas, uniones que aportan carruseles de emociones y agitan el corazón con tanta rapidez que no permite saborear el éxito o reflexionar en el fracaso. Capítulos inacabados, sueños por cumplir que se quedaron el tintero esperando ser culminados por sus protagonistas. Hay paz en los ojos de quien ve en su trayectoria motivos para creer, pero también, no cabe duda, hay incertidumbre, por ver como llega el momento de dar el salto definitivo al vacío y esperar que la moneda salga cara y no cruz.

El verano comenzó con esa sensación agridulce, querido Montilla C.F., de pelear hasta el final y morir en la orilla. Un punto nos separó de volver a casa años después. La Tercera División tendrá que esperar, sin embargo, un nuevo horizonte se abrió para llenar de luz el camino de los tuyos. Andalucía tuvo el privilegio de ver como un batallón herido en su orgullo quiso reivindicarse y buscar metas con las que ilusionarse.

Con trabajo, sin hacer más ruido que el necesario y haciéndote fuerte semana tras semana, fraguaste en Mijas un nuevo título para tus vitrinas, faltas de plata desde hace demasiado tiempo. La espera mereció la pena, la historia te volvió a sonreír.

Los más viejos del lugar ya dialogan por las calles de la localidad rejuveneciendo viejos laureles. Hay quien habla de Alvear y su capacidad para empequeñecer a los rivales, del ascenso a Tercera en un Estadio Municipal que supo recoger la esencia de su predecesor para hacerte volar o los inolvidables años 90. Por desgracia, el fútbol moderno y la insaciable parrilla televisiva alejaron al espectador de ti. Solo los más fieles continuaron a tu lado. No es justo, tenlo claro, no obstante, has tenido paciencia suficiente para mirar de frente a tu gente y, de nuevo, entusiasmarla.

La simbiosis perfecta vestida de oro y verde entre la grada y equipo está asegurada. Más de 2000 almas caminaran en el ocaso del miércoles rumbo a tu guarida. Nadie quiere despertar de este sueño copero, sabedores de que esta historia no merece ser cerrada aún. Haz vibrar a las nuevas generaciones que ven en ti un sentimiento al que pertenecer, siendo sin lugar a duda, el futuro de la entidad.

Que nunca pase de moda el corazón ante momentos así, las emociones siempre ganen la batalla a la frialdad de la razón y este grupo humano que defiende tu escudo viva su gran noche. Pase lo que pase, ahora y siempre, Montilla Club de Fútbol.

JOSÉ LUIS GÁLVEZ POLO

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22 de septiembre de 2022

  • 22.9.22
Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector de la queja de una vecina sobre la falta de mantenimiento y el mal estado que presentan algunos de los juegos infantiles del Parque Vicente Núñez, situado en la confluencia de la Avenida Antonio y Miguel Navarro, la Cuesta de la Pena y la Avenida de Málaga. Si desea participar en esta sección, puede enviar un correo electrónico a la Redacción del periódico exponiendo su queja, comentario, sugerencia o relato. Si quiere, puede acompañar su mensaje de alguna fotografía.


Me gustaría denunciar las pésimas condiciones en las que se encuentra el parque infantil Poeta Vicente Núñez, situado en la Avenida Antonio y Miguel Navarro. A día de hoy es el único espacio infantil de toda Montilla que no ha sido reformado en los últimos años, por lo que aún cuenta con un suelo de terrizo frente al pavimento elástico que existe en el resto de instalaciones de este tipo.

A la falta de renovación y mantenimiento se le suma la escasa limpieza que se está realizando por parte de los servicios de limpieza y mantenimiento del Ayuntamiento de Montilla, dejando una imagen pésima de la ciudad junto a uno de sus principales accesos.

El estado del tobogán, por indicar alguno de los problemas que presenta, es de difícil acceso y peligroso para los más pequeños. Por ello, desde aquí me gustaría hacer un llamamiento al Consistorio para que, al igual que en otras áreas infantiles, se renueve este espacio dirigido al ocio y al esparcimiento de nuestras niñas y niños.

AURORA CÓRDOBA NAVARRO
FOTOGRAFÍAS: AURORA CÓRDOBA NAVARRO


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15 de septiembre de 2022

  • 15.9.22
Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector de la despedida que Rafael Aceituno García brinda a su hermano, Francisco Solano, fallecido a los 62 años de edad en Santa Cruz de Tenerife. Si desea participar en esta sección, puede enviar un correo electrónico a la Redacción del periódico exponiendo su queja, comentario, sugerencia o relato. Si quiere, puede acompañar su mensaje de alguna fotografía.


En los momentos en los que una desgracia nos sobrepasa, somos conscientes de que tardaremos mucho tiempo en encontrar una explicación que nos consuele. Y cuando no sabemos qué decir, se me ocurre, mientras tanto, darle a Paco las gracias por la ayuda que siempre nos ha brindado ante cualquier problema que hayamos tenido.

También quiero darle las gracias por las palabras amables y afectivas que siempre nos ha dedicado. Por la simpatía que nos ha alegrado la vida. Gracias a tu esposa, Sandra, y a tus hijas, Deborah y Lorena, que con su firmeza, su decisión y su perseverancia hicieron posible tu recuperación. Pero... ¡cuántas personas de Tenerife y de Montilla se han quedado mudas con tu marcha!

Solo queda dar gracias a Dios por la oportunidad de haberte conocido. Seguro que el Cristo de la Yedra ya está acompañado de su Cireneo de Montilla, de esa persona única que tanto nos ha ayudado y nos ha alegrado la vida. Un fuerte abrazo desde tus islas Canarias y desde tu Montilla.

RAFAEL ACEITUNO GARCÍA 


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14 de septiembre de 2022

  • 14.9.22
Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector de una reflexión de Manuel Raya Urbano, expresidente del Club Atletismo Montilla, sobre el programa de gimnasia Tu salud en forma, promovido por el Ayuntamiento de Montilla y el Club Atletismo Montilla. Si desea participar en esta sección, puede enviar un correo electrónico a la Redacción del periódico exponiendo su queja, comentario, sugerencia o relato. Si quiere, puede acompañar su mensaje de alguna fotografía.


Los participantes en el programa de gimnasia Tu salud en forma, una iniciativa organizada por el Ayuntamiento de Montilla y el Club de Atletismo de Montilla para favorecer la práctica deportiva entre los mayores de 60 años de edad, fueron los protagonistas de unos de los momentos mas emotivos de la V Milla de El Santo, celebrada el pasado domingo en las pistas de atletismo de nuestra ciudad.

Con su participación en esta carrera quisieron visibilizar la importancia que tiene la práctica deportiva en este grupo de edad. Aunque su participación no fue competitiva, muchos de ellos completaron el recorrido de forma muy activa, terminando algunos de ellos con un sprint, lo que fue muy ovacionado por los espectadores de la prueba.

Con su ejemplo, los participantes demostraron que practicar deporte es fundamental tengamos la edad que tengamos, desde niños hasta adultos. Pero, a partir de los 60 años, el ejercicio físico cobra, si cabe, aún más importancia. La actividad física puede mejorar sin lugar a dudas la calidad de vida y disminuir los efectos del envejecimiento.

Así, el deporte ayuda a mantener el equilibrio, evita la rigidez y la falta de agilidad, previene la pérdida de masa muscular, el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y de carácter neurodegenerativo tales como el alzhéimer, además de favorecer una buena higiene del sueño y mejorar el estado de salud psicológico en su totalidad.

En esta edición del programa Tu salud en forma, el Ayuntamiento de Montilla y el Club Atletismo Montilla, en respuesta a la demanda planteada por parte de los usuarios, ha ampliado la duración de esta iniciativa otros tres meses, manteniéndose activa de abril a noviembre. Gracias a ello, son más de 150 las personas que se están beneficiando de esta actividad que cumple este año su quinta edición.

MANUEL RAYA URBANO
FOTOGRAFÍAS: ARCHIVO


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13 de septiembre de 2022

  • 13.9.22
Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector de la queja de una vecina sobre los actos vandálicos que se vienen registrando en la Plaza de la Aurora, en pleno corazón del barrio de El Gran Capitán. Si desea participar en esta sección, puede enviar un correo electrónico a la Redacción del periódico exponiendo su queja, comentario, sugerencia o relato. Si quiere, puede acompañar su mensaje de alguna fotografía.


Desde hace algún tiempo los vecinos de la Plaza de la Aurora, más conocida como la plazoleta, sufrimos impotentes las consecuencias de las conductas incívicas y vandálicas que muestran algunos de los adolescentes que, a diario, se concentran en este espacio.

Junto al ruido que generan hasta altas horas de la madrugada, impidiendo el descanso de los vecinos tanto en días laborales como durante los fines de semana, desde hace unos días nos hemos visto afectados por un nuevo entretenimiento: coger naranjas de los árboles y tirarlas contra los cristales y las ventanas de las terrazas.

No podemos tolerar más estos actos de vandalismo –que, lógicamente, ya han sido denunciados ante la Policía Local– pues, junto a los daños materiales, ponen en peligro a los propios vecinos. De hecho, en uno de estos actos vandálicos se llegó a romper el cristal de una ventana junto a la que se encontraba un niño pequeño.

Confío en que esta queja sirva para hacer reflexionar a estos jóvenes de los peligros que conllevan esas conductas vandálicas, y también un llamamiento para aquellos padres que, conocedores de que sus hijos suelan acudir a la Plaza de La Aurora, tomen cartas en el asunto y eviten que se produzcan nuevas situaciones de este tipo.

ALMUDENA ALCAIDE
FOTOGRAFÍA: A. ALCAIDE


NOTA: Los comentarios publicados en el Buzón del Lector no representan la opinión de Montilla Digital. En ese sentido, este periódico no hace necesariamente suyas las denuncias, quejas o sugerencias recogidas en este espacio y que han sido enviadas por sus lectores.

9 de septiembre de 2022

  • 9.9.22
Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector de la carta abierta de un profesional de la enseñanza sobre el inicio del curso escolar. Si desea participar en esta sección, puede enviar un correo electrónico a la Redacción del periódico exponiendo su queja, comentario, sugerencia o relato. Si quiere, puede acompañar su mensaje de alguna fotografía.


Ahora que da comienzo el curso escolar, es la fecha oportuna para tomar conciencia de la labor tan importante que supone el aportar lo mejor que somos y tenemos en favor de un alumnado que espera de nosotros emocionarse con lo que les podamos aportar, dejarse llevar, ser protagonistas de su propia historia o ser espectadores de cuanto le podamos ofrecer.

Cuando hablo de "nosotros" no considero que esta labor sea una tarea solo del profesorado, sino una tarea en la que se ven implicados muchos agentes a distintos niveles y en la que todos juntos podemos incidir para que nuestro alumnado asimile más y mejor cuanto le podamos ofrecer.

Profesorado, familias, asociaciones de madres y padres de alumnos, agentes sociales, Ayuntamiento, instituciones… Todos somos elementos esenciales en este proceso de formación y todos debemos y tenemos que aportar cuanto esté de nuestra parte para hacer de estos alumnos y alumnas personas íntegras que sepan, con el tiempo, poder dar respuesta equilibrada a las posibilidades que la vida les va a ofrecer.

En esta tarea, como en todas, existirán los agentes directos, los indirectos y aquellos que nunca aparecen, pero están y hacen una labor callada y silenciosa, a veces, injustamente reconocida.

Ahora que da comienzo el curso escolar, teniendo y reconociendo el esfuerzo de las familias, principalmente, que ya hacen para tener a punto materiales y necesidades básicas, en unos tiempos complicados en muchos sentidos, es bueno exponer la necesidad que todos tenemos para hacer de la escuela no solo ese lugar donde se agrupa el alumnado para que pueda existir la conciliación familiar, sino hacer de la misma ese lugar donde se interactúa con todos los agentes con el fin último de hacer madurar a nuestros hijos e hijas a nivel cognitivo, a nivel emocional, introduciendo y trabajando valores que los hagan más y mejores personas.

La escuela es ese lugar que permite dar a conocer esas estrategias para desarrollar sus habilidades sociales que, hoy por hoy, van a ser esenciales para poder insertarse en esta sociedad en la que nos ha tocado vivir y en donde la precisión, la constancia, la responsabilidad o el esfuerzo han pasado a un segundo plano en muchos de ellos, en favor de lo práctico y de lo efectivo, aunque esto implique no compaginar adecuadamente el ser eficaz y justo, al mismo tiempo.

La Educación Primaria constituye la etapa básica en el desarrollo de la personalidad, por lo que la función de la escuela es apoyar el proceso de desarrollo en todos los sentidos, incluyendo de forma específica la creación de hábitos saludables y la toma de decisiones que favorezcan la salud en general a través de los diversos programas que se ponen en funcionamiento, contando con la colaboración del profesorado, de la Consejería de Salud, de la Policía Local, de la Dirección General de Tráfico (DGT), así como de muchas familias.

Conocer las estrategias, los pasos, los caminos, para llegar a un fin es hablar de ser competentes, pero conocer los valores que nos hacen buscar un mayor equilibrio personal es igualmente necesario y compaginar ambas es la tarea que tenemos entre manos, ahora que da comienzo el curso escolar.

Ahora que da comienzo el curso escolar no es empezar de nuevo, es continuar con un proyecto ya iniciado, que cada año cubre unas expectativas y unas necesidades que completan el anterior. Si así fuera, lo mismo estamos cometiendo un error. Y al igual que una casa no se comienza cada año, cada año debe completar al anterior, hasta finalizar el proyecto de ejecución previsto.

Ahora que comienza el curso escolar es cuando tenemos que valorar cuánto de bueno hay en nosotros, que no es poco, y evitar magnificar todo aquello que no nos ayuda a caminar sumando, cuestión a la que dedicamos, desgraciadamente, bastante tiempo.

Ahora que comienza el curso escolar es cuando tenemos que valorar al profesorado, en ese esfuerzo permanente, que "quien la lleva, la entiende", como en todas y cada una de las profesiones que existen; darle el lugar que le corresponde con el fin de que nuestros hijos e hijas, junto a sus familias, vean en ellos un elemento positivo que les pueda servir en su caminar.

Es necesario que respeten al profesorado, que lo consideren y que lo traten como un colectivo de personas que tienen sentimientos, que ríen, se divierten, lloran... Los maestros y maestras no somos de piedra e intentamos emocionar con lo que hacemos. No obstante, en caso de no estar de acuerdo con la labor que realizamos, se deben utilizar siempre las vías establecidas para resolver los problemas del día a día.

Ahora que comienza el curso escolar es bueno valorar el esfuerzo que hacen las familias, principalmente, para colaborar en este proceso. Porque su presencia no solo es necesaria sino, además, imprescindible. La casa es la primera escuela, aunque la escuela sea nuestra segunda casa.

Ahora que comienza el curso escolar es bueno valorar igualmente a todos los responsables de programas, a los responsables de las infraestructuras y a las diversas instituciones, tan necesarias en el desarrollo de la tarea docente, a todos los niveles.

Ahora que comienza el curso escolar es necesario tener buena disposición para afrontar un camino no exento de dificultades, pero que, utilizando los procedimientos establecidos de forma correcta, se puede hacer de forma llevadera y positiva, al igual que durante el curso escolar y al finalizar el mismo.

Instruir, enseñar, educar… Seguir un proceso de enseñanza-aprendizaje en los tiempos que corren no es fácil y, por ello, es necesario colaborar, para que el tiempo que dediquemos en la escuela y fuera de ella contribuya a la formación del alumnado, emocionándolo, que es la única forma de aprender de forma eficaz y respetando sus diferencias, que es una forma de sumar.

Potenciemos lo que tenemos de positivo en vez de magnificar aquello en lo que debemos mejorar y que forma parte de nuestra tarea diaria.

FRANCISCO LLOPIS RUBIO
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR


NOTA: Los comentarios publicados en el Buzón del Lector no representan la opinión de Montilla Digital. En ese sentido, este periódico no hace necesariamente suyas las denuncias, quejas o sugerencias recogidas en este espacio y que han sido enviadas por sus lectores.


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