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Elena Bellido rescata la historia del desaparecido convento franciscano de San Lorenzo

La iglesia del Monasterio de Santa Clara acogió ayer tarde la presentación del libro El desaparecido convento franciscano de San Lorenzo de Montilla, una obra de la historiadora montillana Elena Bellido Vela que reconstruye, con una mirada minuciosa y casi reparadora, la historia profunda de un enclave desaparecido que sigue resonando en la memoria colectiva de la ciudad.


El acto, que contó con la intervención del académico e investigador Juan Aranda Doncel, así como del presidente de la Diputación de Córdoba, Salvador Fuentes, permitió desgranar los orígenes, las tensiones políticas y el devenir arquitectónico de un espacio íntimamente ligado a la figura de san Francisco Solano, patrón de Montilla.

La investigación, editada por la Diputación de Córdoba, culmina un recorrido largo y exigente que Elena Bellido ha sostenido durante años con constancia y una determinación poco común. Su tesis sobre el antiguo convento franciscano de San Lorenzo —calificada con Sobresaliente Cum Laude por unanimidad— fue el germen de esta nueva publicación, que llega en un momento particularmente significativo para la autora, recientemente designada académica correspondiente de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba. Esa trayectoria se completa con su formación como doctora en Historia, su paso por la Universidad de Sevilla, sus másteres especializados y una práctica investigadora permanente en archivos, museos y bibliotecas, como la de la Fundación Manuel Ruiz Luque, que dirige desde el año 2019.

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La presentación del libro corrió a cargo de Juan Aranda Doncel, una de las voces más autorizadas en la historia religiosa y social de Andalucía. Con más de cuarenta libros publicados, doscientos estudios especializados y una vida entera dedicada a la investigación, su intervención permitió contextualizar el peso del antiguo convento franciscano en el mapa espiritual, artístico y político de la Montilla del siglo XVI.

Tras unas palabras de bienvenida del sacerdote Joaquín Pérez Hernández, delegado diocesano para la Vida Consagrada, el profesor Aranda Doncel elogió el entusiasmo y la labor investigadora de Elena Bellido, que en esta obra se adentra en ese espacio casi desvanecido que fue el convento de San Lorenzo, fundado por los franciscanos a principios del siglo XVI en la Huerta del Adalid, un enclave extramuros camino de Espejo donde vivió san Francisco Solano entre 1569 y 1579.

A pesar del deterioro acumulado y de los graves expolios sufridos en 1999 y 2005, que mutilaron elementos esenciales del Arco de San Lorenzo, la huella del lugar conserva un poder simbólico que dialoga con el afecto histórico de la ciudad hacia el “Mejor de los montillanos”.

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En su estudio, Bellido reconstruye el proceso fundacional del antiguo convento, una iniciativa estrechamente ligada al ascenso social y político de la Casa de Aguilar y, en particular, al marquesado de Priego. Según detalló ayer la académica montillana, el convento no nació de un impulso aislado, sino de un largo entramado de decisiones y patronazgos que acompañaron a varias generaciones de los Fernández de Córdoba.

“La fundación de un convento de la orden de San Francisco en Montilla, en los albores del siglo XVI, es consecuencia de la connivencia de diversos factores y circunstancias de distinta índole”, explicó ayer Elena Bellido, que subrayó que uno de los aspectos más novedosos de su estudio es la identificación de una etapa prefundacional protagonizada por dos mujeres del linaje: Elvira de Herrera y su madre, Catalina Pacheco.

"Ambas sentaron las bases económicas y espirituales de la futura institución antes de la intervención decisiva del primer marqués", resaltó Bellido, quien añadió que “ello nos invita a justificar en este proceso una fase prefundacional que, protagonizada por las mujeres indicadas, había pasado desapercibida en los estudios relativos a los orígenes y la puesta en marcha del convento de San Lorenzo”. Y aunque Elvira mostró la primera intención de patrocinio, fue Catalina Pacheco quien configuró el proyecto como un patronato pleno para la familia, incluyendo la idea de convertirlo en panteón.


La construcción material del convento fue impulsada por Pedro Fernández de Córdoba, primer marqués de Priego, que escogió Montilla como capital de facto de su estado señorial. La obra constituyó un gesto político y demográfico para reforzar la presencia de la Casa de Aguilar.

Como destacó ayer Elena Bellido, “el convento de los franciscanos que la Casa de Aguilar patrocinó, a principios del quinientos, puede considerarse como la primera construcción de envergadura erigida en Montilla bajo los auspicios de don Pedro Fernández de Córdoba, primer marqués de Priego”.

Uno de los avances documentales más relevantes de la investigación procede del Archivo General de Simancas, que ha permitido precisar la cronología del inicio de las obras. La autora recuerda que su estudio parte de “un testimonio incuestionable, y es que el monasterio ya estaba empezado en 1508”. Sin embargo, las tensiones políticas del marqués con el rey Fernando el Católico —un conflicto que desembocó en el destierro del primero— frenaron el ritmo de las obras, que quedaron inconclusas a su muerte, acaecida en 1517.

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A partir de entonces, el proyecto tomó un rumbo inesperado. Catalina Fernández de Córdoba, segunda marquesa de Priego, decidió transformar aquel edificio inicialmente destinado a los frailes franciscanos en un convento femenino para acoger la profesión religiosa de su hermana, María de Luna.

Como explicó ayer Elena Bellido, “la marquesa determinó que el convento que en un principio estaba destinado a acoger una comunidad de frailes culminaría en un cenobio femenino”. Esta decisión obligó a trasladar a los frailes a otra localización —el convento de San Lorenzo— y motivó la adaptación arquitectónica del edificio, que pasó a convertirse en el convento de Santa Clara, fundado en 1525.

El estudio subraya también la singular riqueza arquitectónica del desaparecido conjunto, una obra donde convivían la sobriedad franciscana y la estética propia del temprano Renacimiento andaluz. Elena Bellido describió y reconstruyó con detalle la planta, los claustros, la capilla funeraria y la portada monumental, atribuida a Hernán Ruiz el Viejo.

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Sobre esta última, conicida popularmente como "Arco de San Lorenzo", la historiadora comentó que “lo gótico, lo renacentista y lo mudéjar hacen una particular alianza en esta portada como broche representativo del periodo artístico en la que fue ejecutada”. En efecto, el volumen destaca igualmente los artesonados de tradición mudéjar, testimonio de la maestría de los alarifes que participaron en la construcción.

De este modo, la nueva obra de Elena Bellido emerge como una forma de restitución histórica hacia un enclave que forma parte del imaginario montillano, un lugar que desapareció físicamente pero que continúa vivo en la memoria de la ciudad.

El presidente de la Diputación de Córdoba, Salvador Fuentes, reivindicó el valor del nuevo libro de Elena Bellido y reconoció públicamente el “trabajo”, el “esfuerzo” y la “excelencia” de la historiadora montillana durante una intervención marcada por la cercanía, en la que elogió igualmente la humildad y constancia de la autora.


A lo largo de su intervención, que sirvió para cerrar un acto que abarrotó la iglesia del Monasterio de Santa Clara, el presidente de la Diputación situó el libro en una clave de reparación histórica y de memoria colectiva. “Esto es un acto de justicia histórica, para reparar el silencio y reconocer la historia del Marquesado de Priego y de la obra franciscana”, apuntó Salvador Fuentes.

El máximo responsable de la institución provincial recordó, igualmente, el valor del convento de San Lorenzo. "Un lugar humilde, de estructura sencilla, pero lleno de historia, en el que vivió san Francisco Solano. Ni más, ni menos", resaltó, a la par que confesó su sorpresa por que “fueran dos mujeres, Elvira de Herrera y Catalina Pacheco, las que impulsaron su fundación".

Por otro lado, Salvador Fuentes mostró gran interés por el Arco de San Lorenzo, la bella portada abocinada con decoración plateresca que daba entrada al recinto, atribuida a Hernán Ruiz 'El Viejo', y que constituye una de las últimas muestras del plateresco español en la provincia. De hecho, el presidente de la Diputación planteó la necesidad de recuperar esta portada y, en su caso, reubicarla en un lugar más próximo al casco urbano —aunque un informe de la Junta de Andalucía desaconsejó el cambio de ubicación—.

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Antes de cerrar el acto, Fuentes reivindicó el papel histórico de la imprenta provincial y la labor editorial de la Diputación de Córdoba. “La imprenta es uno de los símbolos más importantes que tiene la Diputación Provincial y va a seguir siéndolo”, aseguró el presidente de la institución, para quien trabajos como el de Elena Bellido Vela permiten “que admiremos, reproduzcamos y conozcamos la historia”.

En definitiva, el libro presentado ayer tarde, que está a disposición del público en la Papelería Santana, ofrece ahora una reconstrucción rigurosa y sensible del convento franciscano de San Lorenzo, un espacio que ayudó a modelar la identidad espiritual y patrimonial de Montilla.

JUAN PABLO BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR

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