Pocos estilos tan atacados como el pop sinfónico, que copó gloriosamente la primera mitad de los 70. Tubular bells (1974) significó la culminación. Luego vino la decadencia: clichés, canas y pretensiones. Seamos justos: el sinfonismo fue la mayoría de edad de la música juvenil, una demostración de madurez y posibilidades muy aceptable, que nos hizo sentir toda su grandeza. Nuestro barroco. Cosa muy distinta de la vejez, y el chocheo subsiguiente, a cargo de viejas glorias (Oldfield repitiéndose hasta la saciedad) o nuevos montajes (Asia, Kansas).
Con la amplificación eléctrica de las guitarras se había demostrado que “un hombre solo podía hacer tanto ruido como toda una orquesta” (capítulo 1). Con el desarrollo técnico y de los teclados (sintetizador Moog, melotrón), los sinfónicos sonaban como una orquesta o (¡quién lo iba a pensar!) colaboraban con orquestas como la London Simphony, con temas propios o versiones de los clásicos. Los Moody Blues son los precursores (1966).
A ratos, hicieron sinfonismo casi todos: los Beatles (Sargeant Peppers) y los Rolling (Their Satanic Majesty), ambos en el 67; los Who, con sus "opera rock", Pink Floyd, Deep Purple, Uriah Heep… Como los Magma (franceses) inventores del “kobaiano”. Un recuerdo para los pioneros Nice (1967-1970) de Keith Emerson. En España son significativos los Ciclos de Teddy Bautista (adaptación de Vivaldi por el ex Canarios) o el Himno a la alegría de Miguel Ríos.
Era una música “contemplativa”, hecha para la audición (no para el baile), sin límites de duración (es raro que se hagan constar en las fundas los tiempos parciales), con carpetas que se abren, bien ilustradas (Roger Dean, Hignosis), restos de la estética hippie, y obras maestras imprescindibles como el Close to the edge (Yes), Thick as a brick (Jethro Tull) o las Campanas tubulares del joven Oldfield. Nuestra selección –personal y completita– refleja lo más característico usando, forzosamente, más tiempo de lo normal.
Luego, ya digo, la decadencia: y el “punk” nos libró de los grandes dinosaurios. Algunos grupos de aquella época se integraron en la “New Age” de los 80, como Tangerine Dream. También hay que tener en cuenta una conexión del sinfonismo: la música “tecno”, deudora del rock alemán de los 70 (Neu, Faust, Tangerine…). Y a finales de los 80, cuando todo está permitido, triunfan las poses sinfónicas de U2 o Simple Minds, no exentas de calidad.
Mas, ¡ojo!: tiene un pase la madurez; pero: contra el chocheo mucho rocanrol.
[*]: Completos. El resto, fragmentos.
Nota.- Como recordaréis, originalmente a cada capítulo correspondía una audición de 60 minutos. En este, por la larga duración de los temas, la selección es, excepcionalmente, de 90 minutos (y aún así, fue necesario fragmentar algunos).
Con la amplificación eléctrica de las guitarras se había demostrado que “un hombre solo podía hacer tanto ruido como toda una orquesta” (capítulo 1). Con el desarrollo técnico y de los teclados (sintetizador Moog, melotrón), los sinfónicos sonaban como una orquesta o (¡quién lo iba a pensar!) colaboraban con orquestas como la London Simphony, con temas propios o versiones de los clásicos. Los Moody Blues son los precursores (1966).
A ratos, hicieron sinfonismo casi todos: los Beatles (Sargeant Peppers) y los Rolling (Their Satanic Majesty), ambos en el 67; los Who, con sus "opera rock", Pink Floyd, Deep Purple, Uriah Heep… Como los Magma (franceses) inventores del “kobaiano”. Un recuerdo para los pioneros Nice (1967-1970) de Keith Emerson. En España son significativos los Ciclos de Teddy Bautista (adaptación de Vivaldi por el ex Canarios) o el Himno a la alegría de Miguel Ríos.
Era una música “contemplativa”, hecha para la audición (no para el baile), sin límites de duración (es raro que se hagan constar en las fundas los tiempos parciales), con carpetas que se abren, bien ilustradas (Roger Dean, Hignosis), restos de la estética hippie, y obras maestras imprescindibles como el Close to the edge (Yes), Thick as a brick (Jethro Tull) o las Campanas tubulares del joven Oldfield. Nuestra selección –personal y completita– refleja lo más característico usando, forzosamente, más tiempo de lo normal.
Luego, ya digo, la decadencia: y el “punk” nos libró de los grandes dinosaurios. Algunos grupos de aquella época se integraron en la “New Age” de los 80, como Tangerine Dream. También hay que tener en cuenta una conexión del sinfonismo: la música “tecno”, deudora del rock alemán de los 70 (Neu, Faust, Tangerine…). Y a finales de los 80, cuando todo está permitido, triunfan las poses sinfónicas de U2 o Simple Minds, no exentas de calidad.
Mas, ¡ojo!: tiene un pase la madurez; pero: contra el chocheo mucho rocanrol.
Audición
- Moody Blues: Nights in white satin (1966) [*].
- Emerson, Lake & Palmer: Nutrocker (Tchaikovky) (1971) [*].
- King Crimson: Epitaph (including “March for no reason” and “Tomorrow and tomorrow”) (1972) [*].
- Premiata Forneria Marconi: Il bancheto (1973).
- Genesis: The Battle of Epping Forest (1974) [*].
- Caravan: Golf girl (1972) [*].
- Procol Harum: A whiter shade of pale (1967).
- Tangerine Dream: Misterious semblance at the strand of nightmares (1973).
- Greenslade: Drum folk (1973).
- Electric Light Orchestra: Can’ t get it out of my head (1975) [*].
- Jethro Tull: Thick as a brick (1972).
- Focus: Hocus pocus (1971) [*].
- Yes: Seasons of man (Close to the edge) (1973).
- Mike Olfield: Tubular bells (1974).
[*]: Completos. El resto, fragmentos.
Nota.- Como recordaréis, originalmente a cada capítulo correspondía una audición de 60 minutos. En este, por la larga duración de los temas, la selección es, excepcionalmente, de 90 minutos (y aún así, fue necesario fragmentar algunos).
© JOSÉ ANTONIO PONFERRADA
ILUSTRACIÓN: © JOSÉ ANTONIO PONFERRADA
ILUSTRACIÓN: © JOSÉ ANTONIO PONFERRADA















































