El 21 de agosto de 1834, Luisa Ward de Alvear y sus hijos emprenden la última parte de su increíble viaje. Tras recibir un nuevo pasaporte con el fin de “ir a los baños de Bagnères en Francia”, firmado por el presidente del Gobierno, Francisco Martínez de la Rosa, parten de San Sebastián hacia San Juan de Luz. Sin embargo, el objetivo, si cruzaban la frontera con éxito, era continuar hacia París…
El paso de la frontera nos lo describe F. de P. Mellado en su Guía del Viajero en España (1942): “Pasado el puente de Behobia sobre el Bidasoa, que separa a España de Francia, se encuentra la Aduana Francesa, donde el registro es escrupulosísimo pero necesario es confesar que tanto los guardas como los empleados de la Aduana se muestran en general finos y atentos con el viajero. Mientras el registro, en la oficina de policía visan el pasaporte que también han refrendado en Irún pocos momentos antes, y terminadas estas operaciones se sigue el camino sin más interrupción hasta Bayona pues aunque en San Juan de Luz y Bidart hay otras aduanas, puede evitarse el registro haciendo que pongan sellos al equipaje en la de Behobia. En Bayona la mejor fonda y donde comúnmente paran los españoles es el Comercio …”.
El 22 de agosto, Luisa y sus hijos salen de San Juan de Luz hacia Bayona, primera etapa en su viaje a París. El viaje de Bayona a París en diligencia será muy distinto del realizado por España. Desde luego, mucho más seguro, con mejores hoteles en el camino y mejores carreteras.
Mesonero Romanos, en su libro Recuerdos de Viaje por Francia y Bélgica en 1840 á 1841, lo describía así: “...las carreteras principales que en todos sentidos cruzan Francia, y muchísimas de las travesías particulares de pueblo á pueblo, se encuentran en un estado excelente, merced á la configuración particular del suelo, mucho más llano en general que nuestra España, á la sólida y bien entendida construcción de la calzada, y al crecido presupuesto destinado á su constante entretenimiento. Por lo general, no son de una extremada anchura; se hallan formadas con una ligera curva, cuya parte superior está en el centro, y revestidas de piedras cuadradas cuidadosamente unidas, que ofrecen á las ruedas una superficie plana y constante.”
De Bayona la diligencia partió hacia las Landas pasando por Dax, Tartas, Mont de Marsan y Langon. Mesoneros Romanos también nos describe esa parte del viaje: “En Langon se atraviesa el Garona sobre un magnífico puente colgante, y muy luégo se echa de ver el influjo de aquel majestuoso rio en las frondosas campiñas que se extienden de uno á otro lado. Luégo empiezan á admirarse los célebres viñedos de aquella comarca, cuyas cepas se elevan á una altura considerable, y están sostenidas por varas derechas, no caídas por el suelo como las de la Mancha y Andalucía”.
Tras Lagon llegaron a Burdeos; luego pasarían por Angulema, Poitiers, Tours, Orleans y Versalles. Finalmente, el 2 de septiembre de 1834, Luisa Ward de Alvear y sus hijos llegarían a París. En la Ciudad de la Luz, Luisa Ward intimó con la malagueña María Manuela Kirkpatrick de Closeburn y Grevignée (Málaga, 1794-Madrid, 1879), condesa de Montijo y madre de María Francisca de Sales (1825-1860), futura duquesa de Alba y Eugenia (1826-1920), futura emperatriz de Francia, tras su matrimonio con Napoleón III.
La condesa de Montijo había salido de Madrid el mismo día que Luisa, el 18 de julio de 1834; sin embargo, cruzó la frontera de España-Francia por Perpiñán, donde se detuvo varios meses en casa de Boniface de Castellane, comte de Castellane, y su mujer, Louise Cordélia Eucharis Greffulhe. En 1835, finalmente, María Manuela y sus dos hijas llegaría a París, pasando por Pau y Toulouse.
En Francia, Luisa y sus hijos permanecerán dos años, hasta julio de 1836. La relación de Luisa y sus hijos con la condesa de Montijo y las hijas de ésta se mantuvo tras sus respectivos regresos a España. Sabina y Candelaria Alvear y Ward fueron asiduas a las tertulias intelectuales organizadas por la ,ondesa de Montijo en Madrid. Su hermana mayor, Catalina, se casó con Agustín de la Cerda Palafox, sobrino de la condesa de Montijo.
Catalina Alvear y Ward y su esposo, Agustín de la Cerda Palafox.
Pero recordemos que el destino final del viaje era Londres… Así que, cuando el 4 de julio de 1836, Luisa y sus hijos reciben la autorización de la Embajada española en París para poder viajar a Londres, en seguida se ponen en marcha. El 6 de julio salieron de París para embarcar en Le Havre y cruzar el Canal de la Mancha.
El 22 de julio de 1836, Luisa selló su pasaporte en la Embajada española en Londres, obteniendo el visto bueno para permanecer en Inglaterra. En Londres vivían los hermanos de Luisa, Catherine y John Ward, y en esa ciudad residirán Luisa y sus hijos durante un año.
En 1837 deciden regresar a España y el viaje de vuelta lo harían a través de Portugal. El 7 de junio de 1837, Luisa y sus hijos obtienen el preceptivo pasaporte para volver a España, vía Cádiz, su tercer pasaporte para este viaje. Ese mismo día también obtienen el visado de la Embajada de Portugal en Londres para viajar a España vía Lisboa, a donde llegarían el 15 de junio.
Desde Lisboa embarcaron para Cádiz, a donde llegaron el 6 de julio y permanecerán en dicha ciudad hasta el 4 de septiembre, fecha en que parten para Sevilla. De Sevilla salen finalmente el 11 de octubre hacia su casa en Montilla, poniendo así fin a un increíble viaje de más de tres años.
Luisa Ward de Alvear, de Montilla a Londres en tiempos de guerra y cólera (I)
Luisa Ward de Alvear, de Montilla a Londres en tiempos de guerra y cólera (II)
Luisa Ward de Alvear, de Montilla a Londres en tiempos de guerra y cólera (III)
El paso de la frontera nos lo describe F. de P. Mellado en su Guía del Viajero en España (1942): “Pasado el puente de Behobia sobre el Bidasoa, que separa a España de Francia, se encuentra la Aduana Francesa, donde el registro es escrupulosísimo pero necesario es confesar que tanto los guardas como los empleados de la Aduana se muestran en general finos y atentos con el viajero. Mientras el registro, en la oficina de policía visan el pasaporte que también han refrendado en Irún pocos momentos antes, y terminadas estas operaciones se sigue el camino sin más interrupción hasta Bayona pues aunque en San Juan de Luz y Bidart hay otras aduanas, puede evitarse el registro haciendo que pongan sellos al equipaje en la de Behobia. En Bayona la mejor fonda y donde comúnmente paran los españoles es el Comercio …”.
El 22 de agosto, Luisa y sus hijos salen de San Juan de Luz hacia Bayona, primera etapa en su viaje a París. El viaje de Bayona a París en diligencia será muy distinto del realizado por España. Desde luego, mucho más seguro, con mejores hoteles en el camino y mejores carreteras.

Mesonero Romanos, en su libro Recuerdos de Viaje por Francia y Bélgica en 1840 á 1841, lo describía así: “...las carreteras principales que en todos sentidos cruzan Francia, y muchísimas de las travesías particulares de pueblo á pueblo, se encuentran en un estado excelente, merced á la configuración particular del suelo, mucho más llano en general que nuestra España, á la sólida y bien entendida construcción de la calzada, y al crecido presupuesto destinado á su constante entretenimiento. Por lo general, no son de una extremada anchura; se hallan formadas con una ligera curva, cuya parte superior está en el centro, y revestidas de piedras cuadradas cuidadosamente unidas, que ofrecen á las ruedas una superficie plana y constante.”
De Bayona la diligencia partió hacia las Landas pasando por Dax, Tartas, Mont de Marsan y Langon. Mesoneros Romanos también nos describe esa parte del viaje: “En Langon se atraviesa el Garona sobre un magnífico puente colgante, y muy luégo se echa de ver el influjo de aquel majestuoso rio en las frondosas campiñas que se extienden de uno á otro lado. Luégo empiezan á admirarse los célebres viñedos de aquella comarca, cuyas cepas se elevan á una altura considerable, y están sostenidas por varas derechas, no caídas por el suelo como las de la Mancha y Andalucía”.

Tras Lagon llegaron a Burdeos; luego pasarían por Angulema, Poitiers, Tours, Orleans y Versalles. Finalmente, el 2 de septiembre de 1834, Luisa Ward de Alvear y sus hijos llegarían a París. En la Ciudad de la Luz, Luisa Ward intimó con la malagueña María Manuela Kirkpatrick de Closeburn y Grevignée (Málaga, 1794-Madrid, 1879), condesa de Montijo y madre de María Francisca de Sales (1825-1860), futura duquesa de Alba y Eugenia (1826-1920), futura emperatriz de Francia, tras su matrimonio con Napoleón III.
La condesa de Montijo había salido de Madrid el mismo día que Luisa, el 18 de julio de 1834; sin embargo, cruzó la frontera de España-Francia por Perpiñán, donde se detuvo varios meses en casa de Boniface de Castellane, comte de Castellane, y su mujer, Louise Cordélia Eucharis Greffulhe. En 1835, finalmente, María Manuela y sus dos hijas llegaría a París, pasando por Pau y Toulouse.
En Francia, Luisa y sus hijos permanecerán dos años, hasta julio de 1836. La relación de Luisa y sus hijos con la condesa de Montijo y las hijas de ésta se mantuvo tras sus respectivos regresos a España. Sabina y Candelaria Alvear y Ward fueron asiduas a las tertulias intelectuales organizadas por la ,ondesa de Montijo en Madrid. Su hermana mayor, Catalina, se casó con Agustín de la Cerda Palafox, sobrino de la condesa de Montijo.
Pero recordemos que el destino final del viaje era Londres… Así que, cuando el 4 de julio de 1836, Luisa y sus hijos reciben la autorización de la Embajada española en París para poder viajar a Londres, en seguida se ponen en marcha. El 6 de julio salieron de París para embarcar en Le Havre y cruzar el Canal de la Mancha.
El 22 de julio de 1836, Luisa selló su pasaporte en la Embajada española en Londres, obteniendo el visto bueno para permanecer en Inglaterra. En Londres vivían los hermanos de Luisa, Catherine y John Ward, y en esa ciudad residirán Luisa y sus hijos durante un año.
En 1837 deciden regresar a España y el viaje de vuelta lo harían a través de Portugal. El 7 de junio de 1837, Luisa y sus hijos obtienen el preceptivo pasaporte para volver a España, vía Cádiz, su tercer pasaporte para este viaje. Ese mismo día también obtienen el visado de la Embajada de Portugal en Londres para viajar a España vía Lisboa, a donde llegarían el 15 de junio.
Desde Lisboa embarcaron para Cádiz, a donde llegaron el 6 de julio y permanecerán en dicha ciudad hasta el 4 de septiembre, fecha en que parten para Sevilla. De Sevilla salen finalmente el 11 de octubre hacia su casa en Montilla, poniendo así fin a un increíble viaje de más de tres años.
Capítulos anteriores
Luisa Ward de Alvear, de Montilla a Londres en tiempos de guerra y cólera (I)
Luisa Ward de Alvear, de Montilla a Londres en tiempos de guerra y cólera (II)
Luisa Ward de Alvear, de Montilla a Londres en tiempos de guerra y cólera (III)
CARMEN GIMÉNEZ ALVEAR
FOTOGRAFÍA: DEPOSITPHOTOS.COM / FUNDACIÓN ALVEAR
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