En las últimas décadas, las compras por Internet han pasado de ser algo puntual a convertirse en una práctica completamente habitual. Hoy en día, la mayoría de los españoles realiza alguna compra online a lo largo del año, y entre los usuarios más jóvenes la cifra es aún mayor.
Con esta enorme actividad digital, no es de extrañar que los ciberdelincuentes pongan su foco tanto en los comercios como en los consumidores. Por eso resulta fundamental tomar algunas precauciones sencillas para reducir riesgos.
El método más eficaz para mantenerte seguro es comprar únicamente en sitios web que conozcas bien o en tiendas online con buena reputación. Desconfía de páginas nuevas o desconocidas, especialmente si has accedido a ellas a través de un enlace en redes sociales o en un anuncio sospechosamente atractivo.
Los estafadores suelen crear páginas que imitan a comercios reales para robar credenciales o datos bancarios. Antes de introducir tus datos, comprueba que la dirección web es la auténtica y no una imitación con ligeras variaciones. Además, fíjate en que la conexión sea segura: en la mayoría de navegadores aparecerá un icono de candado junto a la barra de direcciones. Si no lo ves, mejor evita comprar allí.
Aunque las tarjetas de débito son cómodas, no siempre ofrecen la misma protección que otros métodos. Las tarjetas de crédito suelen disponer de más garantías frente a fraudes o compras problemáticas, lo que puede ser especialmente útil si el comercio no envía el pedido o si surge algún conflicto.
También es recomendable utilizar servicios de pago reconocidos, como PayPal, que añaden una capa adicional de seguridad al no tener que compartir directamente los datos de tu tarjeta con cada tienda. En cualquier caso, nunca facilites tu información de pago por correo electrónico, redes sociales o mensajes directos: ninguna empresa seria te pedirá los datos de esa manera.
Si vas a comprar online desde una red Wi-Fi pública —como las de cafeterías, aeropuertos o bibliotecas— debes tener especial cuidado. Estas redes son más vulnerables, y tus datos pueden quedar expuestos a otras personas conectadas al mismo punto Wi-Fi.
Para proteger tu información, una buena práctica es utilizar una VPN (Red Privada Virtual). Una VPN cifra tu conexión, de modo que nadie pueda ver qué páginas visitas ni interceptar los datos que envías. Muchas plataformas ofrecen extensiones sencillas para navegadores como Chrome o Firefox, lo que facilita enormemente su uso incluso para usuarios menos experimentados.
Las tiendas online suelen enviar promociones legítimas, pero los ciberdelincuentes también aprovechan esta vía para lanzar campañas fraudulentas. Si recibes un correo con una oferta demasiado buena para ser verdad, tómate un momento para revisarlo.
Comprueba siempre la dirección del remitente, analiza si el mensaje contiene errores de redacción o urgencias sospechosas y, en caso de duda, accede a la web del comercio escribiendo la dirección manualmente en vez de hacer clic en el enlace del correo.
Con esta enorme actividad digital, no es de extrañar que los ciberdelincuentes pongan su foco tanto en los comercios como en los consumidores. Por eso resulta fundamental tomar algunas precauciones sencillas para reducir riesgos.
Compra en webs de confianza
El método más eficaz para mantenerte seguro es comprar únicamente en sitios web que conozcas bien o en tiendas online con buena reputación. Desconfía de páginas nuevas o desconocidas, especialmente si has accedido a ellas a través de un enlace en redes sociales o en un anuncio sospechosamente atractivo.
Los estafadores suelen crear páginas que imitan a comercios reales para robar credenciales o datos bancarios. Antes de introducir tus datos, comprueba que la dirección web es la auténtica y no una imitación con ligeras variaciones. Además, fíjate en que la conexión sea segura: en la mayoría de navegadores aparecerá un icono de candado junto a la barra de direcciones. Si no lo ves, mejor evita comprar allí.
Utiliza métodos de pago seguros
Aunque las tarjetas de débito son cómodas, no siempre ofrecen la misma protección que otros métodos. Las tarjetas de crédito suelen disponer de más garantías frente a fraudes o compras problemáticas, lo que puede ser especialmente útil si el comercio no envía el pedido o si surge algún conflicto.
También es recomendable utilizar servicios de pago reconocidos, como PayPal, que añaden una capa adicional de seguridad al no tener que compartir directamente los datos de tu tarjeta con cada tienda. En cualquier caso, nunca facilites tu información de pago por correo electrónico, redes sociales o mensajes directos: ninguna empresa seria te pedirá los datos de esa manera.
Refuerza tu privacidad en línea
Si vas a comprar online desde una red Wi-Fi pública —como las de cafeterías, aeropuertos o bibliotecas— debes tener especial cuidado. Estas redes son más vulnerables, y tus datos pueden quedar expuestos a otras personas conectadas al mismo punto Wi-Fi.
Para proteger tu información, una buena práctica es utilizar una VPN (Red Privada Virtual). Una VPN cifra tu conexión, de modo que nadie pueda ver qué páginas visitas ni interceptar los datos que envías. Muchas plataformas ofrecen extensiones sencillas para navegadores como Chrome o Firefox, lo que facilita enormemente su uso incluso para usuarios menos experimentados.
Desconfía de ofertas inesperadas
Las tiendas online suelen enviar promociones legítimas, pero los ciberdelincuentes también aprovechan esta vía para lanzar campañas fraudulentas. Si recibes un correo con una oferta demasiado buena para ser verdad, tómate un momento para revisarlo.
Comprueba siempre la dirección del remitente, analiza si el mensaje contiene errores de redacción o urgencias sospechosas y, en caso de duda, accede a la web del comercio escribiendo la dirección manualmente en vez de hacer clic en el enlace del correo.















































