La Fundación para el Desarrollo de los Pueblos de Andalucía (FUDEPA) rindió ayer tributo a cinco montillanos que fueron represaliados en la Guerra Civil o durante la dictadura franquista. El acto de reparación, que contó con la presencia de María Jesús Montero, vicepresidenta primera del Gobierno de España, rindió tributo a Manuel Sánchez Ruiz, más conocido como El Perla, último alcalde del Frente Popular en Montilla, que fue fusilado en las tapias del cementerio de la Salud de Córdoba el 1 de mayo de 1941.
Durante el emotivo acto, que contó también con la presencia del alcalde de Montilla, Rafael Llamas, y del secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez López, también se recordó la figura de Francisco Zafra Contreras, que en 1916 se convirtió en el primer concejal de la Agrupación Socialista de Montilla en el Pleno del Ayuntamiento, para alcanzar posteriormente la Alcaldía tras las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, permaneciendo en el cargo hasta 1934.
Elegido diputado por Córdoba en las elecciones generales de 1931, Francisco Zafra Contreras fue vocal de la Junta y del Instituto de Reforma Agraria desde 1931 a 1933 y fue fusilado en Baena en 1936 por el ejército franquista al mando del coronel Sáenz de Buruaga
De igual modo, FUDEPA rindió homenaje ayer a José Márquez Cambronero —primer alcalde socialista de la provincia de Córdoba—, así como a sus hijas Rosa Márquez Barranco y Dolores Márquez Barranco, que falleció el 1 de junio del 2024 a los 102 años de edad.
Tanto Dolores como Rosa Márquez Barranco protagonizaron la imagen más icónica y cruel de la Guerra Civil y de la represión franquista en Montilla, que fue tomada en el patio del Ayuntamiento a principios del mes de agosto de 1936. En la fotografía, que vio la luz por vez primera en 1985, en la obra La guerra civil en Córdoba (1936-1939), de Francisco Moreno Gómez, aparecen el músico montillano Joaquín Gutiérrez Luque, más conocido como Maestro Bartolo, junto a una veintena de adolescentes que pertenecían a un grupo de canto que ensayaba en la Casa del Pueblo.
“Estas muchachas eran militantes o simpatizantes de las Juventudes Socialistas Unificadas, o pertenecían a familias de ideología izquierdista y, a pesar de no haber cometido ningún delito, la Guardia Civil las detuvo en sus domicilios”, explica en este extenso y documentado artículo el escritor e historiador jiennense Arcángel Bedmar González, autor del libro Los puños y las pistolas. La represión en Montilla (1936-1944), del que se han publicado hasta la fecha tres ediciones.
Así, “tras pasar la noche en la cárcel, dos barberos, a los que se llamó expresamente para realizar la tarea, les raparon la cabeza y les dejaron un pequeño mechón en la parte superior”, detalla Arcángel Bedmar, quien añade que también se las forzó a ingerir aceite de ricino con sopas de pan, para que, con el laxante, "arrojaran el comunismo del cuerpo".
Acompañadas por el director de la banda de música, Joaquín Gutiérrez Luque, que fue también pelado y vejado, las niñas fueron obligadas a pasear por las calles más céntricas de Montilla, entre las mofas de sus verdugos. “Después vino la famosa fotografía en el patio del Ayuntamiento, en la que las obligaron a posar con el brazo alzado al estilo fascista”, relata el también cronista oficial de Lucena, quien resalta “la resignación con la que levantan el brazo, avergonzadas, reflejo del calvario que estaban viviendo”.
Según detalla Arcángel Bedmar, “el suplicio acabó en la Casa del Pueblo, a donde los guardias civiles las llevaron para que guisaran para ellos, como si fueran sus sirvientas”. Allí, en la histórica sede del PSOE, “durante las cuatro o cinco horas en las que permanecieron retenidas, los llantos de estas muchachas se volvieron ya incontrolables y decidieron dejarlas en libertad”.
“Cuando en el año 2000 inicié mis investigaciones sobre la Guerra Civil y la represión en Montilla, uno de mis objetivos se dirigió a poner nombre a estas mujeres y recuperar su historia”, detalla el historiador jiennense, quien logró identificar a varias de ellas, entre las que se encontraban dos hijas de José Márquez Cambronero: Rosa y Dolores.
Durante el acto celebrado ayer en la sede de la Fundación para el Desarrollo de los Pueblos de Andalucía, en el marco del aniversario de los cincuenta años de la muerte del dictador Francisco Franco, la vicepresidenta primera del Gobierno reivindicó la necesidad de "mantener un ejercicio constante de memoria" y de "no dar la democracia por sentada, especialmente frente al auge de los partidos de ultraderecha".
Por su parte, el secretario general de UGT Andalucía y presidente de FUDEPA, Oskar Martín Silvoso, se refirió a los sindicalistas torturados o asesinados entre 1933 y 1975 como "personas clave durante este periodo oscuro de la historia de España, cuyo sacrificio permitió alcanzar la democracia por la que lucharon".
Durante el emotivo acto, que contó también con la presencia del alcalde de Montilla, Rafael Llamas, y del secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez López, también se recordó la figura de Francisco Zafra Contreras, que en 1916 se convirtió en el primer concejal de la Agrupación Socialista de Montilla en el Pleno del Ayuntamiento, para alcanzar posteriormente la Alcaldía tras las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, permaneciendo en el cargo hasta 1934.
Elegido diputado por Córdoba en las elecciones generales de 1931, Francisco Zafra Contreras fue vocal de la Junta y del Instituto de Reforma Agraria desde 1931 a 1933 y fue fusilado en Baena en 1936 por el ejército franquista al mando del coronel Sáenz de Buruaga
De igual modo, FUDEPA rindió homenaje ayer a José Márquez Cambronero —primer alcalde socialista de la provincia de Córdoba—, así como a sus hijas Rosa Márquez Barranco y Dolores Márquez Barranco, que falleció el 1 de junio del 2024 a los 102 años de edad.
Tanto Dolores como Rosa Márquez Barranco protagonizaron la imagen más icónica y cruel de la Guerra Civil y de la represión franquista en Montilla, que fue tomada en el patio del Ayuntamiento a principios del mes de agosto de 1936. En la fotografía, que vio la luz por vez primera en 1985, en la obra La guerra civil en Córdoba (1936-1939), de Francisco Moreno Gómez, aparecen el músico montillano Joaquín Gutiérrez Luque, más conocido como Maestro Bartolo, junto a una veintena de adolescentes que pertenecían a un grupo de canto que ensayaba en la Casa del Pueblo.
“Estas muchachas eran militantes o simpatizantes de las Juventudes Socialistas Unificadas, o pertenecían a familias de ideología izquierdista y, a pesar de no haber cometido ningún delito, la Guardia Civil las detuvo en sus domicilios”, explica en este extenso y documentado artículo el escritor e historiador jiennense Arcángel Bedmar González, autor del libro Los puños y las pistolas. La represión en Montilla (1936-1944), del que se han publicado hasta la fecha tres ediciones.
Así, “tras pasar la noche en la cárcel, dos barberos, a los que se llamó expresamente para realizar la tarea, les raparon la cabeza y les dejaron un pequeño mechón en la parte superior”, detalla Arcángel Bedmar, quien añade que también se las forzó a ingerir aceite de ricino con sopas de pan, para que, con el laxante, "arrojaran el comunismo del cuerpo".
Acompañadas por el director de la banda de música, Joaquín Gutiérrez Luque, que fue también pelado y vejado, las niñas fueron obligadas a pasear por las calles más céntricas de Montilla, entre las mofas de sus verdugos. “Después vino la famosa fotografía en el patio del Ayuntamiento, en la que las obligaron a posar con el brazo alzado al estilo fascista”, relata el también cronista oficial de Lucena, quien resalta “la resignación con la que levantan el brazo, avergonzadas, reflejo del calvario que estaban viviendo”.
Según detalla Arcángel Bedmar, “el suplicio acabó en la Casa del Pueblo, a donde los guardias civiles las llevaron para que guisaran para ellos, como si fueran sus sirvientas”. Allí, en la histórica sede del PSOE, “durante las cuatro o cinco horas en las que permanecieron retenidas, los llantos de estas muchachas se volvieron ya incontrolables y decidieron dejarlas en libertad”.
“Cuando en el año 2000 inicié mis investigaciones sobre la Guerra Civil y la represión en Montilla, uno de mis objetivos se dirigió a poner nombre a estas mujeres y recuperar su historia”, detalla el historiador jiennense, quien logró identificar a varias de ellas, entre las que se encontraban dos hijas de José Márquez Cambronero: Rosa y Dolores.
"Un ejercicio constante de memoria"
Durante el acto celebrado ayer en la sede de la Fundación para el Desarrollo de los Pueblos de Andalucía, en el marco del aniversario de los cincuenta años de la muerte del dictador Francisco Franco, la vicepresidenta primera del Gobierno reivindicó la necesidad de "mantener un ejercicio constante de memoria" y de "no dar la democracia por sentada, especialmente frente al auge de los partidos de ultraderecha".
Por su parte, el secretario general de UGT Andalucía y presidente de FUDEPA, Oskar Martín Silvoso, se refirió a los sindicalistas torturados o asesinados entre 1933 y 1975 como "personas clave durante este periodo oscuro de la historia de España, cuyo sacrificio permitió alcanzar la democracia por la que lucharon".
JUAN PABLO BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: PSOE-A MONTILLA
FOTOGRAFÍA: PSOE-A MONTILLA



















































