En la alta gastronomía, pocos placeres pueden equipararse a la combinación armoniosa que conforman un buen jamón ibérico y un vino que resalte todos sus matices. En este sentido, el jamón de Cumbres Mayores y los vinos de Montilla-Moriles se abrazan en un maridaje excepcional, una alianza en la que ambos productos se complementan y se potencian mutuamente, ofreciendo una experiencia sensorial única.
El jamón de Cumbres Mayores, originario de la sierra onubense, es un tesoro de la tradición ibérica. Su proceso de elaboración artesanal, que incluye una lenta curación en bodegas naturales, le otorga una textura sedosa y un sabor profundo, con notas de frutos secos, tierra y ligeros toques salinos que evocan su origen montañoso. Cada loncha, cortada con precisión, despliega en el paladar una sinfonía de sabores que merecen un acompañamiento digno.
Es aquí donde los vinos de Montilla-Moriles entran en escena como el complemento perfecto. Los generosos, en especial el fino y el amontillado, son compañeros idóneos para este jamón. El fino, con su carácter seco, su frescura y sus aromas de almendra, limpia el paladar y prepara cada bocado como si fuera el primero, realzando la delicadeza del jamón sin eclipsarlo. Por su parte, el amontillado, con su mayor complejidad y su toque de avellanas, acompaña de manera sublime las notas más intensas y grasas del jamón, prolongando el disfrute en cada sorbo.
Este maridaje es una celebración de la excelencia de dos productos que reflejan lo mejor de sus respectivas tierras. En cada encuentro entre el jamón de Cumbres Mayores y los vinos de Montilla-Moriles, se revela una comunión de sabores que captura la esencia de la gastronomía andaluza, elevándola a una experiencia gastronómica inigualable.
Una comunión perfecta que, justamente hoy, cumple treinta años. Y es que el 4 de septiembre de 1994, y en el marco del programa de actos de la XXXIX Fiesta de la Vendimia Montilla-Moriles, la Cofradía de la Viña y el Vino promovió un hermanamiento entre el jamón de Cumbres Mayores y el vino de Montilla.
La idea partió, como muchas otras, del escritor y periodista montillano Antonio López Hidalgo, catedrático de Redacción Periodística de la Universidad de Sevilla y miembro del Consejo Editorial de Montilla Digital, que falleció el 22 de mayo del año 2022 a los 65 años de edad.
Enamorado "del buen comer y del mejor beber", López Hidalgo logró entusiasmar tanto al Ayuntamiento de Montilla –gobernado entonces por el socialista Prudencio Ostos Domínguez–, como al Consistorio de Cumbres Mayores, un precioso pueblo de algo más de 1.700 habitantes cuyo término municipal alberga el tercer puerto de montaña más alto de la provincia de Huelva, la Sierra del Viento, con 802 metros de altitud.
Para organizar el acto de hermanamiento, que se consumó en las Bodegas Montulia de Navisa Industrial, una delegación de la localidad onubense encabezada por su alcalde, Manuel González Marín, se desplazó tres meses antes hasta Montilla para celebrar una reunión en la bodega de Casa Palop, un histórico edificio que se ubica en la calle Escuelas y que fue parte del conjunto arquitectónico del Colegio de los Jesuitas de Montilla entre los siglos XVI y XVIII, además de Convento de Franciscanos entre 1796 y 1835.
Y tras los preparativos –que implicaron no solo a personal de los ayuntamientos de Montilla y Cumbres Mayores sino, también, a varios miembros de la Cofradía de la Viña y el Vino– llegó el gran día. Las históricas Bodegas Montulia albergaron un multitudinario acto que contó con la presencia del entonces consejero de Agricultura de la Junta de Andalucía, Paulino Plata, que había sido designado Capataz de Honor de una Fiesta de la Vendimia que contó como pregonero, nada más y nada menos, con el médico y escritor montillano Antonio Varo Baena.
Bajo la presidencia de Pedro Cabezuelo Pérez, jefe de la Sección de Protección de los Vegetales en Córdoba que da nombre a los premios que el marco Montilla-Moriles promueve cada año para tratar de combatir el mildiu en sus viñedos, la Cofradía de la Viña y el Vino también fue honrada con la presencia del entonces ministro de Trabajo, José Antonio Griñán, y del portavoz del Gobierno, el periodista villaviciosano Pepe Nevado, que el año anterior había sido designado Capataz de Honor de la Fiesta de la Vendimia.
El encargado de romper el hielo fue Antonio López Hidalgo que, en su Elogio del vino, defendió "la irresponsabilidad del desenfreno, el sabor de los vinos de estas tierras, vinos secos y amargosos, suaves y abocados, dulces de pasas", mientras que Sotero Galván Fernández, presidente de la Asociación de Productores de Jamón de Cumbres Mayores (Apro-Cumbres), prometió fidelidad a los vinos de Montilla, al igual que Rafael Moreno Domínguez, periodista de Huelva Información, y el propio alcalde de la localidad onubense. Todos ellos fueron nombrados embajadores de la Cofradía de la Viña y el Vino de Montilla.
El hermanamiento entre el jamón de Cumbres Mayores y el vino de Montilla tuvo una secuela 25 años más tarde, con motivo de la IX Feria Gastronómica y Cultural que celebró el municipio onubense del 5 al 8 de diciembre de 2019 y que propició que cinco obras del Museo Garnelo pudieran contemplarse en el Museo García Camacho de Cumbres Mayores.
Asimismo, el Ayuntamiento de Montilla trasladó hasta Huelva su Amontíllate Truck, la caravana del vino de Montilla, que ofreció información turística e histórica sobre personajes como El Gran Capitán, el Inca Garcilaso, Miguel de Cervantes o San Juan de Ávila, devolviendo así una visita que se había producido veinticinco años atrás y que había forjado una entrañable relación de amistad entre dos pueblos que ahora son hermanos.
El jamón de Cumbres Mayores, originario de la sierra onubense, es un tesoro de la tradición ibérica. Su proceso de elaboración artesanal, que incluye una lenta curación en bodegas naturales, le otorga una textura sedosa y un sabor profundo, con notas de frutos secos, tierra y ligeros toques salinos que evocan su origen montañoso. Cada loncha, cortada con precisión, despliega en el paladar una sinfonía de sabores que merecen un acompañamiento digno.
Es aquí donde los vinos de Montilla-Moriles entran en escena como el complemento perfecto. Los generosos, en especial el fino y el amontillado, son compañeros idóneos para este jamón. El fino, con su carácter seco, su frescura y sus aromas de almendra, limpia el paladar y prepara cada bocado como si fuera el primero, realzando la delicadeza del jamón sin eclipsarlo. Por su parte, el amontillado, con su mayor complejidad y su toque de avellanas, acompaña de manera sublime las notas más intensas y grasas del jamón, prolongando el disfrute en cada sorbo.
Este maridaje es una celebración de la excelencia de dos productos que reflejan lo mejor de sus respectivas tierras. En cada encuentro entre el jamón de Cumbres Mayores y los vinos de Montilla-Moriles, se revela una comunión de sabores que captura la esencia de la gastronomía andaluza, elevándola a una experiencia gastronómica inigualable.
Una comunión perfecta que, justamente hoy, cumple treinta años. Y es que el 4 de septiembre de 1994, y en el marco del programa de actos de la XXXIX Fiesta de la Vendimia Montilla-Moriles, la Cofradía de la Viña y el Vino promovió un hermanamiento entre el jamón de Cumbres Mayores y el vino de Montilla.
La idea partió, como muchas otras, del escritor y periodista montillano Antonio López Hidalgo, catedrático de Redacción Periodística de la Universidad de Sevilla y miembro del Consejo Editorial de Montilla Digital, que falleció el 22 de mayo del año 2022 a los 65 años de edad.
Enamorado "del buen comer y del mejor beber", López Hidalgo logró entusiasmar tanto al Ayuntamiento de Montilla –gobernado entonces por el socialista Prudencio Ostos Domínguez–, como al Consistorio de Cumbres Mayores, un precioso pueblo de algo más de 1.700 habitantes cuyo término municipal alberga el tercer puerto de montaña más alto de la provincia de Huelva, la Sierra del Viento, con 802 metros de altitud.
Para organizar el acto de hermanamiento, que se consumó en las Bodegas Montulia de Navisa Industrial, una delegación de la localidad onubense encabezada por su alcalde, Manuel González Marín, se desplazó tres meses antes hasta Montilla para celebrar una reunión en la bodega de Casa Palop, un histórico edificio que se ubica en la calle Escuelas y que fue parte del conjunto arquitectónico del Colegio de los Jesuitas de Montilla entre los siglos XVI y XVIII, además de Convento de Franciscanos entre 1796 y 1835.
Y tras los preparativos –que implicaron no solo a personal de los ayuntamientos de Montilla y Cumbres Mayores sino, también, a varios miembros de la Cofradía de la Viña y el Vino– llegó el gran día. Las históricas Bodegas Montulia albergaron un multitudinario acto que contó con la presencia del entonces consejero de Agricultura de la Junta de Andalucía, Paulino Plata, que había sido designado Capataz de Honor de una Fiesta de la Vendimia que contó como pregonero, nada más y nada menos, con el médico y escritor montillano Antonio Varo Baena.
Bajo la presidencia de Pedro Cabezuelo Pérez, jefe de la Sección de Protección de los Vegetales en Córdoba que da nombre a los premios que el marco Montilla-Moriles promueve cada año para tratar de combatir el mildiu en sus viñedos, la Cofradía de la Viña y el Vino también fue honrada con la presencia del entonces ministro de Trabajo, José Antonio Griñán, y del portavoz del Gobierno, el periodista villaviciosano Pepe Nevado, que el año anterior había sido designado Capataz de Honor de la Fiesta de la Vendimia.
El encargado de romper el hielo fue Antonio López Hidalgo que, en su Elogio del vino, defendió "la irresponsabilidad del desenfreno, el sabor de los vinos de estas tierras, vinos secos y amargosos, suaves y abocados, dulces de pasas", mientras que Sotero Galván Fernández, presidente de la Asociación de Productores de Jamón de Cumbres Mayores (Apro-Cumbres), prometió fidelidad a los vinos de Montilla, al igual que Rafael Moreno Domínguez, periodista de Huelva Información, y el propio alcalde de la localidad onubense. Todos ellos fueron nombrados embajadores de la Cofradía de la Viña y el Vino de Montilla.
El hermanamiento entre el jamón de Cumbres Mayores y el vino de Montilla tuvo una secuela 25 años más tarde, con motivo de la IX Feria Gastronómica y Cultural que celebró el municipio onubense del 5 al 8 de diciembre de 2019 y que propició que cinco obras del Museo Garnelo pudieran contemplarse en el Museo García Camacho de Cumbres Mayores.
Asimismo, el Ayuntamiento de Montilla trasladó hasta Huelva su Amontíllate Truck, la caravana del vino de Montilla, que ofreció información turística e histórica sobre personajes como El Gran Capitán, el Inca Garcilaso, Miguel de Cervantes o San Juan de Ávila, devolviendo así una visita que se había producido veinticinco años atrás y que había forjado una entrañable relación de amistad entre dos pueblos que ahora son hermanos.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍAS: J.A. AGUILAR / RUQUEL
FOTOGRAFÍAS: J.A. AGUILAR / RUQUEL