Ya saben, es tradicional que los últimos días del año todo ser humano reflexione sobre lo que ha sido el año cesante y lo que espera del naciente. La consecuencia inmediata de esta reflexión es la colección de promesas y propósitos para empezar desde ya, el dos de enero.
Para no ser menos, hoy, último día de este penoso 2010 -titulado por alguien “Una odisea, con este lacio” a finales de 2009- quiero compartir mis deseos e intenciones con ustedes, queridos lectores de Montilla Digital, que me han soportado en estos últimos meses con una fidelidad e interés realmente inesperados. Allá voy:
Prometo dejar de fumar. En vista de que mi pobre cotización a la Seguridad Social como autónomo no da para pagarme el posible tratamiento de una EPOC o acaso un vulgar enfisema, renuncio al placer del tabaco. Espero que nadie se enfade por la renuncia colateral a pagar más impuestos al Estado.
Prometo organizarme mejor, de modo que intentaré minimizar los tiempos perdidos, así como tener mis obligaciones puntualmente cumplidas –extremo que sin duda, agradecerán especialmente Juan Pablo Bellido y demás staff de Montilla Digital-. Procuraré renunciar a lo innecesario para centrarme en mis tres pasiones vitales: mi trabajo, mi familia y la música.
Prometo terminar esas piezas de música que llevan años durmiendo el sueño de los inocentes, bien por falta de musa, bien por cansancio, bien por ausencia de tiempo necesario.
Prometo no volver a apostatar de la telebasura; veré todos los días que mis obligaciones me permitan el Sálvame, Sálvame Deluxe, Sálvame Platinum y el Sálvame, cojones. Prometo escuchar atentamente a Belén Esteban,a Ana Rosa Quintana y a J.J. Vázquez y su cohorte de intelectuales, y no hacer ni un solo comentario despectivo al respecto... Tantos millones de telespectadores no pueden estar equivocados.
Prometo ser más tolerante, de manera muy especial con aquellos que presumen de tal virtud escribiendo en mis aportaciones semanales comentarios tan tolerantes como “Feliz Falsedad”, “Menuda falacia. Esta historieta es digna de Ciencia Troll” o “No puede se pueden afirmar tantas cosas sin saber de ninguna” –textual, el error de composición es del autor, no mío-.
Prometo esforzarme por llamar "gente de paz" a asesinos condenados; por llamar "interrupción voluntaria" a lo que hasta ahora pensé que era matar a un ser humano; prometo creer a pies juntillas en las bondades del sistema educativo y en el igualitarismo, aunque yo sea muy feo y Javier Bardem muy guapo; es más, prometo no volver a defender a la Iglesia, a ninguna Iglesia, sólo a la enorme libertad que supone para el hombre no creer absolutamente en nada.
Prometo no criticar a Zapatero ni a sus ministros; ni a los del PSOE, ni a Mariano Rajoy, ni al PP por sus faltas de vergüenza cuando en España necesitamos, más que nada, vergüenza torera.
Y, por cierto, prometo no defender el arte del Toreo, porque siempre se ha sabido que la vida del animal es más importante que la vida del hombre. Prometo no hacer mención de la crisis, de la mala gestión económica; caramba, prometo comprender que la crisis es internacional y aquí podemos hacer poco o nada.
Prometo no difamar más a los responsables de los cinco millones de parados y hablar del éxito en las listas –número uno durante meses- de la asistencia de Cáritas. Tal y como está el patio –vaya por Dios- no es prudente ni conveniente defender nada que tenga que ver con la Iglesia, ya les digo. Prometo solemnemente convertirme al progresismo y ser políticamente correcto.
En fin, lástima que los propósitos para el nuevo año, por lo general, no se cumplen. Para no ser menos, yo tampoco los cumpliré. Feliz entrada de año y que 2011 por fin consiga que no hablemos del Gobierno.
Para no ser menos, hoy, último día de este penoso 2010 -titulado por alguien “Una odisea, con este lacio” a finales de 2009- quiero compartir mis deseos e intenciones con ustedes, queridos lectores de Montilla Digital, que me han soportado en estos últimos meses con una fidelidad e interés realmente inesperados. Allá voy:
Prometo dejar de fumar. En vista de que mi pobre cotización a la Seguridad Social como autónomo no da para pagarme el posible tratamiento de una EPOC o acaso un vulgar enfisema, renuncio al placer del tabaco. Espero que nadie se enfade por la renuncia colateral a pagar más impuestos al Estado.
Prometo organizarme mejor, de modo que intentaré minimizar los tiempos perdidos, así como tener mis obligaciones puntualmente cumplidas –extremo que sin duda, agradecerán especialmente Juan Pablo Bellido y demás staff de Montilla Digital-. Procuraré renunciar a lo innecesario para centrarme en mis tres pasiones vitales: mi trabajo, mi familia y la música.
Prometo terminar esas piezas de música que llevan años durmiendo el sueño de los inocentes, bien por falta de musa, bien por cansancio, bien por ausencia de tiempo necesario.
Prometo no volver a apostatar de la telebasura; veré todos los días que mis obligaciones me permitan el Sálvame, Sálvame Deluxe, Sálvame Platinum y el Sálvame, cojones. Prometo escuchar atentamente a Belén Esteban,a Ana Rosa Quintana y a J.J. Vázquez y su cohorte de intelectuales, y no hacer ni un solo comentario despectivo al respecto... Tantos millones de telespectadores no pueden estar equivocados.
Prometo ser más tolerante, de manera muy especial con aquellos que presumen de tal virtud escribiendo en mis aportaciones semanales comentarios tan tolerantes como “Feliz Falsedad”, “Menuda falacia. Esta historieta es digna de Ciencia Troll” o “No puede se pueden afirmar tantas cosas sin saber de ninguna” –textual, el error de composición es del autor, no mío-.
Prometo esforzarme por llamar "gente de paz" a asesinos condenados; por llamar "interrupción voluntaria" a lo que hasta ahora pensé que era matar a un ser humano; prometo creer a pies juntillas en las bondades del sistema educativo y en el igualitarismo, aunque yo sea muy feo y Javier Bardem muy guapo; es más, prometo no volver a defender a la Iglesia, a ninguna Iglesia, sólo a la enorme libertad que supone para el hombre no creer absolutamente en nada.
Prometo no criticar a Zapatero ni a sus ministros; ni a los del PSOE, ni a Mariano Rajoy, ni al PP por sus faltas de vergüenza cuando en España necesitamos, más que nada, vergüenza torera.
Y, por cierto, prometo no defender el arte del Toreo, porque siempre se ha sabido que la vida del animal es más importante que la vida del hombre. Prometo no hacer mención de la crisis, de la mala gestión económica; caramba, prometo comprender que la crisis es internacional y aquí podemos hacer poco o nada.
Prometo no difamar más a los responsables de los cinco millones de parados y hablar del éxito en las listas –número uno durante meses- de la asistencia de Cáritas. Tal y como está el patio –vaya por Dios- no es prudente ni conveniente defender nada que tenga que ver con la Iglesia, ya les digo. Prometo solemnemente convertirme al progresismo y ser políticamente correcto.
En fin, lástima que los propósitos para el nuevo año, por lo general, no se cumplen. Para no ser menos, yo tampoco los cumpliré. Feliz entrada de año y que 2011 por fin consiga que no hablemos del Gobierno.
MARIO J. HURTADO
