Los hermanos de la Cofradía Penitencial de la Santa Vera Cruz están hoy de aniversario. Hace veinte años, el 11 de diciembre de 2005, la Parroquia de Santiago Apóstol se vistió de gala para albergar la solemne bendición de la nueva imagen de Santa María del Socorro, cotitular de la hermandad más antigua de la localidad, cuyos orígenes se remontan a los primeros lustros del siglo XVI.
En una eucaristía presidida por el canónigo cordobés Fernando Cruz-Conde, actual consiliario nacional de la Asociación Católica de Propagandistas, la Vera Cruz recuperaba una advocación íntimamente ligada al lugar en el que recibió sus aguas bautismales uno de los más grandes militares de la historia: Gonzalo Fernández de Córdoba, El Gran Capitán.
"La advocación del Socorro emana de una iconografía lefítica de la Virgen María procedente de los territorios italianos ligados a la Monarquía Hispánica y, aunque se desconocen los orígenes de su veneración en Montilla, es muy probable que esté relacionada con alguno de los vecinos que acompañaron a El Gran Capitán en sus campañas italianas, cuando no al propio Gonzalo Fernández de Córdoba, como ocurre en la villa de Pedroche", explica el investigador Antonio Luis Jiménez Barranco, uno de los reorganizadores de la cofradía, quien destaca que “los primeros manuscritos de los archivos locales ratifican que la devoción a la Madre de Dios del Socorro surge en Montilla hacia 1510”.
La documentación recuperada hasta el momento confirma —tal y como detalla Antonio Luis Jiménez— el fuerte vínculo que la imagen mantuvo en el siglo XVI con los Rodríguez de Baeza, un linaje estrechamente ligado a los Fernández de Córdoba desde el siglo XV, que tenían su enterramiento familiar junto al altar de la Virgen.
Así lo manifiesta uno de sus más fervientes devotos, Juan Rodríguez de Baeza, sobrino de Hernando de Baeza —secretario de El Gran Capitán— quien, en su testamento, desea ser inhumado al pie de este altar, junto a su padre, y ofrece un generoso donativo a la Virgen en aras de que “Nuestra Señora benditísima se acuerde de socorrerme en esta vida y al tiempo que Nuestro Señor me llamare”.
"Después de 1580, la advocación del Socorro se relaciona con la imagen mariana dolorosa que recibe culto en la ermita de la Vera Cruz, pues a la primitiva hechura letífica se le mudará la advocación después de unas misiones dominicas en la villa y pasará a titularse del Rosario", resalta el historiador montillano.
La imagen actual es obra del imaginero cordobés Antonio Bernal Redondo y fue bendecida el 11 de diciembre de 2005. Responde a la tipología de imágenes de candelero para vestir y, estéticamente, recuerda al quehacer de la escuela barroca granadina del seiscientos. "Vino a sustituir a una imagen anterior que había sufrido varias intervenciones fallidas a lo largo del siglo XX, cuyo rostro y manos se conservan en el interior de la hechura actual", detalla Antonio Luis Jiménez, que fue el primer hermano mayor de la cofradía tras su reorganización.
La talla fue apadrinada por los condes de Prado Castellano en una ceremonia concelebrada en la que también intervinieron el canónigo de la catedral, Antonio León Ortiz —fallecido a finales de 2009— y el entonces consiliario de la hermandad, Miguel Varona Villar, actual director del Secretariado Diocesano para las Causas de los Santos.
La Señora del Socorro celebró estación de penitencia por vez primera en la noche del 11 de abril de 2006, Martes Santo, acompañando al Santo Cristo de Zacatecas, una imagen llegada a Montilla en 1576 procedente de Nuevo México y construida con una mezcla de fibras vegetales de caña de maíz y encolados.
El autor de la Virgen, Antonio Bernal, se mostró “orgulloso y muy contento por la acogida que ha tenido la imagen y también por el recibimiento que se le ha hecho” y destacó que en su fase creativa, influyó el característico estilo barroco colonial del crucificado de Zacatecas. “Me planteé buscar una madre realmente dolida, a los pies del Señor, y que evocara el dolor que sufre Cristo en la cruz”, afirmó.
Tras la ceremonia, que contó con la participación del coro de la Hermandad del Sagrado Descendimiento, Santa María del Socorro quedó expuesta en besamanos durante toda la jornada, siendo numerosos los montillanos que se acercaron hasta la Parroquia de Santiago para contemplar la obra del maestro Bernal.
La cofradía de la Vera Cruz hunde sus raíces en la primera mitad del siglo XVI. No se conoce el año exacto de su fundación, pero hay autores que afirman su existencia ya en 1535, establecida en la ermita del mismo nombre que estaba edificada junto a la puerta de entrada del castillo de los Fernández de Córdoba. Desde allí, cada Jueves Santo, efectuaba una procesión de sangre portando un Cristo Crucificado y una Dolorosa por las calles de Montilla, con estación en el convento de San Agustín.
Al hecho de ser la cofradía matriz de la Semana Santa montillana, la Hermandad de la Vera Cruz lleva bien a gala la importancia histórica de su patrimonio artístico y cultural. No en vano, en septiembre de 1576, el montillano Andrés de Mesa, regidor de la villa de Montilla y mayordomo de la cofradía de los Caballeros Cuantiosos de Santiago, donó la imagen del Sagrado Crucificado de Indias, procedente del norte del Virreinato de Nueva España.
Casado con una descendiente del conquistador de México, Hernán Cortés, Andrés de Mesa legó en su testamento como última voluntad sesenta ducados para financiar las obras de la ermita de la Vera Cruz, ubicada en la actual Cuesta del Silencio.
El templo, construido sobre una planta de tres naves, se vio sorprendido por la invasión francesa en 1809 y las tropas invasoras lo tomaron como cuartel durante su estancia en la ciudad, siendo finalmente expoliado. En 1816, el Ayuntamiento y la parroquia de Santiago decidieron edificar un cementerio para la ciudad en el llano de la Vera Cruz, derribándose así la ermita, que llevaba varios años en estado de abandono.
En una eucaristía presidida por el canónigo cordobés Fernando Cruz-Conde, actual consiliario nacional de la Asociación Católica de Propagandistas, la Vera Cruz recuperaba una advocación íntimamente ligada al lugar en el que recibió sus aguas bautismales uno de los más grandes militares de la historia: Gonzalo Fernández de Córdoba, El Gran Capitán.
"La advocación del Socorro emana de una iconografía lefítica de la Virgen María procedente de los territorios italianos ligados a la Monarquía Hispánica y, aunque se desconocen los orígenes de su veneración en Montilla, es muy probable que esté relacionada con alguno de los vecinos que acompañaron a El Gran Capitán en sus campañas italianas, cuando no al propio Gonzalo Fernández de Córdoba, como ocurre en la villa de Pedroche", explica el investigador Antonio Luis Jiménez Barranco, uno de los reorganizadores de la cofradía, quien destaca que “los primeros manuscritos de los archivos locales ratifican que la devoción a la Madre de Dios del Socorro surge en Montilla hacia 1510”.
La documentación recuperada hasta el momento confirma —tal y como detalla Antonio Luis Jiménez— el fuerte vínculo que la imagen mantuvo en el siglo XVI con los Rodríguez de Baeza, un linaje estrechamente ligado a los Fernández de Córdoba desde el siglo XV, que tenían su enterramiento familiar junto al altar de la Virgen.
Así lo manifiesta uno de sus más fervientes devotos, Juan Rodríguez de Baeza, sobrino de Hernando de Baeza —secretario de El Gran Capitán— quien, en su testamento, desea ser inhumado al pie de este altar, junto a su padre, y ofrece un generoso donativo a la Virgen en aras de que “Nuestra Señora benditísima se acuerde de socorrerme en esta vida y al tiempo que Nuestro Señor me llamare”.
"Después de 1580, la advocación del Socorro se relaciona con la imagen mariana dolorosa que recibe culto en la ermita de la Vera Cruz, pues a la primitiva hechura letífica se le mudará la advocación después de unas misiones dominicas en la villa y pasará a titularse del Rosario", resalta el historiador montillano.
La imagen actual es obra del imaginero cordobés Antonio Bernal Redondo y fue bendecida el 11 de diciembre de 2005. Responde a la tipología de imágenes de candelero para vestir y, estéticamente, recuerda al quehacer de la escuela barroca granadina del seiscientos. "Vino a sustituir a una imagen anterior que había sufrido varias intervenciones fallidas a lo largo del siglo XX, cuyo rostro y manos se conservan en el interior de la hechura actual", detalla Antonio Luis Jiménez, que fue el primer hermano mayor de la cofradía tras su reorganización.
La talla fue apadrinada por los condes de Prado Castellano en una ceremonia concelebrada en la que también intervinieron el canónigo de la catedral, Antonio León Ortiz —fallecido a finales de 2009— y el entonces consiliario de la hermandad, Miguel Varona Villar, actual director del Secretariado Diocesano para las Causas de los Santos.
La Señora del Socorro celebró estación de penitencia por vez primera en la noche del 11 de abril de 2006, Martes Santo, acompañando al Santo Cristo de Zacatecas, una imagen llegada a Montilla en 1576 procedente de Nuevo México y construida con una mezcla de fibras vegetales de caña de maíz y encolados.
El autor de la Virgen, Antonio Bernal, se mostró “orgulloso y muy contento por la acogida que ha tenido la imagen y también por el recibimiento que se le ha hecho” y destacó que en su fase creativa, influyó el característico estilo barroco colonial del crucificado de Zacatecas. “Me planteé buscar una madre realmente dolida, a los pies del Señor, y que evocara el dolor que sufre Cristo en la cruz”, afirmó.
Tras la ceremonia, que contó con la participación del coro de la Hermandad del Sagrado Descendimiento, Santa María del Socorro quedó expuesta en besamanos durante toda la jornada, siendo numerosos los montillanos que se acercaron hasta la Parroquia de Santiago para contemplar la obra del maestro Bernal.
La cofradía matriz
La cofradía de la Vera Cruz hunde sus raíces en la primera mitad del siglo XVI. No se conoce el año exacto de su fundación, pero hay autores que afirman su existencia ya en 1535, establecida en la ermita del mismo nombre que estaba edificada junto a la puerta de entrada del castillo de los Fernández de Córdoba. Desde allí, cada Jueves Santo, efectuaba una procesión de sangre portando un Cristo Crucificado y una Dolorosa por las calles de Montilla, con estación en el convento de San Agustín.
Al hecho de ser la cofradía matriz de la Semana Santa montillana, la Hermandad de la Vera Cruz lleva bien a gala la importancia histórica de su patrimonio artístico y cultural. No en vano, en septiembre de 1576, el montillano Andrés de Mesa, regidor de la villa de Montilla y mayordomo de la cofradía de los Caballeros Cuantiosos de Santiago, donó la imagen del Sagrado Crucificado de Indias, procedente del norte del Virreinato de Nueva España.
Casado con una descendiente del conquistador de México, Hernán Cortés, Andrés de Mesa legó en su testamento como última voluntad sesenta ducados para financiar las obras de la ermita de la Vera Cruz, ubicada en la actual Cuesta del Silencio.
El templo, construido sobre una planta de tres naves, se vio sorprendido por la invasión francesa en 1809 y las tropas invasoras lo tomaron como cuartel durante su estancia en la ciudad, siendo finalmente expoliado. En 1816, el Ayuntamiento y la parroquia de Santiago decidieron edificar un cementerio para la ciudad en el llano de la Vera Cruz, derribándose así la ermita, que llevaba varios años en estado de abandono.
JUAN PABLO BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR (ARCHIVO)
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR (ARCHIVO)


















































