La Asociación de Empresarios de Montilla (Ademo) reconoció ayer la trayectoria de tres emprendedores locales durante la vigésimo sexta edición de la Cata Dirigida de Vinos celebrada en el Complejo Envidarte, un encuentro que puso el broche final a la edición 2025 de Montilla Xperience y que sirvió para rendir un homenaje cargado de emoción, memoria y gratitud hacia quienes han marcado el pulso económico y social de la ciudad.
El presidente de la entidad, Pepe Márquez, resumió el sentido del acto con unas palabras que calaron entre el público. “Hoy rendimos homenaje a quienes hacen posible que Montilla siga brillando: nuestros empresarios. Ellos son los que sostienen, con su trabajo, su esfuerzo y su valentía, cada experiencia, cada proyecto, cada sueño que luego disfrutamos todos".
El presidente de Ademo elogió el papel de todos los empresarios de Montilla. "Son los que mantienen viva nuestra identidad y los que, con su compromiso diario, logran que nuestra ciudad siga siendo un referente en calidad, en tradición y en futuro".
Entre todos ellos, Ademo quiso detenerse en tres personas que, a juicio del colectivo, representan al sector del vino de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles, al comercio y al tejido empresarial local, gracias también a historias personales profundamente ligadas a la identidad montillana.
El primero de los reconocidos fue Francisco Robles Carbonero, figura clave en la evolución de Bodegas Robles y referente en la defensa del viñedo y de la elaboración de vinos ecológicos.
“Se trata de una persona que ha dedicado toda una vida a cuidar, proteger y elevar uno de los mayores tesoros que tenemos: el vino”, afirmó con solemnidad la gerente de la Asociación de Empresarios de Montilla, Ana Beatriz Jiménez, quien reconoció que “hablar de Francisco Robles Carbonero es hablar de dedicación, de constancia y de amor por la tierra”.
Sus palabras dibujaron un perfil humano y profesional que ha crecido al ritmo de la historia vitivinícola de Montilla. No en vano, Ademo destacó que su trayectoria es un legado para Montilla. "Un legado hecho de trabajo, de decisiones y de innovación sin perder la esencia y, sobre todo, de un compromiso firme con la calidad, la ecología y la verdad de nuestros vinos", subrayó Jiménez.
“Por todo ello —por su vida, por su ejemplo y por su inmenso aporte a nuestra cultura del vino— hoy queremos darle este homenaje, que no es solo de Ademo,, sino de toda Montilla", recalcó Ana Beatriz Jiménez acerca de este empresario que, en 2014, recibió el título de Capataz de Bodega de la Fiesta de la Vendimia en un acto celebrado en el castillo de El Gran Capitán.
La biografía de Francisco Robles Carbonero muestra una vida dedicada a construir y transformar. Bodegas Robles fue fundada en 1927 por sus padres, Antonio José y Pilar, quienes llegaron a Montilla atraídos por la excelencia de sus uvas. Con su llegada al municipio se estrechó el vínculo de la familia con algunas de las zonas de producción más emblemáticas, como La Toledana, El Canillo, Cabriñana o la Cañada del Navarro.
Décadas después, el empuje de Francisco Robles Carbonero sería decisivo para consolidar ese legado. En 1975 impulsó la construcción de las instalaciones actuales en las afueras de Montilla, junto al trazado de la carretera nacional N-331, una decisión estratégica que permitió integrar tecnología contemporánea con las técnicas tradicionales. Ese equilibrio entre pasado y futuro se convirtió en la seña de identidad de la bodega.
A finales de los años noventa, la tercera generación —representada por sus hijos Pilar y Francisco José Robles Rubio— adoptó la agricultura ecológica tras formarse en diferentes proyectos y cursos especializados, muchos de los cuales contaron directamente con la participación del homenajeado.
En 2001, un proyecto de investigación tutelado por la Universidad de Córdoba demostró que la viticultura ecológica podía desarrollarse plenamente en Montilla, consolidando una filosofía que se ha mantenido intacta hasta hoy: elaborar vinos que pertenecen a su tierra. Un compromiso que, desde entonces, ha sido respaldado con innumerables premios y galardones, como el Premio Enoturismo Rutas del Vino de España 2016, el Premio Andalucía de Agricultura 2016 o el Premio Alimentos de España 2014..
El segundo homenaje de la tarde fue para Manuel Llamas Aranda, un apasionado de la radio cuya vida quedó marcada desde la infancia por la electrónica, los aparatos de válvulas y el sonido que salía de los primeros receptores. Su trayectoria profesional es casi una novela de aprendizaje, esfuerzo y curiosidad permanente, nacida en un cortijo donde comenzó a trabajar siendo apenas un niño.
Su inquietud profesional empezó cuando José María Drake de Alvear, propietario del cortijo y figura clave en su formación, detectó su habilidad natural para el trabajo técnico. A los doce años le entregó un libro de aparatos de radio que cambió su vida pues, a partir de ese momento, llenaría sus ratos libres a lecturas nocturnas iluminadas por un candil de aceite, antes incluso de que el cortijo dispusiera de luz eléctrica.
Sus primeras prácticas consistieron en construir un sencillo receptor de galena. La formación continuó con esquemas y materiales que Drake le facilitaba para montar aparatos cada vez más complejos: de una válvula, de dos, de tres y hasta de cinco.
Su evolución fue tan rápida que, con 17 años, anunció a su padre su determinación de dedicarse profesionalmente a la radio. Para ello se formó en Madrid y, más tarde, en Barcelona, iniciando su andadura independiente con un taller en la calle Melgar, donde ensamblaba radios pieza a pieza y las vendía a precios muy competitivos para la época.
Su vida profesional avanzó al ritmo del desarrollo tecnológico. Reparó radios, televisores, instaló antenas y llegó a convertirse en el referente local de muchas familias que podían pagar sus aparatos en cómodos plazos. Y con los años, su pasión se transformó también en una colección única: más de doscientas radios restauradas, todas en funcionamiento, que abarcan modelos desde la década de 1930. Algunas de ellas tienen una historia propia, como la radio procedente de un militar de Aguilar de la Frontera o aquella que se escuchaba en la Plaza de la Rosa cuando llegaban las partes de guerra.
El tercer reconocimiento de la Asociación de Empresarios de Montilla fue otorgado, a título póstumo, a Manuel Luque Morales, fundador de Monti-Reclam y figura esencial en la consolidación de esta empresa montillana como líder europeo en la fabricación de vestuario laboral y uniformes corporativos. Fundada en 1996, la compañía se ha convertido en un referente en soluciones textiles personalizadas para empresas, desde el diseño hasta la fabricación final.
Su hijo, Manuel Luque Torres, actual director general, resumió la filosofía que ha guiado el crecimiento de la empresa. “Diseñar, fabricar y comercializar nuestros productos para satisfacer las necesidades de nuestros clientes ha sido nuestra misión desde hace 29 años”, destacó al recordar el trabajo de su padre, fallecido el 28 de septiembre del pasado año.
En ese mismo sentido, el actual responsable de Monti-Reclam señaló que “nosotros hacemos todo: desde el diseño hasta la fabricación, incluyendo el patronaje y los bordados personalizados con los logotipos de nuestros clientes”. Una forma de trabajar que ha permitido a la firma evolucionar de manera extraordinaria en los últimos años.
La sede central de Monti-Reclam, ubicada en el Polígono Industrial Llanos de Jarata de Montilla, es una muestra de su apuesta por la innovación. Sus modernas instalaciones, de 5.000 metros cuadrados, están equipadas con tecnología de vanguardia para procesos como serigrafía, transfer y bordados, permitiendo a la empresa responder con agilidad y calidad a las demandas del mercado.
Con un equipo de profesionales altamente cualificados, Monti-Reclam ha sabido combinar experiencia y especialización para ofrecer soluciones a medida, lo que constituye una ventaja competitiva frente a otras empresas del sector.
El presidente de la entidad, Pepe Márquez, resumió el sentido del acto con unas palabras que calaron entre el público. “Hoy rendimos homenaje a quienes hacen posible que Montilla siga brillando: nuestros empresarios. Ellos son los que sostienen, con su trabajo, su esfuerzo y su valentía, cada experiencia, cada proyecto, cada sueño que luego disfrutamos todos".
El presidente de Ademo elogió el papel de todos los empresarios de Montilla. "Son los que mantienen viva nuestra identidad y los que, con su compromiso diario, logran que nuestra ciudad siga siendo un referente en calidad, en tradición y en futuro".
Entre todos ellos, Ademo quiso detenerse en tres personas que, a juicio del colectivo, representan al sector del vino de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles, al comercio y al tejido empresarial local, gracias también a historias personales profundamente ligadas a la identidad montillana.
Francisco Robles Carbonero
El primero de los reconocidos fue Francisco Robles Carbonero, figura clave en la evolución de Bodegas Robles y referente en la defensa del viñedo y de la elaboración de vinos ecológicos.
“Se trata de una persona que ha dedicado toda una vida a cuidar, proteger y elevar uno de los mayores tesoros que tenemos: el vino”, afirmó con solemnidad la gerente de la Asociación de Empresarios de Montilla, Ana Beatriz Jiménez, quien reconoció que “hablar de Francisco Robles Carbonero es hablar de dedicación, de constancia y de amor por la tierra”.
Sus palabras dibujaron un perfil humano y profesional que ha crecido al ritmo de la historia vitivinícola de Montilla. No en vano, Ademo destacó que su trayectoria es un legado para Montilla. "Un legado hecho de trabajo, de decisiones y de innovación sin perder la esencia y, sobre todo, de un compromiso firme con la calidad, la ecología y la verdad de nuestros vinos", subrayó Jiménez.
“Por todo ello —por su vida, por su ejemplo y por su inmenso aporte a nuestra cultura del vino— hoy queremos darle este homenaje, que no es solo de Ademo,, sino de toda Montilla", recalcó Ana Beatriz Jiménez acerca de este empresario que, en 2014, recibió el título de Capataz de Bodega de la Fiesta de la Vendimia en un acto celebrado en el castillo de El Gran Capitán.
La biografía de Francisco Robles Carbonero muestra una vida dedicada a construir y transformar. Bodegas Robles fue fundada en 1927 por sus padres, Antonio José y Pilar, quienes llegaron a Montilla atraídos por la excelencia de sus uvas. Con su llegada al municipio se estrechó el vínculo de la familia con algunas de las zonas de producción más emblemáticas, como La Toledana, El Canillo, Cabriñana o la Cañada del Navarro.
Décadas después, el empuje de Francisco Robles Carbonero sería decisivo para consolidar ese legado. En 1975 impulsó la construcción de las instalaciones actuales en las afueras de Montilla, junto al trazado de la carretera nacional N-331, una decisión estratégica que permitió integrar tecnología contemporánea con las técnicas tradicionales. Ese equilibrio entre pasado y futuro se convirtió en la seña de identidad de la bodega.
A finales de los años noventa, la tercera generación —representada por sus hijos Pilar y Francisco José Robles Rubio— adoptó la agricultura ecológica tras formarse en diferentes proyectos y cursos especializados, muchos de los cuales contaron directamente con la participación del homenajeado.
En 2001, un proyecto de investigación tutelado por la Universidad de Córdoba demostró que la viticultura ecológica podía desarrollarse plenamente en Montilla, consolidando una filosofía que se ha mantenido intacta hasta hoy: elaborar vinos que pertenecen a su tierra. Un compromiso que, desde entonces, ha sido respaldado con innumerables premios y galardones, como el Premio Enoturismo Rutas del Vino de España 2016, el Premio Andalucía de Agricultura 2016 o el Premio Alimentos de España 2014..
Manuel Llamas Aranda
El segundo homenaje de la tarde fue para Manuel Llamas Aranda, un apasionado de la radio cuya vida quedó marcada desde la infancia por la electrónica, los aparatos de válvulas y el sonido que salía de los primeros receptores. Su trayectoria profesional es casi una novela de aprendizaje, esfuerzo y curiosidad permanente, nacida en un cortijo donde comenzó a trabajar siendo apenas un niño.
Su inquietud profesional empezó cuando José María Drake de Alvear, propietario del cortijo y figura clave en su formación, detectó su habilidad natural para el trabajo técnico. A los doce años le entregó un libro de aparatos de radio que cambió su vida pues, a partir de ese momento, llenaría sus ratos libres a lecturas nocturnas iluminadas por un candil de aceite, antes incluso de que el cortijo dispusiera de luz eléctrica.
Sus primeras prácticas consistieron en construir un sencillo receptor de galena. La formación continuó con esquemas y materiales que Drake le facilitaba para montar aparatos cada vez más complejos: de una válvula, de dos, de tres y hasta de cinco.
Su evolución fue tan rápida que, con 17 años, anunció a su padre su determinación de dedicarse profesionalmente a la radio. Para ello se formó en Madrid y, más tarde, en Barcelona, iniciando su andadura independiente con un taller en la calle Melgar, donde ensamblaba radios pieza a pieza y las vendía a precios muy competitivos para la época.
Su vida profesional avanzó al ritmo del desarrollo tecnológico. Reparó radios, televisores, instaló antenas y llegó a convertirse en el referente local de muchas familias que podían pagar sus aparatos en cómodos plazos. Y con los años, su pasión se transformó también en una colección única: más de doscientas radios restauradas, todas en funcionamiento, que abarcan modelos desde la década de 1930. Algunas de ellas tienen una historia propia, como la radio procedente de un militar de Aguilar de la Frontera o aquella que se escuchaba en la Plaza de la Rosa cuando llegaban las partes de guerra.
Manuel Luque Morales
El tercer reconocimiento de la Asociación de Empresarios de Montilla fue otorgado, a título póstumo, a Manuel Luque Morales, fundador de Monti-Reclam y figura esencial en la consolidación de esta empresa montillana como líder europeo en la fabricación de vestuario laboral y uniformes corporativos. Fundada en 1996, la compañía se ha convertido en un referente en soluciones textiles personalizadas para empresas, desde el diseño hasta la fabricación final.
Su hijo, Manuel Luque Torres, actual director general, resumió la filosofía que ha guiado el crecimiento de la empresa. “Diseñar, fabricar y comercializar nuestros productos para satisfacer las necesidades de nuestros clientes ha sido nuestra misión desde hace 29 años”, destacó al recordar el trabajo de su padre, fallecido el 28 de septiembre del pasado año.
En ese mismo sentido, el actual responsable de Monti-Reclam señaló que “nosotros hacemos todo: desde el diseño hasta la fabricación, incluyendo el patronaje y los bordados personalizados con los logotipos de nuestros clientes”. Una forma de trabajar que ha permitido a la firma evolucionar de manera extraordinaria en los últimos años.
La sede central de Monti-Reclam, ubicada en el Polígono Industrial Llanos de Jarata de Montilla, es una muestra de su apuesta por la innovación. Sus modernas instalaciones, de 5.000 metros cuadrados, están equipadas con tecnología de vanguardia para procesos como serigrafía, transfer y bordados, permitiendo a la empresa responder con agilidad y calidad a las demandas del mercado.
Con un equipo de profesionales altamente cualificados, Monti-Reclam ha sabido combinar experiencia y especialización para ofrecer soluciones a medida, lo que constituye una ventaja competitiva frente a otras empresas del sector.
JUAN PABLO BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: ADEMO
FOTOGRAFÍA: ADEMO
















































