Acompañar a adolescentes y jóvenes en la creación de redes afectivas protectoras. Ese es el objetivo de ConSentido, un taller que ha impulsado la Casa Joven de Montilla, con el respaldo de la Diputación de Córdoba y del Ayuntamiento de Montilla.
La iniciativa, que se desarrolla a lo largo de nueve meses en las instalaciones de la Casa Joven, en el antiguo Colegio Virgen de las Viñas, junto a las instalaciones de Bodegas Navarro, cuenta con la participación de una treintena de chicos y chicas de entre 11 y 16 años de edad, con el objetivo de transformar la forma de vivir los afectos en la adolescencia.
En un espacio que combina cercanía, creatividad y participación, el proyecto se aleja de los formatos teóricos tradicionales para ofrecer un acompañamiento integral. De este modo, a lo largo de las distintas sesiones que conforman el taller, los participantes no solo escuchan y reflexionan, sino que también se mueven, crean, ríen y aportan ideas para construir juntos un entorno emocionalmente seguro.
Carmen Mesa, coordinadora de proyectos sociales de la Fundación Social Universal (FSU), explicó que "hay chicas y chicos que creen que el control en pareja es amor, o que no se atreven a mostrarse tal como son por miedo al rechazo. Muchos normalizan relaciones tóxicas sin saberlo".
Un escenario que, a su juicio, requiere intervenciones específicas y sostenidas en el tiempo. En ese sentido, Carmen Mesa defendió que "por eso estamos aquí: para romper con los estereotipos, los miedos, las violencias y para construir redes afectivas protectoras que les ayuden a crecer con libertad y respeto".
El contenido del taller aborda temas esenciales para esta etapa vital: las “3R” —Respeto, Responsabilidad y Reciprocidad—, los cambios corporales y emocionales de la adolescencia, la intimidad, los vínculos afectivos, las relaciones que aportan bienestar y el aprendizaje para decir “¡no!” a aquello que daña.
"Se trabaja siempre con dinámicas participativas, vivenciales, creativas y artísticas, en las que los jóvenes conversan y comparten en un clima de confianza, libre de miedos y sin temor a la desaprobación", detalló la coordinadora de proyectos sociales de la FSU.
En este espacio nadie queda al margen. No importan la identidad, la orientación o las dudas personales; lo que importa es poder ser uno mismo, rodeado de un grupo que acompaña y cuida. Tal como señala la filosofía del proyecto, se trata de crear un “lugar seguro” donde la aceptación y el respeto mutuo sean la base de cada interacción.
Más allá de las sesiones presenciales, ConSentido busca que lo aprendido se proyecte fuera del taller, influyendo en las amistades, en el ámbito escolar y en las relaciones familiares. El trabajo de autoconocimiento, la construcción de límites saludables y la promoción de vínculos positivos pretende dotar a los adolescentes de herramientas para navegar con confianza y libertad en sus relaciones.
La iniciativa, que continuará hasta la próxima primavera, no solo deja huella en los participantes, sino que también contribuye a un cambio cultural más amplio, apostando por un modelo de convivencia basado en el respeto, la igualdad y la empatía.
La iniciativa, que se desarrolla a lo largo de nueve meses en las instalaciones de la Casa Joven, en el antiguo Colegio Virgen de las Viñas, junto a las instalaciones de Bodegas Navarro, cuenta con la participación de una treintena de chicos y chicas de entre 11 y 16 años de edad, con el objetivo de transformar la forma de vivir los afectos en la adolescencia.
En un espacio que combina cercanía, creatividad y participación, el proyecto se aleja de los formatos teóricos tradicionales para ofrecer un acompañamiento integral. De este modo, a lo largo de las distintas sesiones que conforman el taller, los participantes no solo escuchan y reflexionan, sino que también se mueven, crean, ríen y aportan ideas para construir juntos un entorno emocionalmente seguro.
Carmen Mesa, coordinadora de proyectos sociales de la Fundación Social Universal (FSU), explicó que "hay chicas y chicos que creen que el control en pareja es amor, o que no se atreven a mostrarse tal como son por miedo al rechazo. Muchos normalizan relaciones tóxicas sin saberlo".
Un escenario que, a su juicio, requiere intervenciones específicas y sostenidas en el tiempo. En ese sentido, Carmen Mesa defendió que "por eso estamos aquí: para romper con los estereotipos, los miedos, las violencias y para construir redes afectivas protectoras que les ayuden a crecer con libertad y respeto".
El contenido del taller aborda temas esenciales para esta etapa vital: las “3R” —Respeto, Responsabilidad y Reciprocidad—, los cambios corporales y emocionales de la adolescencia, la intimidad, los vínculos afectivos, las relaciones que aportan bienestar y el aprendizaje para decir “¡no!” a aquello que daña.
"Se trabaja siempre con dinámicas participativas, vivenciales, creativas y artísticas, en las que los jóvenes conversan y comparten en un clima de confianza, libre de miedos y sin temor a la desaprobación", detalló la coordinadora de proyectos sociales de la FSU.
En este espacio nadie queda al margen. No importan la identidad, la orientación o las dudas personales; lo que importa es poder ser uno mismo, rodeado de un grupo que acompaña y cuida. Tal como señala la filosofía del proyecto, se trata de crear un “lugar seguro” donde la aceptación y el respeto mutuo sean la base de cada interacción.
Más allá de las sesiones presenciales, ConSentido busca que lo aprendido se proyecte fuera del taller, influyendo en las amistades, en el ámbito escolar y en las relaciones familiares. El trabajo de autoconocimiento, la construcción de límites saludables y la promoción de vínculos positivos pretende dotar a los adolescentes de herramientas para navegar con confianza y libertad en sus relaciones.
La iniciativa, que continuará hasta la próxima primavera, no solo deja huella en los participantes, sino que también contribuye a un cambio cultural más amplio, apostando por un modelo de convivencia basado en el respeto, la igualdad y la empatía.
JUAN PABLO BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: CASA JOVEN (ARCHIVO)
FOTOGRAFÍA: CASA JOVEN (ARCHIVO)


















































