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Así intentaron los científicos descifrar la ruleta

Aunque hoy se la relacione con el mundo del ocio y el entretenimiento, la ruleta ha sido durante más de un siglo objeto de obsesión para matemáticos, físicos e ingenieros. Detrás de su aparente sencillez (una bola que gira en una rueda dividida en casillas numeradas), se esconde un desafío intelectual que ha llamado la atención de investigadores en todo el mundo: ¿es posible predecir su resultado?


Lejos de mitos y supersticiones, la historia documenta varios intentos serios de aplicar ciencia y tecnología para intentar descifrar el comportamiento de la ruleta. A continuación, repasamos algunos de los más conocidos y verificables.

Los hermanos Basile y la física aplicada


Uno de los casos mejor documentados es el de los hermanos Doyne y Norman Basile, estudiantes de física de la Universidad de Santa Clara (California), que en los años 70 diseñaron un dispositivo oculto para intentar predecir los resultados de la ruleta mediante física newtoniana básica.

Construyeron un pequeño ordenador que escondían en sus zapatos, y que iba conectado a un pulsador que activaban con los dedos del pie. Medían el tiempo que tardaba la bola en dar una vuelta y estimaban la zona donde podría caer. El experimento se basaba en principios reales como que la bola sufre una desaceleración constante y la ruleta, al tener ligeras imperfecciones, no gira siempre igual.

Según publicó en 2004 The Guardian, lograron aumentar la probabilidad de acierto en un 15 %, aunque no lo suficiente como para hacerlo viable a largo plazo. Su historia fue posteriormente recogida en el libro The Newtonian Casino (2004), escrito por Thomas A. Bass.

El equipo de la Universidad de Londres y los patrones caóticos


En 2012, un estudio llevado a cabo por Michael Small (Universidad de Australia Occidental) y Michael Tse (City University of Hong Kong) trató de reproducir el experimento de los Basile, pero con tecnología moderna. Utilizando una cámara de alta velocidad, registraron decenas de miles de tiradas de una ruleta comercial.

Su análisis, publicado en la revista Chaos, concluyó que en determinadas condiciones (mesa ligeramente inclinada, bola lanzada con fuerza constante), era posible reducir el grado de aleatoriedad y predecir zonas de caída con un margen de error significativamente menor al azar puro.

Eso sí, los autores fueron claros y sentenciaron que el modelo solo funcionaba en entornos controlados y no era aplicable de forma práctica en casinos modernos, donde se toman medidas preventivas (ruletas niveladas, lanzamientos manuales irregulares) para evitar estas vulnerabilidades.

Ruleta y análisis estadístico, entre la ilusión y el cálculo


Muchos jugadores han intentado aplicar modelos estadísticos para encontrar patrones a largo plazo en la ruleta. Uno de los métodos más conocidos es el sistema Martingala, que consiste en doblar la apuesta tras cada pérdida para recuperar lo perdido y obtener una ganancia mínima.

Aunque matemáticamente tiene lógica a corto plazo, en la práctica resulta insostenible. Como explican desde el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), las ruletas tienen un margen de la casa (debido al número 0 o 00, según el tipo), y los casinos imponen límites de apuesta precisamente para evitar que este tipo de sistemas funcionen.

De hecho, en plataformas como 888casino, donde la ruleta está disponible en múltiples modalidades y con reglas claramente definidas, se deja claro que ningún sistema garantiza el éxito, y que la experiencia debe disfrutarse desde una perspectiva recreativa, no como un método para obtener beneficios constantes.

¿Y si la ruleta no es perfecta?


Otro enfoque interesante ha sido el análisis de desgastes físicos en ruletas reales. En 1982, el ingeniero británico Richard Jarecki detectó que ciertas ruletas del casino de Sanremo (Italia) presentaban un ligero sesgo hacia ciertos números, debido al desgaste irregular de las ranuras donde cae la bola.

Jarecki pasó meses registrando resultados y llegó a ganar más de un millón de dólares utilizando esta ventaja. Su historia fue confirmada por publicaciones como The Wall Street Journal y The New York Times. A partir de este caso, los fabricantes comenzaron a reforzar las medidas de precisión en los componentes y a realizar revisiones técnicas frecuentes.

Hoy en día, tanto en casinos físicos como en versiones digitales, las ruletas se diseñan bajo estrictos estándares de aleatoriedad. En el caso de las ruletas en línea, los resultados se generan mediante algoritmos certificados de generación aleatoria (RNG), auditados por entidades externas como eCOGRA o GLI.

En definitiva, el interés por la ruleta como objeto de estudio sigue vivo. Plataformas de simulación, canales académicos de divulgación como Numberphile, e incluso cursos de estadística aplicada la utilizan como ejemplo perfecto para explicar conceptos de probabilidad, entropía y teoría del caos.

En el ámbito educativo, la ruleta se ha convertido en una herramienta para enseñar que no todos los procesos aparentemente aleatorios lo son al 100 %, y que incluso el azar tiene leyes matemáticas detrás, con talleres en los que se explica el funcionamiento estadístico de estos juegos, con el objetivo de fomentar el pensamiento crítico y el análisis de datos.


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