El entretenimiento digital es un auténtico tractor económico. En 2024, el juego online con licencia estatal movió 35.092 millones de euros en cantidades jugadas y generó un margen (GGR) de 1.454,6 millones, con 1.992.889 jugadores activos.
Además, el gasto en marketing fue de 526 millones de euros. Pero ese éxito lleva aparejado un riesgo, ya que cada clic, cada depósito y cada dato personal se han convertido en piezas codiciadas por el cibercrimen, que en 2024 sumó 38.000 incidentes de fraude online y 21.571 de phishing gestionados por INCIBE.
La llegada de las criptomonedas ha propiciado la aparición de plataformas que operan fuera del paraguas regulatorio español. Estas plataformas aprovechan la seguridad de la tecnología blockchain para ofrecer slots famosos, ruletas en vivo y otros tipos de juegos de casino (fuente: https://es.cointelegraph.com/juegos/casinos-criptomonedas/sin-licencia/).
Estos sitios no están sometidos a los controles de la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ) y, en consecuencia, no aplican los protocolos de verificación de identidad ni los sistemas de protección al jugador exigidos en España. La ausencia de auditorías obliga al usuario a asumir, en solitario, la carga de comprobar todo.
Desde la solvencia técnica y legal del operador, hasta la transparencia de los procesos de pago y el cifrado de la información. La sofisticación de los ataques evoluciona al ritmo del mercado. El phishing personalizado, que suplanta a operadores o a pasarelas de pago, encabeza la lista de riesgos.
Mientras que el smishing y el vishing multiplican su alcance gracias a la automatización de campañas masivas. Si hablamos del juego online, el fraude de identidad alcanza niveles preocupantes. Más de 7.700 denuncias por robo de identidad en cuentas de apuestas durante 2024, revelan el calibre del problema.
Y también la dificultad de rastrear transacciones asociadas a métodos de pago difíciles de bloquear. A todo ello se añaden ataques DDoS que paralizan mesas de póquer en directo y técnicas de web-scraping que recolectan datos personales para su reventa. Sin embargo, España cuenta con una de las normativas más estrictas de la UE.
La Ley 13/2011 y los posteriores Reales Decretos obligan a los operadores con licencia a someterse a auditorías de ciberseguridad, implementar cifrados, publicar sus políticas de privacidad y adherirse al sistema de autoexclusión. No obstante, el ritmo de la innovación, especialmente en verificación biométrica, supera la velocidad legislativa.
La DGOJ ha anunciado un refuerzo de controles tras detectar un aumento del 17,6% en el GGR y un salto del 37% en publicidad digital. Mientras tanto, organismos como INCIBE publican guías de buenas prácticas y alertas en tiempo real para operadores y jugadores, pero su carácter voluntario deja lagunas de cumplimiento.
La industria, consciente de que la confianza es su principal activo, ha comenzado a blindarse. Algunos operadores auditados han duplicado su inversión en cifrado y monitorización proactiva.
Desde 2020, todos los pagos deben pasar por autenticación reforzada de cliente (SCA), exigencia heredada de la PSD2 y respaldada por el Banco de España. El informe conjunto BCE-EBA publicado en agosto de 2024 muestra que las operaciones autenticadas con SCA registran menos fraude.
Esta exigencia normativa ha acelerado la adopción del doble factor de autenticación (2FA). Muchos operadores españoles obligan ya al usuario a introducir un código SMS o de app antes de mover fondos. Además, la DGOJ puso en producción su servicio web de verificación instantánea de NIF/NIE.
Lo que impide abrir una cuenta con datos falsos en menos de tres segundos. La biometría completa el triángulo. Plataformas de juego permiten el acceso mediante Touch ID o reconocimiento facial. La verificación biométrica recorta el tiempo medio de alta de un jugador.
Soluciones de proveedores españoles añaden pruebas de vida activas para blindar la cuenta frente a deepfakes. La migración al protocolo TLS 1.3 ya no es una recomendación, sino una práctica de facto entre los líderes del sector. Cloudflare recuerda que la nueva versión elimina algoritmos obsoletos y acelera el handshake.
Esto reduce en más de 30% la latencia en juegos en vivo, porcentaje que supera a la banca minorista nacional. El machine learning ha pasado de promesa a herramienta operativa. Los modelos de IA aplicados al fraud scoring analizan hasta 600 parámetros de comportamiento por sesión y reducen los falsos positivos frente a las reglas estáticas.
El proveedor TransUnion va un paso más allá con TruValidate Device Risk, capaz de “recordar” la huella de 5.000 millones de dispositivos y bloquear en milisegundos patrones asociados a botnets. El sector de juego en España está abrazando las innovaciones para ofrecer lo mejor para los jugadores en plataformas totalmente seguras.
Además, el gasto en marketing fue de 526 millones de euros. Pero ese éxito lleva aparejado un riesgo, ya que cada clic, cada depósito y cada dato personal se han convertido en piezas codiciadas por el cibercrimen, que en 2024 sumó 38.000 incidentes de fraude online y 21.571 de phishing gestionados por INCIBE.
El juego online ante la creciente ola de ciberataques
La llegada de las criptomonedas ha propiciado la aparición de plataformas que operan fuera del paraguas regulatorio español. Estas plataformas aprovechan la seguridad de la tecnología blockchain para ofrecer slots famosos, ruletas en vivo y otros tipos de juegos de casino (fuente: https://es.cointelegraph.com/juegos/casinos-criptomonedas/sin-licencia/).
Estos sitios no están sometidos a los controles de la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ) y, en consecuencia, no aplican los protocolos de verificación de identidad ni los sistemas de protección al jugador exigidos en España. La ausencia de auditorías obliga al usuario a asumir, en solitario, la carga de comprobar todo.
Desde la solvencia técnica y legal del operador, hasta la transparencia de los procesos de pago y el cifrado de la información. La sofisticación de los ataques evoluciona al ritmo del mercado. El phishing personalizado, que suplanta a operadores o a pasarelas de pago, encabeza la lista de riesgos.
Mientras que el smishing y el vishing multiplican su alcance gracias a la automatización de campañas masivas. Si hablamos del juego online, el fraude de identidad alcanza niveles preocupantes. Más de 7.700 denuncias por robo de identidad en cuentas de apuestas durante 2024, revelan el calibre del problema.
Y también la dificultad de rastrear transacciones asociadas a métodos de pago difíciles de bloquear. A todo ello se añaden ataques DDoS que paralizan mesas de póquer en directo y técnicas de web-scraping que recolectan datos personales para su reventa. Sin embargo, España cuenta con una de las normativas más estrictas de la UE.
La Ley 13/2011 y los posteriores Reales Decretos obligan a los operadores con licencia a someterse a auditorías de ciberseguridad, implementar cifrados, publicar sus políticas de privacidad y adherirse al sistema de autoexclusión. No obstante, el ritmo de la innovación, especialmente en verificación biométrica, supera la velocidad legislativa.
La DGOJ ha anunciado un refuerzo de controles tras detectar un aumento del 17,6% en el GGR y un salto del 37% en publicidad digital. Mientras tanto, organismos como INCIBE publican guías de buenas prácticas y alertas en tiempo real para operadores y jugadores, pero su carácter voluntario deja lagunas de cumplimiento.
La industria, consciente de que la confianza es su principal activo, ha comenzado a blindarse. Algunos operadores auditados han duplicado su inversión en cifrado y monitorización proactiva.
Blindaje digital: Tecnologías y buenas prácticas
Desde 2020, todos los pagos deben pasar por autenticación reforzada de cliente (SCA), exigencia heredada de la PSD2 y respaldada por el Banco de España. El informe conjunto BCE-EBA publicado en agosto de 2024 muestra que las operaciones autenticadas con SCA registran menos fraude.
Esta exigencia normativa ha acelerado la adopción del doble factor de autenticación (2FA). Muchos operadores españoles obligan ya al usuario a introducir un código SMS o de app antes de mover fondos. Además, la DGOJ puso en producción su servicio web de verificación instantánea de NIF/NIE.
Lo que impide abrir una cuenta con datos falsos en menos de tres segundos. La biometría completa el triángulo. Plataformas de juego permiten el acceso mediante Touch ID o reconocimiento facial. La verificación biométrica recorta el tiempo medio de alta de un jugador.
Soluciones de proveedores españoles añaden pruebas de vida activas para blindar la cuenta frente a deepfakes. La migración al protocolo TLS 1.3 ya no es una recomendación, sino una práctica de facto entre los líderes del sector. Cloudflare recuerda que la nueva versión elimina algoritmos obsoletos y acelera el handshake.
Esto reduce en más de 30% la latencia en juegos en vivo, porcentaje que supera a la banca minorista nacional. El machine learning ha pasado de promesa a herramienta operativa. Los modelos de IA aplicados al fraud scoring analizan hasta 600 parámetros de comportamiento por sesión y reducen los falsos positivos frente a las reglas estáticas.
El proveedor TransUnion va un paso más allá con TruValidate Device Risk, capaz de “recordar” la huella de 5.000 millones de dispositivos y bloquear en milisegundos patrones asociados a botnets. El sector de juego en España está abrazando las innovaciones para ofrecer lo mejor para los jugadores en plataformas totalmente seguras.
FOTOGRAFÍA:
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