Con la serenidad de quien ha conocido el esfuerzo en su forma más cruda y también más gratificante, Héctor Alonso González acaba de comenzar una nueva etapa como notario en la localidad jiennense de Lopera. A sus 25 años, este joven natural de Montilla ha logrado lo que para muchos es casi un imposible: alcanzar la plaza número uno de la última promoción de notarios de España, una de las oposiciones más exigentes del país. Un mérito que, más allá de los números, simboliza la victoria de la disciplina, la pasión y la vocación por el servicio público.
Su historia no es la de una suerte repentina ni la de un golpe de fortuna. Al contrario, está marcada por más de dos años de trabajo constante, jornadas de más de diez horas diarias y una dedicación casi quirúrgica al estudio. Un proceso en el que este antiguo alumno salesiano no solo ha demostrado capacidad intelectual, sino también una madurez poco común a su edad.
“Mi oposición fue muy dura, pero también muy satisfactoria y merece claramente la pena”, reconoce en una entrevista concedida al Consejo General del Notariado. Porque lo que hay detrás de esa primera posición nacional en la oposición a notarías es una carrera de fondo.
Graduado en Derecho y Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Complutense de Madrid, donde además fue reconocido con el Premio Extraordinario al mejor expediente, Héctor Alonso González se encontró con el Derecho Civil durante sus años universitarios.
Ese descubrimiento sería clave para tomar una decisión que acabaría marcando su rumbo profesional. “Fue durante la carrera cuando descubrí el Derecho Civil, que es el que se aplica en la notaría fundamentalmente, y me enamoré de él”, recuerda el joven montillano que, no obstante, reconoce que su madre, notaria también, influyó en su elección. Pero, en este caso, la vocación no fue heredada, sino despertada.
El itinerario hacia la notaría es largo y exigente. La oposición comprende unos 350 temas, divididos en áreas como Derecho Civil, Mercantil, Hipotecario, Notarial y Fiscal. Además, los aspirantes deben superar dos exámenes orales en los que exponen durante una hora tras solo cinco minutos de preparación, y un caso práctico de seis horas.
Héctor Alonso González lo consiguió a la primera, tras dos años y tres meses de preparación intensa, organizada al milímetro. Comenzaba sus días a las 8.00 de la mañana y terminaba pasadas las 21.00 de la noche, en bloques de estudio que alternaban con pausas para comer, hacer ejercicio o compartir tiempo con su familia.
Pero no todo era encierro y memorización. El joven montillano defiende, con firmeza, la importancia de mantener el equilibrio: “Lo que sí diría es respetar y organizar el día a día, no solo en cuanto al tiempo de estudio, sino también las demás actividades que pueden ayudar a este estudio y, en particular, respetar los tiempos de descanso”. Él mismo descansaba un día a la semana y se mantenía en contacto con sus amigos, buscando un respiro en una rutina que puede ser, para muchos, asfixiante.
Ese enfoque humano y sensato ha sido una de las claves que lo han llevado no solo a destacar, sino también a encarar esta nueva etapa con los pies en la tierra. “Como notario, mi gran objetivo es poner al servicio de las personas que vengan con problemas a mi notaría todo lo que he aprendido con la oposición para así poder solucionar los problemas de las personas”, afirma tras haber tomado posesión de su plaza.
Su elección de destino no ha sido casual. Lopera, un pequeño municipio de Jaén, le parece “ideal para comenzar la carrera como notario y aprender el funcionamiento del día a día de la profesión”. En lugares así, explica, la labor del notario va mucho más allá de la firma de escrituras.
“Las personas vienen a tratar sus asuntos ellos mismos. Así que el notario debe asesorarles desde que entran por la puerta, informarles sobre todo lo que necesitan, realizar la escritura si deciden hacerla y gestionar todo lo relativo al pago de impuestos y registros”, detalla.
En ese sentido, la cercanía con el ciudadano ha sido uno de los elementos que más le atrajo de la profesión. El contacto directo, el trato personal y la posibilidad de aportar soluciones concretas son, para él, el núcleo de su labor. “Nuestra vocación de servicio público encuentra su máxima expresión en la respuesta que siempre da el Notariado en las situaciones adversas para la sociedad, estando a la altura de lo que los ciudadanos han necesitado de él”, señala con la seguridad de quien asume esa responsabilidad como un compromiso profundo.
Ese compromiso no ha pasado desapercibido. El pasado 7 de marzo, recibió de manos del secretario de Estado de Justicia, Manuel Olmedo Palacios, la Cruz Distinguida de Segunda Clase de la Orden de San Raimundo de Peñafort, un reconocimiento reservado para quienes destacan por sus méritos en el ámbito del Derecho.
Y mientras Héctor toma las riendas de su nueva notaría en Lopera, en su Montilla natal, el orgullo es palpable. Desde Salesianos Montilla, centro donde cursó trece años de su vida, lo recuerdan con especial cariño: “Nuestro querido antiguo alumno ha tomado posesión de la notaría de Lopera tras un brillante desempeño en la oposición”.
“Con solo 25 años, ha obtenido la mejor calificación de toda España. Desde Salesianos Montilla, casa donde estuvo trece años de su vida, nos sentimos muy orgullosos de su gran logro. Sin duda, sabemos que ha sido merecido después de un gran esfuerzo y trabajo”, resaltan desde el centro educativo que dirige Agustín de la Cruz.
Lejos de conformarse con su éxito, Héctor Alonso González mantiene viva su vocación por motivar a otros. “De verdad que estoy muy feliz gracias a esta oposición y animo a todo el mundo que estoy ayudando a intentar opositar”, afirma con entusiasmo.
Pero no se trata de una simple invitación: lo respalda con la convicción de quien ha recorrido el camino. “Cualquier persona con esfuerzo, trabajo y disciplina puede conseguirlo. Me gustaría dar ánimos a todos los que se encuentren estudiando la oposición y decirles que el esfuerzo merece la pena”, afirma convencido.
En un tiempo donde los logros rápidos parecen reinar, historias como la de Héctor Alonso González recuerdan que la constancia sigue siendo el mejor de los atajos. Y que, al final del camino, el verdadero triunfo no es solo alcanzar una meta difícil, sino hacerlo con el compromiso de devolverle a la sociedad todo lo aprendido.
Su historia no es la de una suerte repentina ni la de un golpe de fortuna. Al contrario, está marcada por más de dos años de trabajo constante, jornadas de más de diez horas diarias y una dedicación casi quirúrgica al estudio. Un proceso en el que este antiguo alumno salesiano no solo ha demostrado capacidad intelectual, sino también una madurez poco común a su edad.
“Mi oposición fue muy dura, pero también muy satisfactoria y merece claramente la pena”, reconoce en una entrevista concedida al Consejo General del Notariado. Porque lo que hay detrás de esa primera posición nacional en la oposición a notarías es una carrera de fondo.

Graduado en Derecho y Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Complutense de Madrid, donde además fue reconocido con el Premio Extraordinario al mejor expediente, Héctor Alonso González se encontró con el Derecho Civil durante sus años universitarios.
Ese descubrimiento sería clave para tomar una decisión que acabaría marcando su rumbo profesional. “Fue durante la carrera cuando descubrí el Derecho Civil, que es el que se aplica en la notaría fundamentalmente, y me enamoré de él”, recuerda el joven montillano que, no obstante, reconoce que su madre, notaria también, influyó en su elección. Pero, en este caso, la vocación no fue heredada, sino despertada.
El itinerario hacia la notaría es largo y exigente. La oposición comprende unos 350 temas, divididos en áreas como Derecho Civil, Mercantil, Hipotecario, Notarial y Fiscal. Además, los aspirantes deben superar dos exámenes orales en los que exponen durante una hora tras solo cinco minutos de preparación, y un caso práctico de seis horas.

Héctor Alonso González lo consiguió a la primera, tras dos años y tres meses de preparación intensa, organizada al milímetro. Comenzaba sus días a las 8.00 de la mañana y terminaba pasadas las 21.00 de la noche, en bloques de estudio que alternaban con pausas para comer, hacer ejercicio o compartir tiempo con su familia.
Pero no todo era encierro y memorización. El joven montillano defiende, con firmeza, la importancia de mantener el equilibrio: “Lo que sí diría es respetar y organizar el día a día, no solo en cuanto al tiempo de estudio, sino también las demás actividades que pueden ayudar a este estudio y, en particular, respetar los tiempos de descanso”. Él mismo descansaba un día a la semana y se mantenía en contacto con sus amigos, buscando un respiro en una rutina que puede ser, para muchos, asfixiante.
Ese enfoque humano y sensato ha sido una de las claves que lo han llevado no solo a destacar, sino también a encarar esta nueva etapa con los pies en la tierra. “Como notario, mi gran objetivo es poner al servicio de las personas que vengan con problemas a mi notaría todo lo que he aprendido con la oposición para así poder solucionar los problemas de las personas”, afirma tras haber tomado posesión de su plaza.
Su elección de destino no ha sido casual. Lopera, un pequeño municipio de Jaén, le parece “ideal para comenzar la carrera como notario y aprender el funcionamiento del día a día de la profesión”. En lugares así, explica, la labor del notario va mucho más allá de la firma de escrituras.
“Las personas vienen a tratar sus asuntos ellos mismos. Así que el notario debe asesorarles desde que entran por la puerta, informarles sobre todo lo que necesitan, realizar la escritura si deciden hacerla y gestionar todo lo relativo al pago de impuestos y registros”, detalla.
En ese sentido, la cercanía con el ciudadano ha sido uno de los elementos que más le atrajo de la profesión. El contacto directo, el trato personal y la posibilidad de aportar soluciones concretas son, para él, el núcleo de su labor. “Nuestra vocación de servicio público encuentra su máxima expresión en la respuesta que siempre da el Notariado en las situaciones adversas para la sociedad, estando a la altura de lo que los ciudadanos han necesitado de él”, señala con la seguridad de quien asume esa responsabilidad como un compromiso profundo.

Ese compromiso no ha pasado desapercibido. El pasado 7 de marzo, recibió de manos del secretario de Estado de Justicia, Manuel Olmedo Palacios, la Cruz Distinguida de Segunda Clase de la Orden de San Raimundo de Peñafort, un reconocimiento reservado para quienes destacan por sus méritos en el ámbito del Derecho.
Y mientras Héctor toma las riendas de su nueva notaría en Lopera, en su Montilla natal, el orgullo es palpable. Desde Salesianos Montilla, centro donde cursó trece años de su vida, lo recuerdan con especial cariño: “Nuestro querido antiguo alumno ha tomado posesión de la notaría de Lopera tras un brillante desempeño en la oposición”.
“Con solo 25 años, ha obtenido la mejor calificación de toda España. Desde Salesianos Montilla, casa donde estuvo trece años de su vida, nos sentimos muy orgullosos de su gran logro. Sin duda, sabemos que ha sido merecido después de un gran esfuerzo y trabajo”, resaltan desde el centro educativo que dirige Agustín de la Cruz.

Lejos de conformarse con su éxito, Héctor Alonso González mantiene viva su vocación por motivar a otros. “De verdad que estoy muy feliz gracias a esta oposición y animo a todo el mundo que estoy ayudando a intentar opositar”, afirma con entusiasmo.
Pero no se trata de una simple invitación: lo respalda con la convicción de quien ha recorrido el camino. “Cualquier persona con esfuerzo, trabajo y disciplina puede conseguirlo. Me gustaría dar ánimos a todos los que se encuentren estudiando la oposición y decirles que el esfuerzo merece la pena”, afirma convencido.
En un tiempo donde los logros rápidos parecen reinar, historias como la de Héctor Alonso González recuerdan que la constancia sigue siendo el mejor de los atajos. Y que, al final del camino, el verdadero triunfo no es solo alcanzar una meta difícil, sino hacerlo con el compromiso de devolverle a la sociedad todo lo aprendido.
JUAN PABLO BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: NOTARIOS DE ESPAÑA
FOTOGRAFÍA: NOTARIOS DE ESPAÑA

