Ochenta años. Ese es el tiempo exacto que ha transcurrido desde que el entonces director del Colegio Salesiano "San Francisco Solano", José Báez Palomo (Colmenar, 1911 — Sanlúcar la Mayor, 1988) bendijera, tras la misa de externos que se celebró en la iglesia santuario de María Auxiliadora, la popular imagen de La Borriquita que, de la mano de la Hermandad Salesiana de Jesús en su Entrada Triunfal en Jerusalén, marca cada año el inicio de la Semana Santa de Montilla.
El origen de la hermandad que abre el Domingo de Ramos se encuentra en un grupo de antiguos alumnos salesianos, miembros del Círculo Domingo Savio que, movidos por su devoción y el deseo de fomentar la participación juvenil e infantil en la Semana Santa de Montilla, promovieron la adquisición de esta singular imagen que representa a Jesús entrando triunfante en Jerusalén a lomos de una borriquilla.
Para sufragar su coste, la Asociación de Antiguos Alumnos de Don Bosco organizó una colecta durante la primera estación de penitencia, que tuvo lugar la misma tarde del 25 de marzo de 1945, Domingo de Ramos, así como representaciones teatrales que contaron con una gran acogida por parte de los montillanos.
La Borriquita fue adquirida en los talleres de arte religioso de Olot, en la provincia de Girona, reconocidos por su producción en serie de esculturas religiosas entre los siglos XIX y XX. Y, en aquellos primeros momentos, la incipiente cofradía contó la inestimable aportación de figuras clave para la Semana Santa montillana como Manuel Jiménez Velasco –primer Cofrade Ejemplar de la localidad–, Francisco Jiménez Duque o Manuel Portero Márquez. Todos ellos contaron, además, con la colaboración de la Hermandad Salesiana del Santísimo Cristo del Amor.
En su primera Junta de Gobierno, conocida cariñosamente como Los Doce Apóstoles, se integraron seis miembros del Círculo Domingo Savio y otros seis de la Compañía de San Luis Gonzaga. Por el Círculo fueron José Baena Aguayo, Arturo Hidalgo Trillo, Antonio Repiso Hidalgo, José Velasco Zorzano, Manuel Márquez Castellano y Enrique Garramiola Prieto. Por la Compañía de San Luis Gonzaga, los representantes eran Francisco García Márquez, Francisco Toro Luque, Francisco Márquez Arjona, Antonio Garrido Jiménez, José Vázquez Fernández y Antonio Ramírez Pino.
Desde su fundación hace ahora ocho décadas, la cofradía considerada "escuela de cofrades montillanos" ha experimentado distintos cambios, incluyendo el traslado temporal de su salida procesional a la iglesia de San Agustín hasta 1984, debido al cierre al culto de la iglesia-santuario de María Auxiliadora. Pese a estos cambios, La Borriquita ha mantenido su papel fundamental en la Semana Santa, siendo hoy por hoy un referente de fe y tradición en la localidad.
La imagen de La Borriquita de Montilla fue realizada en la localidad catalana de Olot, un enclave histórico en la producción de esculturas religiosas. A mediados del siglo XIX, el municipio considerado capital de la comarca de La Garrocha ya contaba con una fuerte tradición artesanal derivada de la industria textil. Esta habilidad manual, junto con la creación de la Escuela Pública de Dibujo en 1783, sentó las bases para el desarrollo de los talleres de imaginería religiosa.
Los hermanos Vayreda y Berga Boix fueron los pioneros de esta industria, influenciados por el arte sacro parisino de San Sulpicio. En 1880 fundaron la empresa El Arte Cristiano, que se convirtió en el principal referente de la escultura sacra en serie. Durante el siglo XX, Olot contaba con hasta veinte talleres dedicados a la producción de imágenes religiosas, muchas de ellas exportadas a distintos países.
El proceso de fabricación de estas esculturas combinaba técnicas tradicionales con innovaciones industriales. Se elaboraban moldes de escayola y madera, utilizando una mezcla de cartón y madera para lograr piezas ligeras y resistentes. Una vez extraídas del molde, las figuras eran pulidas, pintadas y decoradas, con un nivel de detalle que variaba según la categoría de la imagen.
A pesar del menosprecio de algunos sectores culturales hacia el arte producido en serie, las imágenes de Olot tuvieron una gran aceptación popular y estéticamente fueron reconocidas por su calidad. La Borriquita de Montilla representa así un testimonio de esta tradición que une la historia de la imaginería catalana con la devoción salesiana andaluza.
Y en este 80.º aniversario de su bendición, La Borriquita sigue siendo un símbolo de fe y esperanza para muchos niños y jóvenes de Montilla que, cada Domingo de Ramos, recuerdan el entusiasmo de aquel grupo de adolescentes que, con ilusión y esfuerzo, fundaron la primera hermandad infantil de la ciudad.
El origen de la hermandad que abre el Domingo de Ramos se encuentra en un grupo de antiguos alumnos salesianos, miembros del Círculo Domingo Savio que, movidos por su devoción y el deseo de fomentar la participación juvenil e infantil en la Semana Santa de Montilla, promovieron la adquisición de esta singular imagen que representa a Jesús entrando triunfante en Jerusalén a lomos de una borriquilla.
Para sufragar su coste, la Asociación de Antiguos Alumnos de Don Bosco organizó una colecta durante la primera estación de penitencia, que tuvo lugar la misma tarde del 25 de marzo de 1945, Domingo de Ramos, así como representaciones teatrales que contaron con una gran acogida por parte de los montillanos.
La Borriquita fue adquirida en los talleres de arte religioso de Olot, en la provincia de Girona, reconocidos por su producción en serie de esculturas religiosas entre los siglos XIX y XX. Y, en aquellos primeros momentos, la incipiente cofradía contó la inestimable aportación de figuras clave para la Semana Santa montillana como Manuel Jiménez Velasco –primer Cofrade Ejemplar de la localidad–, Francisco Jiménez Duque o Manuel Portero Márquez. Todos ellos contaron, además, con la colaboración de la Hermandad Salesiana del Santísimo Cristo del Amor.
En su primera Junta de Gobierno, conocida cariñosamente como Los Doce Apóstoles, se integraron seis miembros del Círculo Domingo Savio y otros seis de la Compañía de San Luis Gonzaga. Por el Círculo fueron José Baena Aguayo, Arturo Hidalgo Trillo, Antonio Repiso Hidalgo, José Velasco Zorzano, Manuel Márquez Castellano y Enrique Garramiola Prieto. Por la Compañía de San Luis Gonzaga, los representantes eran Francisco García Márquez, Francisco Toro Luque, Francisco Márquez Arjona, Antonio Garrido Jiménez, José Vázquez Fernández y Antonio Ramírez Pino.
Desde su fundación hace ahora ocho décadas, la cofradía considerada "escuela de cofrades montillanos" ha experimentado distintos cambios, incluyendo el traslado temporal de su salida procesional a la iglesia de San Agustín hasta 1984, debido al cierre al culto de la iglesia-santuario de María Auxiliadora. Pese a estos cambios, La Borriquita ha mantenido su papel fundamental en la Semana Santa, siendo hoy por hoy un referente de fe y tradición en la localidad.
Olot, cuna de La Borriquita de Montilla
La imagen de La Borriquita de Montilla fue realizada en la localidad catalana de Olot, un enclave histórico en la producción de esculturas religiosas. A mediados del siglo XIX, el municipio considerado capital de la comarca de La Garrocha ya contaba con una fuerte tradición artesanal derivada de la industria textil. Esta habilidad manual, junto con la creación de la Escuela Pública de Dibujo en 1783, sentó las bases para el desarrollo de los talleres de imaginería religiosa.
Los hermanos Vayreda y Berga Boix fueron los pioneros de esta industria, influenciados por el arte sacro parisino de San Sulpicio. En 1880 fundaron la empresa El Arte Cristiano, que se convirtió en el principal referente de la escultura sacra en serie. Durante el siglo XX, Olot contaba con hasta veinte talleres dedicados a la producción de imágenes religiosas, muchas de ellas exportadas a distintos países.
El proceso de fabricación de estas esculturas combinaba técnicas tradicionales con innovaciones industriales. Se elaboraban moldes de escayola y madera, utilizando una mezcla de cartón y madera para lograr piezas ligeras y resistentes. Una vez extraídas del molde, las figuras eran pulidas, pintadas y decoradas, con un nivel de detalle que variaba según la categoría de la imagen.
A pesar del menosprecio de algunos sectores culturales hacia el arte producido en serie, las imágenes de Olot tuvieron una gran aceptación popular y estéticamente fueron reconocidas por su calidad. La Borriquita de Montilla representa así un testimonio de esta tradición que une la historia de la imaginería catalana con la devoción salesiana andaluza.
Y en este 80.º aniversario de su bendición, La Borriquita sigue siendo un símbolo de fe y esperanza para muchos niños y jóvenes de Montilla que, cada Domingo de Ramos, recuerdan el entusiasmo de aquel grupo de adolescentes que, con ilusión y esfuerzo, fundaron la primera hermandad infantil de la ciudad.
JUAN PABLO BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR















































