Las instalaciones de la Estación Enológica de Montilla, que el pasado mes de julio fueron cedidas por la Junta de Andalucía al Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles, han acogido la Salutación al Vino Nuevo, un protocolario acto promovido por la Cofradía de la Viña y el Vino de Montilla.
Enrique Garrido Giménez, actual gerente del Consejo Regulador de Montilla-Moriles, fue el encargado de saludar el nacimiento del nuevo vino, durante el transcurso de un Gran Capítulo que tuvo como maestro de ceremonias al ingeniero técnico agrícola Manuel Jiménez del Pino, cofrade Envero, quien destacó el carácter íntimo de este acto de salutación y exaltó la calidad originaria de los vinos montillanos, “sabios y eternos, frutos de las condiciones agroambientales y de su variedad estrella, la Pedro Ximénez, con capacidad de cambiar su ropaje de aromas y sabores para ser disfrutado por los paladares más variados y exigentes".
Después de la introducción del maestro de ceremonias, tomó la palabra el cronista de la cofradía, el escritor, historiador y bibliógrafo José Antonio Cerezo Aranda, cofrade Pajuela, que ofreció un recorrido por la historia de la Cofradía de la Viña y el Vino de Montilla.
En su línea culta y llena de simbolismos, José Antonio Cerezo destacó las virtudes del vino, "que son tantas que desestabilizaba incluso a filósofos tan austeros como Kant o Hegel que, según cuentan, tomaba su vino, a diario, del gran tonel del castillo de Heidelberg, custodiado celosamente por el enano Perkeo, quien murió de forma fulminante al tomar un vaso de agua".
De este modo, Enrique Garrido Giménez, cofrade Bojo de Bocoy, fue aceptado como miembro del Gran Capítulo de la Cofradía como cofrade mayor, tras la defensa de su nuevo grado por parte de Carmen Giménez Alvear, cofrade Cuarterola de Amontillado, quien ponderó la figura del nuevo salutador destacando sus aspectos humanos y humanistas cristianos, así como su "entrega y profesionalidad", haciendo alusión a su "labor ingente", junto con Manuel Pimentel, en la tipificación y redacción de los pliegos de condiciones de los vinos de la zona o al desarrollo de los cursos de especialista y de formadores de vinos.
Recibido el plácet del Gran Capítulo y después de recoger su correspondiente diploma acreditativo, Bojo de Bocoy comenzó su discurso agradeciendo a las autoridades políticas y académicas la cesión de la bodega experimental del Laboratorio Agroalimentario de Montilla, futura sede del Consejo Regulador. Para Enrique Garrido, "la Salutación al Vino Nuevo es más que un evento: es un vínculo entre la tierra, nuestras manos y las generaciones que nos precedieron".
Así, el gerente del Consejo Regulador se convirtió en miembro de pleno derecho de la Cofradía de la Viña y el Vino de Montilla, después de que ingresara en el colectivo en diciembre de 2021, en un acto que se desarrolló en Bodegas Alvear.
El acto concluyó con la bendición por parte del nuevo capellán de la Cofradía de la Viña y el Vino, el sacerdote montillano Antonio Ramírez Climent, párroco de San Sebastián y pregonero de la Semana Santa de Montilla en 1987, que se sumó oficialmente al colectivo el pasado 25 de noviembre, durante un ceremonia que tuvo lugar en la Casa del Inca Garcilaso.
Como el resto de personas que le precedieron en el uso de la palabra, Ramírez Climent tuvo presente a Miguel Navarro Polonio, cofrade Pretil, "un hombre bueno y amante de Montilla, en todas sus facetas", quien falleció de manera repentina, a los 73 años de edad, apenas unas horas antes de la celebración de esta Salutación del Vino Nuevo, provocando una profunda consternación entre todos los miembros de la institución.
Enrique Garrido Giménez, actual gerente del Consejo Regulador de Montilla-Moriles, fue el encargado de saludar el nacimiento del nuevo vino, durante el transcurso de un Gran Capítulo que tuvo como maestro de ceremonias al ingeniero técnico agrícola Manuel Jiménez del Pino, cofrade Envero, quien destacó el carácter íntimo de este acto de salutación y exaltó la calidad originaria de los vinos montillanos, “sabios y eternos, frutos de las condiciones agroambientales y de su variedad estrella, la Pedro Ximénez, con capacidad de cambiar su ropaje de aromas y sabores para ser disfrutado por los paladares más variados y exigentes".
Después de la introducción del maestro de ceremonias, tomó la palabra el cronista de la cofradía, el escritor, historiador y bibliógrafo José Antonio Cerezo Aranda, cofrade Pajuela, que ofreció un recorrido por la historia de la Cofradía de la Viña y el Vino de Montilla.
En su línea culta y llena de simbolismos, José Antonio Cerezo destacó las virtudes del vino, "que son tantas que desestabilizaba incluso a filósofos tan austeros como Kant o Hegel que, según cuentan, tomaba su vino, a diario, del gran tonel del castillo de Heidelberg, custodiado celosamente por el enano Perkeo, quien murió de forma fulminante al tomar un vaso de agua".
De este modo, Enrique Garrido Giménez, cofrade Bojo de Bocoy, fue aceptado como miembro del Gran Capítulo de la Cofradía como cofrade mayor, tras la defensa de su nuevo grado por parte de Carmen Giménez Alvear, cofrade Cuarterola de Amontillado, quien ponderó la figura del nuevo salutador destacando sus aspectos humanos y humanistas cristianos, así como su "entrega y profesionalidad", haciendo alusión a su "labor ingente", junto con Manuel Pimentel, en la tipificación y redacción de los pliegos de condiciones de los vinos de la zona o al desarrollo de los cursos de especialista y de formadores de vinos.
Recibido el plácet del Gran Capítulo y después de recoger su correspondiente diploma acreditativo, Bojo de Bocoy comenzó su discurso agradeciendo a las autoridades políticas y académicas la cesión de la bodega experimental del Laboratorio Agroalimentario de Montilla, futura sede del Consejo Regulador. Para Enrique Garrido, "la Salutación al Vino Nuevo es más que un evento: es un vínculo entre la tierra, nuestras manos y las generaciones que nos precedieron".
Así, el gerente del Consejo Regulador se convirtió en miembro de pleno derecho de la Cofradía de la Viña y el Vino de Montilla, después de que ingresara en el colectivo en diciembre de 2021, en un acto que se desarrolló en Bodegas Alvear.
El acto concluyó con la bendición por parte del nuevo capellán de la Cofradía de la Viña y el Vino, el sacerdote montillano Antonio Ramírez Climent, párroco de San Sebastián y pregonero de la Semana Santa de Montilla en 1987, que se sumó oficialmente al colectivo el pasado 25 de noviembre, durante un ceremonia que tuvo lugar en la Casa del Inca Garcilaso.
Como el resto de personas que le precedieron en el uso de la palabra, Ramírez Climent tuvo presente a Miguel Navarro Polonio, cofrade Pretil, "un hombre bueno y amante de Montilla, en todas sus facetas", quien falleció de manera repentina, a los 73 años de edad, apenas unas horas antes de la celebración de esta Salutación del Vino Nuevo, provocando una profunda consternación entre todos los miembros de la institución.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍAS: COFRADÍA DE LA VIÑA Y EL VINO
FOTOGRAFÍAS: COFRADÍA DE LA VIÑA Y EL VINO