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Aureliano Sáinz | Prosopagnosia

En esta ocasión voy a ser breve, a pesar de que la palabra que encabeza el artículo me la he tenido que repetir un montón de veces para poder memorizarla. Y la verdad es que me imagino que a casi nadie le interesaría qué quiere decir esa palabra tan rara que suena a algo así como a epidemia tropical, muy alejada de continente europeo.


Adelanto que es una enfermedad –aunque sería más correcto decir "déficit cognitivo"– que padece Brad Pitt (esto lo he sabido después de leer un libro), por lo que, dada la enorme fama de este actor, algunos medios se han detenido un poco para divulgarla, porque, claro está, que un mal lo tenga un personaje rico, famoso y guapo no es lo que mismo que lo padezcamos nosotros, simples mortales, que vamos por la vida como mejor podemos.

La primera vez que la escuché, o, mejor dicho, que leí la dichosa palabra fue cuando penetré en el libro Una mente sintética, obra de uno de los más brillantes psicólogos de hoy día, Howard Gardner, al que suelo citar en clase, dado que es el autor de la Teoría de las Inteligencias Múltiples.

Un autor, por cierto, nada pedante, nada engreído, a pesar de tener un reconocimiento internacional al ser nombrado doctor honoris causa por varias universidades, al tiempo que, en 2011, recibió el Premio Príncipe de Asturias en Ciencias Sociales.

Básicamente, Howard Gardner nos indica que no es correcto hablar de una única inteligencia en el ser humano, puesto que en cada persona conviven, como mayor o menor fortuna, distintos tipos de inteligencias. Así, inicialmente, nos indicó que existen las ocho siguientes: lingüística, matemática, visual y espacial, musical, corporal (o cinestésica), naturalista, interpersonal (o social) e intrapersonal (conocerse a sí mismo).

Pues bien, en su ameno libro, aparte de decirnos que tiene estrabismo y que de pequeño le creó problemas (ya sabemos los niños les ponen rápidamente motes a quienes no les caen bien) también padecía de prosopagnosia. Y lo explica diciendo que quienes padecen este déficit cognitivo no son capaces de recordar los rostros de las personas.

¡En mi vida me había imaginado tal problema! Podemos pensar las enormes dificultades que tienen que afrontar quienes lo padecen, porque aparte de reconocer a su mujer y sus hijos, se enfrentan a un problema de relaciones sociales. De ahí, que Brad Pitt nos haya dicho que prefiere quedarse en casa y no conocer a más gente, pues le resulta agobiante no poder después reconocerlas, tal como solemos hacer la mayoría (aunque haya gente a la que le cuesta recordar los nombres de los conocidos).

No me quiero extender. Cierro, indicando que si he traído esta cuestión a debate es para que seamos conscientes de la diversidad que presentamos los humanos y las dificultades que ofrece el estudio del cerebro (esa gran máquina pensante que todos portamos, si se me permite esta sencilla expresión), ya que está formado por 100.000 millones de neuronas, que son las células cerebrales, cuyas ramificaciones, las dendritas, generan billones de conexiones unas con otras.

Pero esa gran máquina que es el cerebro tiene partes que fallan, por lo que resulta muy complicado saber las causas de sus manifestaciones externas en las conductas de las personas, que, a fin de cuentas, es lo que habitualmente conocemos. Queda, pues, mucho camino por delante, por lo que lo más razonable es tener una actitud abierta y comprensiva, para no caer en la intolerancia y el menosprecio tan habitual en aquellos que no admiten otras cosas más allá de lo que sus neuronas entienden.

Posdata: Puesto que no sé cómo es la imagen que contemplan quienes padecen prosopagnosia, caso de Brad Pitt o Howard Gardner, me ha parecido que lo mejor para la portada sería acudir a uno de los trabajos que elaboró una alumna en clase cuando les propuse la realización de composiciones abstractas.

AURELIANO SÁINZ
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