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El marco Montilla-Moriles valora de forma positiva la rebaja del grado alcohólico de los vinos generosos

El marco Montilla-Moriles ha acogido de manera positiva el anuncio hecho público este miércoles por parte de la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural sobre la modificación de la orden que regula la caracterización de los vinos tradicionales de Andalucía.


El documento, cuyo contenido no ha trascendido todavía, supone un "avance histórico" a juicio del Ejecutivo autonómico, por cuanto "armoniza y define con precisión” los términos que se utilizan tradicionalmente para denominar los diferentes tipos de vinos andaluces y, de este modo, “garantizar una competencia leal” y propiciar una “información clara a los consumidores".

En declaraciones a Andalucía Digital, Santiago Jiménez, responsable del Lagar Los Raigones, reconoció que “es muy ventajoso para nuestro sector poder embotellar vinos finos con una graduación de 14 a 15 grados de alcohol, ya que nos permite poner en el mercado vinos más nobles y fáciles de beber”.

La nueva orden, que recoge el acuerdo alcanzado por los consejos reguladores de las Denominaciones de Origen Protegidas (DOP) andaluzas, también flexibiliza la merma de grado en el envejecimiento bajo velo de flor, una medida que Santiago Jiménez calificó de “muy razonable”.

“Unificar criterios de identificación genérica en vinos de similares características contribuye a que el consumidor tenga más claro lo que compra”, añadió el responsable del Lagar Los Raigones, quien se mostró convencido de que “utilizar un lenguaje más universal nos puede hacer más visibles en el mercado”.

Con todo, la medida anunciada tras el último Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía no ha conseguido el respaldo unánime del sector. En ese sentido, Adela Córdoba, responsable de Marketing del Grupo Pérez Barquero –que está integrado por cuatro bodegas de la DOP Montilla-Moriles: Gracia Hermanos, Compañía Vinícola del Sur, Tomás García y Pérez Barquero– sostuvo ayer que “los vinos finos de crianza biológica bajo velo de flor tendrían mayores garantías de estabilidad con 14,5 grados, en lugar de los 14 grados que se plantean” y mostró también sus reticencias ante los años de crianza y envejecimiento exigidos en la tipificación de los vinos amontillados.


En cualquier caso, Adela Córdoba valoró positivamente la decisión de las principales zonas vitivinícolas de Andalucía de “unificar criterios” y de rebajar el grado alcohólico de sus vinos “a tenor de los gustos que muestra el mercado en la actualidad”.

En similares términos se manifestó Francisco Fernández, director-gerente de la cooperativa agrícola La Unión, que desarrolla cada año la mayor vendimia de toda Andalucía. “Ya hace tiempo que los nuevos consumidores demandan vinos con menor graduación alcohólica e, incluso, sin alcohol”, apuntó el experto, quien reconoció que los vinos tradicionales del marco Montilla-Moriles se encuentran “en el lado opuesto” de estas nuevas tendencias, debido a su alta graduación alcohólica, a su complejidad aromática y a su intensidad en boca.

“Adaptar estas características a las nuevas tendencias del consumidor no es tarea fácil, ya que no se trata solo de bajar un grado alcohólico al vino”, reconoció Francisco Fernández, quien defendió la necesidad de “armonizar todo, buscar el equilibrio y no perder la identidad y el origen de nuestros vinos que, de por sí, son enológicamente únicos, sobre todo por su naturalidad alcohólica, ya que el vino generoso de Montilla-Moriles es el único que no precisa un suplemento de alcohol en su elaboración”.

Con todo, el director-gerente de La Unión alertó de que “quizás subirse al tren de esta tendencia de consumo supone agarrase a un clavo ardiendo”. Para Fernández, “no basta con rebajar el grado alcohólico para propiciar que nuestros vinos se consuman” y, por ello, reclamó la unidad del sector para que bodegas, cooperativas, empresas comercializadoras, consumidores y Administración, “cada uno desde su posición” y desde su ámbito de competencias, “sigan contribuyendo a dar a conocer nuestra identidad”, además de “vigilar al máximo la calidad de nuestros vinos y el origen de los mismos, así como nuestra manera de criarlos, que los hacen únicos”.


A tan solo 20 kilómetros de Montilla, en Moriles, el gerente de su asociación de bodegas, Cristóbal Luque, reconocía ayer que “los vinos generosos andaluces llevan tiempo de capa caída” y son “poco demandados por el consumidor medio”, de ahí que abogara por propiciar una “revitalización” del sector que, a su juicio, “solo vendrá de la mano de la investigación, de la innovación y de la promoción”, aunque “respetando siempre la tradición”.

Para Cristóbal Luque, la rebaja del grado alcohólico que ha planteado el Gobierno andaluz “va en la buena dirección” porque, en su opinión, “facilitará que se llegue a más público”. No obstante, aprovechó para reclamar del Consejo Regulador de Montilla-Moriles la puesta en marcha de un “plan estratégico claro, ambicioso y atrevido”, junto a todos los operadores y actores del sector, “sean grandes, pequeños o medianos” para detener el arranque de viñedos en el marco vitivinícola cordobés.

Por último, Francisco Robles, máximo responsable de Bodegas Robles, santo y seña de la producción ecológica en Andalucía, valoró positivamente la posibilidad de “armonizar y definir de manera conjunta todos los vinos andaluces”, si bien reclamó “un cambio decidido y real” en la regulación que afecta a los vinos generosos.


“Los vinos andaluces deberían estar definidos por los sistemas de soleras y criaderas y no por la obligatoriedad de alcanzar un grado alcohólico determinado, que es justamente lo que nos aleja de las tendencias de consumo”, defendió Francisco Robles, quien añadió que “un vino bueno es el que tiene que entrar en madera y el que, con su grabación natural, debe mantenerse los años necesarios para alcanzar la calidad que nos ha caracterizado siempre”.

Pese a todo, el gerente de Bodegas Robles mostró ayer su preocupación por el hecho de que en el anuncio hecho público por la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural no se hace alusión alguna a las innovaciones que se están desarrollando por parte de bodegas, lagares y cooperativas andaluzas que no están amparadas por ningún Consejo Regulador, como por ejemplo, el pionero Robles Brut Nature, el primer espumoso de uva cien por cien Pedro Ximénez, surgido tras cinco años de estrecha colaboración e investigación con el Instituto de Formación Agraria y Pesquera (Ifapa) de Cabra.

J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍAS: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
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