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Juan Portero e Inmaculada de Castro Peña analizarán la elaboración del vino de Montilla durante el siglo XVII

El ingeniero técnico agrícola Juan Portero Laguna, responsable durante varias décadas del Aula de Viticultura del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles, junto a Inmaculada de Castro Peña, responsable del Archivo Histórico Municipal del Ayuntamiento de Montilla, analizarán este jueves la elaboración de vino en la localidad durante el siglo XVII.


La conferencia, que tendrá lugar el próximo jueves, a las 19.30 de la tarde, en el Archivo Histórico Municipal –ubicado en la propia Casa Consistorial–, se enmarca en las jornadas que la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Montilla venía dedicando al mundo del vino en la zona Montilla-Moriles y que tuvieron que suspenderse a causa de la pandemia de coronavirus.

De este modo, la conferencia El vino en Montilla en el siglo XVII: estudio del aforo de 1644. Procesos de elaboración y sistemas de crianza permitirá conocer un antiguo documento que ha sido investigado por Juan Portero Laguna, en el que se recogen los aforos realizados en Montilla durante el siglo XVII.

A través de este documento, “el más antiguo en relación a los impuestos del vino que tenemos en Montilla”, según la archivera municipal, Inmaculada de Castro, "podemos conocer la cantidad de vino del que se disponía en el término municipal de Montilla".

“En aquella época, los monarcas, cuando se veían necesitados de dinero, pedían a la población que les ayudase económicamente y estos impuestos, que iban destinados a campañas militares fundamentalmente, se imponían sobre bienes de consumo como carne, pescado o vino", explicó Inmaculada de Castro, quien añadió que "dado que el vino estaba sujeto a gravámenes, se controlaba la cantidad que había mediante aforos periódicos que solían hacerse en noviembre y en abril".

“Así podían saber el movimiento de vino que había en la localidad, cosa que hacían por calles, donde estaban las lagaretas, y en los lagares del término municipal, por la Sierra de Montilla, aunque no están aquí incluidos los centros religiosos, puesto que estaban exentos de impuestos”, detalló Inmaculada de Castro, quien precisó que "de aquellos documentos solo se conserva este de 1644, que ofrece una foto fija de un año concreto”.

Otro datos curiosos

La conferencia, que será presentada por la historiadora María Dolores Ramírez Ponferrada, aportará también datos curiosos sobre la cantidad de vino en la época (250.000 arrobas) o el número de titulares, que alcanzaban los 250, lo que, a juicio de Juan Portero, desvela que “eran muchos los ciudadanos que se dedicaban al mundo del vino”, especialmente en enclaves como la actual calle Fuente Álamo, entonces calle de San Roque.

“Para los profesionales del mundo del vino podemos extraer conclusiones sobre cómo elaboraban el vino en la época y al no contar con escritos de la época que lo expliquen, este tipo de documentos resultan muy valiosos”, añadió el también presidente de la Cofradía de la Viña y el Vino.


Entre las cuestiones más interesantes, Juan Portero subrayó que no hay constancia de recuentos de vinagre, lo que implica que el vino no se llegaba a avinagrar, a pesar de los limitados conocimientos que podían tener de enología. "Probablemente, sería por la alta graduación natural de nuestros vinos", apuntó el especialista montillano.

De igual modo, Juan Portero hizo hincapié en que “este minifundio de lagares y lagaretas, de productores independientes, ha existido durante siglos en Montilla hasta prácticamente la creación de las cooperativas y las grandes bodegas en los años cincuenta o sesenta del siglo XX, cuando desapareció cambiando el esquema existente durante casi cinco siglos”.

Por último, Inmaculada de Castro resaltó que a través de estos documentos se zanja otra cuestión sobre la que siempre ha sobrevolado cierta polémica y que ha venido cuestionando si en Montilla se criaba o no el vino en botas.

"A través de estos documentos se puede concluir que sí, puesto que a la persona que cuidaba del mantenimiento de las candiotas –que podían ser de barro o de madera–, se le denominaba en las actas capitulares como candiotero o tonelero, por lo que se puede concluir que las candiotas que se empleaban en Montilla eran de madera, como las actuales botas", añadió la archivera municipal.

J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍAS: AYUNTAMIENTO DE MONTILLA
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