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La superficie de viñedo en Montilla-Moriles marca un nuevo mínimo histórico con apenas 4.400 hectáreas

La zona Montilla-Moriles ha alcanzado un nuevo mínimo histórico en su superficie de viñedo, a causa, fundamentalmente, de la falta de relevo generacional y de las vicisitudes por las que viene atravesando el sector del vino, agravadas por la pandemia del coronavirus. De este modo, la tendencia a la baja que se arrastra desde hace varias décadas sitúa en torno a 4.400 las hectáreas cultivadas de vid en el marco vitivinícola cordobés, según los datos aportados ayer por la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja-Córdoba).


De este modo, las 300 hectáreas de vid que se han arrancado en el marco Montilla-Moriles en el último año según los datos aportados ayer por Asaja-Córdoba han reducido la superficie de viñedo en casi un 78 por ciento en las últimas cuatro décadas, pasando de las 19.000 hectáreas que se computaban a principios de los años ochenta a las 4.400 actuales.

La mayor parte de los viñedos del marco Montilla-Moriles se siguen concentrando en el término municipal de Montilla, donde al cierre de la pasada campaña se contabilizaban cerca de 1.800 hectáreas de vid, lo que representa el 38 por ciento de la superficie total de la DOP. Le seguían Aguilar de la Frontera, con 780 hectáreas; Moriles, con 390; Montemayor, con 350 hectáreas; y Cabra, con 330. Por su parte, la presencia de viñedo es testimonial en localidades como Fernán Núñez, Espejo y Doña Mencía.

En la actualidad, la DOP Montilla-Moriles engloba 18 municipios. De este modo, las localidades que conforman la Zona de Producción son Montilla, Moriles, Doña Mencía, Montalbán, Monturque, Nueva Carteya y Puente Genil, así como parte de los términos municipales de Aguilar de la Frontera, Baena, Cabra, Castro del Río, Espejo, Fernán-Núñez, La Rambla, Lucena, Montemayor y Santaella. La zona de crianza se completa, además, con el núcleo urbano de Córdoba capital.

En lo que respecta a las variedades negras, el balance no es mucho mejor. Según Juan Manuel Centella, presidente de la Sectorial Vitivinícola de Asaja-Córdoba, las uvas tintas prácticamente han desaparecido en la zona, donde quedarían apenas 200 hectáreas cultivadas.

Las primeras uvas de color negro llegaron en 1973 al cortijo de El Caño en La Rambla. Allí, el técnico agrícola Francisco Solano Bellido decidió estudiar la aclimatación en la comarca de una treintena de variedades, al objeto de poder diferenciar en su sistema de plantación factores como la calidad, la producción y la época de maduración del fruto.

Dos décadas más tarde, las cooperativas Nuestra Señora de la Aurora y La Unión comenzaron a trabajar con variedades de uva tinta en dos plantaciones experimentales situadas en el término municipal de Montilla. En la actualidad, ambas entidades molturan la mayor parte de la uva tinta de la comarca. Pero no solo se cosechan variedades tintas en el término de Montilla.

En Montemayor, las primeras plantaciones de esta clase de uva se realizaron en el año 2000, aprovechado las ayudas que la Unión Europea concedió para la reestructuración del viñedo. Así, la primera cosecha de variedades tintas en la Cooperativa San Acacio se pudo celebrar en el año 2002.

Asaja vaticina una vendimia "corta" en producción

La próxima vendimia en el marco Montilla-Moriles será "corta" en producción aunque con unos precios "razonables" para la uva. Ese es el pronóstico de Asaja-Córdoba, que esta semana ha reunido a su Sectorial Vitivinícola para preparar la nueva campaña en el marco cordobés.


"La sequía acumulada y las altas temperaturas de hace quince días han hecho que se pare el crecimiento y la uva se aclare", apuntó el presidente de la Sectorial Vitivinícola de Asaja-Córdoba, quien aseguró que, hasta la fecha, "ha habido algún foco de araña", mientras que los casos de oídio han sido "poco significativos".

Con todo, desde la organización agraria aseguran haber detectado una "falta de cuidado" de los viñedos que conforman el marco Montilla-Moriles debida, fundamentalmente, a la "gran subida de los costes de producción" y a la "escasez de mano de obra especializada".

"Montilla-Moriles mantiene entre sus asignaturas pendientes la innovación dentro de sus viñedos, bodegas y lagares, con el objetivo de sacar lo mejor del producto, promocionarlo, venderlo y apostar por lo nuestro", apuntó Juan Manuel Centella, quien no obstante se mostró confiado en que la falta de excedentes de vino de la campaña anterior y una cosecha más corta lleven aparejado un incremento de los precios que se fijarán para el kilo de uva.

J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍAS: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
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