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Buzón del Lector | Carta abierta de Celia Sánchez Millán

Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector de una carta abierta de la concejala Celia Sánchez Millán tras la decisión del Comité de Derechos y Garantías del PP de su suspensión de militancia por un período de cuatro años. Si desea participar en esta sección, puede enviar un correo electrónico a la Redacción del periódico exponiendo su queja, comentario, sugerencia o relato. Si quiere, puede acompañar su mensaje de alguna fotografía.


Si bien esta es la clase de carta que a una nunca le gustaría tener que escribir, me siento en la obligación moral y personal de hacerlo así como para, mínimo, permitir que quienes me lean cuenten con ambas caras de la moneda tras lo que ha sido una actuación, a mi entender, del todo desafortunada y que merece ser esclarecida: la suspensión de militancia de tres de mis compañeros y la mía propia por el Comité de Derechos y Garantías Andaluz del Partido Popular, dictamen cautelar que recurriremos.

Creo, pues escribo esto con cierto pesar, que debo comenzar señalando que el amor que siento por mi tierra, por mi gente y por mi pueblo, fue el punto de partida y la razón de ser –por encima de cualquier ideología o bandera política– que me animó a enrolarme en esta aventura a pequeña escala para intentar hacer del lugar donde vivo y donde me crie, Montilla, un lugar un poco mejor. O al menos luchar por ello.

Yo acepté subirme a este barco de buen grado tras la insistencia de Inmaculada Luque, quien me trasladó que llevaríamos a cabo una política diferente basada en las personas, justo lo contrario de lo que a día de hoy prevalece: los intereses personales por encima del bien común.

Durante mi andadura política he tratado de ser siempre lo más ecuánime posible, velando por encima de todo por el interés general de Montilla. Sin embargo, tras la renuncia de Inmaculada Luque y el cambio de presidente en el Partido Popular de Montilla, me vi envuelta en una situación triste y penosa: lo que, se supone, debe primar en el seno de todo partido que se precie, el diálogo, el contraste de ideas, la asertividad o la empatía –rasgos imprescindibles en cualquier grupo político en su objetivo de acertar con el rumbo a trazar–, había quedado reducido a una suerte de despotismo donde no había cabida para la opinión contraria, la réplica constructiva o el derecho a disentir.

El resentimiento contra antiguos colegas había pasado a ser el estandarte que motivaba muchas de las decisiones que se adoptaban, mientras a su vez la degradación personal sufrida y resumida en frases tales como “tú dices esto”, “tu no hables”, o “tú votas que sí” en temas en los que ni siquiera se me había puesto al corriente y, mucho menos, pedido opinión, pasaron a ser la nota dominante.

Yo nunca he querido verme como una persona sumisa sin voto ni tampoco voz, lo cual me empujó en un primer momento a trasladar mi malestar a personas como la propia presidenta o como José Repiso –presidente de la gestora hasta el pasado mes de mayo–, asegurándome este último que teníamos que cambiar de portavoz por la mala situación que estaba viviendo el Partido Popular en Montilla y su evidencia en los plenos.

Y eso justo fue lo que hice, tras la petición de mi compañero Francisco Delgado solicitando al grupo apoyo para designarlo a él como portavoz –manteniendo a Javier Alférez como único concejal liberado–, voté a su favor creyendo que era lo conveniente para el Partido Popular de Montilla, siendo éste el motivo del expediente disciplinario.

Por otro lado, pues este ha sido, parece, el argumento que sostiene y justifica casi en su totalidad las cuatro suspensiones aquí referidas, quisiera hacer énfasis en que la designación del portavoz siempre se viene haciendo en Montilla de este modo, y por el cual nosotros decidimos guiarnos, siendo el Grupo Municipal el que acuerda el cambio de portavoz. Así se ha hecho en todas las portavocías anteriores, como la del propio Javier Alférez, Inmaculada Luque, Miguel Navarro, José Repiso, etc.

Nuestra sorpresa por el cambio repentino en la forma de analizar y juzgar el modus operandi en algo que, de acudir a las fuentes del Derecho, tendría casi la condición de ‘costumbre’, no ha podido ser mayor. Rara vez se ha castigado de forma tan severa simples decisiones de carácter interno y basadas en la buena fe, con sanciones mucho más propias de infracciones de calado penal en el seno de un partido (trama Gürtel, caso Kitchen…).

En la resolución del expediente, el Comité del Partido Popular Andaluz reconoce que la Junta Local nunca ha sido la encargada de designar al portavoz, pero en este caso sí lo ve necesario, por lo que, esta vez, considera como infracción muy grave lo que se viene haciendo desde siempre en el Partido Popular de Montilla, y por ende, resuelve suspendiendo la militancia por cuatro años y la inhabilitación para desempeñar cargos en el seno del Partido Popular. La desproporcionalidad de la incoherencia sólo es comparable a la desproporcionalidad de la sanción impuesta de forma cautelar.

Por todo ello, me he visto en la obligación de solicitar dejar formar parte del Grupo Municipal Popular. Sin embargo, continúo con el inquebrantable compromiso que adquirí con Montilla y los montillanos, y con mi única prioridad y motivación: seguir trabajando y aportando lo mejor de mí para la Montilla que todos nos merecemos.

CELIA SÁNCHEZ MILLÁN
FOTOGRAFÍA: PP MONTILLA


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