Trece centros educativos de la Fundación Spínola, entre los que se encuentra el Colegio La Asunción de Montilla, han evitado la emisión de 1,25 toneladas de CO2 y han ahorrado más de 2.069 euros, logrando así la transformación de los hábitos de consumo de su comunidad educativa. Los alumnos han liderado este cambio con medidas para evitar el despilfarro de agua, luz y gas.
La Fundación se propuso en el curso 2019/2020 implantar la metodología del Proyecto 50/50, una iniciativa que fomenta la conciencia energética involucrando a la propia comunidad educativa en las acciones de ahorro. Los beneficios económicos obtenidos se dividen en dos partes, una para reinvertir en nuevas medidas de eficiencia y otra para financiar la implantación del proyecto.
Esta metodología es la continuación del exitoso proyecto EURONET 50/50, que se puso a prueba en más de 500 colegios en Europa y que ganó el Premio Europeo de la Energía Sostenible 2013. Para la Fundación Spínola, este cambio de mirada, nace de una respuesta a la invitación que hace el Papa Francisco a cuidar la Casa Común en su encíclica Laudato Si. Por tanto, el Proyecto 50/50 como toda la concienciación sobre el cuidado del medioambiente se ha trabajado durante el curso a través del objetivo general.
Siguiendo con la metodología 50/50, los colegios han creado un equipo energético con representantes de toda la comunidad educativa; desde alumnos y profesores de todos los ciclos, hasta miembros del equipo directivo, representantes del servicio de limpieza, comedor y mantenimiento, religiosas y familias, con el requisito de que dos tercios de los integrantes son alumnos.
Este grupo se ha encargado de hacer un análisis de los consumos, proponer medidas de ahorro de recursos y de motivar al resto de participantes. Entre las medidas adoptadas figuran desde simples recordatorios de apagar la luz o cerrar el grifo con cartelería diseñada por los alumnos, hasta meter botellas en las cisternas para reducir el gasto de agua al tirar de la cadena, realizar encuestas de confort térmico para adecuar la calefacción o instalar placas de papel de aluminio para conducir el calor hacia el interior de las clases.
El proyecto ha resultado ser una experiencia muy positiva desde el punto de vista educativo, ya que los alumnos han tomado conciencia del despilfarro de recursos y aprendido formas de ser eficientes energéticamente. La ilusión y la motivación han llevado al compromiso de cada uno en este trabajo colectivo, que además de transformar los hábitos en la escuela, ha salido de las aulas para llegar a sus hogares.
La Fundación se propuso en el curso 2019/2020 implantar la metodología del Proyecto 50/50, una iniciativa que fomenta la conciencia energética involucrando a la propia comunidad educativa en las acciones de ahorro. Los beneficios económicos obtenidos se dividen en dos partes, una para reinvertir en nuevas medidas de eficiencia y otra para financiar la implantación del proyecto.
Esta metodología es la continuación del exitoso proyecto EURONET 50/50, que se puso a prueba en más de 500 colegios en Europa y que ganó el Premio Europeo de la Energía Sostenible 2013. Para la Fundación Spínola, este cambio de mirada, nace de una respuesta a la invitación que hace el Papa Francisco a cuidar la Casa Común en su encíclica Laudato Si. Por tanto, el Proyecto 50/50 como toda la concienciación sobre el cuidado del medioambiente se ha trabajado durante el curso a través del objetivo general.
Siguiendo con la metodología 50/50, los colegios han creado un equipo energético con representantes de toda la comunidad educativa; desde alumnos y profesores de todos los ciclos, hasta miembros del equipo directivo, representantes del servicio de limpieza, comedor y mantenimiento, religiosas y familias, con el requisito de que dos tercios de los integrantes son alumnos.
Este grupo se ha encargado de hacer un análisis de los consumos, proponer medidas de ahorro de recursos y de motivar al resto de participantes. Entre las medidas adoptadas figuran desde simples recordatorios de apagar la luz o cerrar el grifo con cartelería diseñada por los alumnos, hasta meter botellas en las cisternas para reducir el gasto de agua al tirar de la cadena, realizar encuestas de confort térmico para adecuar la calefacción o instalar placas de papel de aluminio para conducir el calor hacia el interior de las clases.
El proyecto ha resultado ser una experiencia muy positiva desde el punto de vista educativo, ya que los alumnos han tomado conciencia del despilfarro de recursos y aprendido formas de ser eficientes energéticamente. La ilusión y la motivación han llevado al compromiso de cada uno en este trabajo colectivo, que además de transformar los hábitos en la escuela, ha salido de las aulas para llegar a sus hogares.
REDACCIÓN / ANDALUCÍA DIGITAL