Tras la singular jornada del Domingo de Ramos, en la que decenas de fieles y devotos se dieron cita en el Pabellón Miguel Rúa del Colegio Salesiano para acompañar a los hermanos de la cofradía de la Juventud, el recinto deportivo del centro educativo recobró ayer el protagonismo de la mano de la Hermandad del Santísimo Cristo del Amor, que veneró públicamente a su sagrado titular entre las 11.00 de la mañana y las 14.00 de la tarde y, posteriormente, entre las 16.00 y las 18.30 horas.
En ese horario, el hermoso crucificado que hizo brotar de la madera el imaginero valenciano Amadeo Ruiz Olmos permaneció expuesto al culto y, a las 20.00 de la tarde, presidió una eucaristía extraordinaria que concluyó con el tradicional Vía Crucis que se celebra durante la estación de penitencia del Miércoles Santo.
La Hermandad del Santísimo Cristo del Amor pone cada año el broche de oro a la participación de las cofradías salesianas en la Semana Santa montillana, pues esta corporación, fundada oficialmente el 9 de marzo de 1941 gracias a la iniciativa de Manuel Luque Velasco, es la última que sale en procesión desde el Colegio Salesiano. La seriedad, la profundidad y el sentido de oración que transmite durante el desfile se pudieron sentir ayer en uno de los enclaves más elevados del casco urbano de Montilla.
En ese horario, el hermoso crucificado que hizo brotar de la madera el imaginero valenciano Amadeo Ruiz Olmos permaneció expuesto al culto y, a las 20.00 de la tarde, presidió una eucaristía extraordinaria que concluyó con el tradicional Vía Crucis que se celebra durante la estación de penitencia del Miércoles Santo.
La Hermandad del Santísimo Cristo del Amor pone cada año el broche de oro a la participación de las cofradías salesianas en la Semana Santa montillana, pues esta corporación, fundada oficialmente el 9 de marzo de 1941 gracias a la iniciativa de Manuel Luque Velasco, es la última que sale en procesión desde el Colegio Salesiano. La seriedad, la profundidad y el sentido de oración que transmite durante el desfile se pudieron sentir ayer en uno de los enclaves más elevados del casco urbano de Montilla.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍAS: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
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