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Un tratamiento antitermitas obliga a cerrar la Casa Museo del Inca Garcilaso durante varias semanas

La aplicación de un tratamiento periódico para combatir las termitas ha obligado al Ayuntamiento de Montilla a clausurar durante varias semanas la Casa Museo del Inca Garcilaso. El histórico inmueble en el que residió durante tres décadas Gómez Suárez de Figueroa, considerado uno de los más grandes cronistas de América y uno de los mejores prosistas del renacimiento hispánico, está siendo sometido desde este lunes a un tratamiento para erradicar una plaga de insectos que se detectó en el año 2007 y que llegó a afectar a las vigas de madera del edificio, así como a la mayor parte de los marcos de sus puertas y ventanas.



El tratamiento, que desde hace ocho años se viene aplicando de manera preventiva, se extenderá a lo largo de una semana, aunque los técnicos han aconsejado el cierre del inmueble durante más tiempo, por lo que el Ayuntamiento se ha visto obligado a trasladar provisionalmente la oficina de Turismo hasta unas nuevas dependencias situadas en la conocida como plaza Solera, a las espaldas de la Casa Consistorial.

"Como concejal de Turismo no esperaba hacer este traslado con tanta premura", reconoció Antonio Agustín Ligero, quien no obstante avanzó que, "en los próximos meses", la oficina de Turismo se ubicará definitivamente en el centro multifuncional que se construyó en el casco histórico en el marco del Proyecto Solera y que contó con una inversión de 830.000 euros con cargo al Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder).

Según varios expertos consultados por Montilla Digital, los problemas provocados por las termitas no se concentran únicamente en el inmueble situado en la calle Capitán Alonso de Vargas, sino que se extienden por buena parte de la ciudad. “Gran parte del casco histórico de Montilla descansa sobre un termitero”, destacaron las mismas fuentes, para añadir que “aunque a los edificios nuevos no les afecte porque sus vigas son de hormigón o de cemento, en los edificios antiguos hay que prevenir, ya que sus estructuras se basan en la madera”.

Un edificio localizado por Raúl Porras

Los orígenes de la Casa del Inca se remontan al siglo XVI. Situada en pleno centro histórico de Montilla, esta casa solariega perteneció al capitán Alonso de Vargas, quien durante treinta años acogió a su sobrino, el cronista peruano Gómez Suárez de Figueroa, más conocido como el Inca Garcilaso de la Vega. El inmueble fue localizado en los años cincuenta por el investigador y diplomático peruano Raúl Porras Barrenechea y adquirido posteriormente por Francisco de Alvear, el conde de La Cortina, que lo donó al municipio.

En 2013, el Ayuntamiento de Montilla quiso potenciar el carácter museístico de este emblemático inmueble, recreando nuevas dependencias como el dormitorio del escritor peruano y mejorando las ya existentes, entre las que destacaban el despacho, la biblioteca, la cocina y la bodega que, hasta el año 2010, albergaba el acto de investidura de los capataces de honor de la Fiesta de la Vendimia Montilla-Moriles.

J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
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