Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector de una queja remitida por un participante en la novena edición de la Marcha Cicloturista "Aguantacerros", disputada ayer en Montilla. Si desea participar en esta sección, puede hacer llegar un correo electrónico a montilladigital@gmail.com exponiendo su queja, comentario o sugerencia. Si lo desea, puede acompañarla también de alguna fotografía.
La mañana de ayer domingo se presentaba como una extraordinaria jornada de ciclismo en Montilla, gracias a que la Peña Cicloturista de Montilla, junto con el Ayuntamiento de la localidad, organizaban la novena edición de la Marcha Cicloturista "Aguantacerros". Pero las cosas no fueron del todo como se esperaban.
La salida estaba prevista para las 8.30 de la mañana desde la avenida de Las Camachas. Sin embargo, se tuvo que posponer hasta las 9.00 debido a que la Guardia Civil se presentó a las 8.45. La marcha transcurrió neutralizada hasta la localidad de Nueva Carteya donde, a partir de ahí, tendría el carácter de “tramo libre”, lo que facultaba a cada participante a ir al ritmo que mejor considerase para la finalización de la misma, algo permitido al ser una prueba “ciclodeportista”.
Una vez completado el tramo libre, en la bajada del Bejarano, a unos 15 kilómetros de Nueva Carteya, la Guardia Civil decide parar la marcha para realizar un reagrupamiento de todos los participantes y que, de esta forma, circulen todos juntos.
Posteriormente, los agentes deciden que los participantes pueden volver a coger cada uno su ritmo, con lo que el pelotón vuelve a dispersarse. Sin embargo, unos kilómetros más adelante, la Guardia Civil ordena nuevamente detener la marcha para propiciar un nuevo reagrupamiento de los participantes.
En este punto, muchos de los ciclistas empezaron a sentirse indignados por esta actitud de los agentes y algunos de ellos decidieron quitarse el dorsal y volverse para Montilla, abandonando de este modo la prueba. Conviene decir que la organización tenía voluntarios apostados en todos los cruces, con la idea de mantener la seguridad desde que pasase el primer participante hasta el último.
Esta fue la tónica general durante todo el recorrido, hasta que los participantes se sintieron “manipulados” por la Guardia Civil y decidieron no entrar en ese juego, regresando a Montilla todos juntos y sin sufrir tales paradas para los reagrupamientos.
Sobre las 13.15 de la tarde, los agentes comunican que ya puede haber tramo libre, pero los participantes no quisieron ya disputar la prueba, ante lo que había ido sucediendo desde el inicio de la misma. Por eso, todos los ciclistas volvieron juntos hasta Montilla y cruzaron la línea de meta andando, en señal de propuesta por el trato recibido por la Guardia Civil.
Aunque, según los agentes, estas decisiones perseguían una mayor seguridad para los participantes, lo cierto es que en esta novena edición se ha registrado un mayor número de caídas que la suma de todas las ocho ediciones anteriores. Y es que la peligrosidad de las bajadas, con un pelotón de 200 ciclistas, acarrea mayor peligro que en ediciones anteriores, cuando los descensos se acometían por grupos de tres o cuatro ciclistas.
A los hechos nos remitirmos. En esta edición de ayer, dos participantes tuvieron que ser trasladados en ambulancia al Hospital Comarcal de Montilla, donde uno de ellos aún sigue ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) debido a la caída sufrida durante una de las bajadas.
La mañana de ayer domingo se presentaba como una extraordinaria jornada de ciclismo en Montilla, gracias a que la Peña Cicloturista de Montilla, junto con el Ayuntamiento de la localidad, organizaban la novena edición de la Marcha Cicloturista "Aguantacerros". Pero las cosas no fueron del todo como se esperaban.
La salida estaba prevista para las 8.30 de la mañana desde la avenida de Las Camachas. Sin embargo, se tuvo que posponer hasta las 9.00 debido a que la Guardia Civil se presentó a las 8.45. La marcha transcurrió neutralizada hasta la localidad de Nueva Carteya donde, a partir de ahí, tendría el carácter de “tramo libre”, lo que facultaba a cada participante a ir al ritmo que mejor considerase para la finalización de la misma, algo permitido al ser una prueba “ciclodeportista”.
Una vez completado el tramo libre, en la bajada del Bejarano, a unos 15 kilómetros de Nueva Carteya, la Guardia Civil decide parar la marcha para realizar un reagrupamiento de todos los participantes y que, de esta forma, circulen todos juntos.
Posteriormente, los agentes deciden que los participantes pueden volver a coger cada uno su ritmo, con lo que el pelotón vuelve a dispersarse. Sin embargo, unos kilómetros más adelante, la Guardia Civil ordena nuevamente detener la marcha para propiciar un nuevo reagrupamiento de los participantes.
En este punto, muchos de los ciclistas empezaron a sentirse indignados por esta actitud de los agentes y algunos de ellos decidieron quitarse el dorsal y volverse para Montilla, abandonando de este modo la prueba. Conviene decir que la organización tenía voluntarios apostados en todos los cruces, con la idea de mantener la seguridad desde que pasase el primer participante hasta el último.
Esta fue la tónica general durante todo el recorrido, hasta que los participantes se sintieron “manipulados” por la Guardia Civil y decidieron no entrar en ese juego, regresando a Montilla todos juntos y sin sufrir tales paradas para los reagrupamientos.
Sobre las 13.15 de la tarde, los agentes comunican que ya puede haber tramo libre, pero los participantes no quisieron ya disputar la prueba, ante lo que había ido sucediendo desde el inicio de la misma. Por eso, todos los ciclistas volvieron juntos hasta Montilla y cruzaron la línea de meta andando, en señal de propuesta por el trato recibido por la Guardia Civil.
Aunque, según los agentes, estas decisiones perseguían una mayor seguridad para los participantes, lo cierto es que en esta novena edición se ha registrado un mayor número de caídas que la suma de todas las ocho ediciones anteriores. Y es que la peligrosidad de las bajadas, con un pelotón de 200 ciclistas, acarrea mayor peligro que en ediciones anteriores, cuando los descensos se acometían por grupos de tres o cuatro ciclistas.
A los hechos nos remitirmos. En esta edición de ayer, dos participantes tuvieron que ser trasladados en ambulancia al Hospital Comarcal de Montilla, donde uno de ellos aún sigue ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) debido a la caída sufrida durante una de las bajadas.
J.A.C.
