Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector de una queja remitida por un vecino de la localidad acerca de un robo cometido ayer en un establecimiento comercial situado en pleno centro de Montilla. Si desea participar en esta sección, puede hacer llegar un correo electrónico a montilladigital@gmail.com exponiendo su queja, comentario o sugerencia. Si lo desea, puede acompañarla también de alguna fotografía.
Me pongo en contacto con Montilla Digital para poner de manifiesto y denunciar ante los medios de comunicación el injusto robo que se produjo ayer en Montilla y cuya víctima ha sido, una vez más, una persona mayor, con 82 años: mi abuela.
El suceso ocurrió en la mañana de ayer viernes 28 de noviembre, en una conocida joyería situada en el centro de Montilla, después de que mi abuela viniese de cobrar su pensión, como todos los meses.
Ella misma relata que desde que salió de su entidad bancaria, ubicada en la calle Corredera, un hombre y una mujer de apariencia extanjera la seguían disimuladamente, prácticamente desde que salió del banco hasta la misma joyería.
Cuando mi abuela entró al establecimiento, los presuntos ladrones entraron detrás de ella e intentaron disimular teatralizando una espontánea compra de dos pulseras, para las que apenas llevaban dinero.
Mientras la dependienta los atendía, los ladrones aprovecharon para hacerse con el dinero de mi abuela, que iba metido en su libreta del banco que, a su vez, guardaba en el bolso. Por tanto, el robo se produjo con la máxima discreción, ya que mi abuela no notó nada raro.
Los cacos compraron sus pulseras –insisto en que fue una compra espontánea, porque su intención era robar el dinero que llevaba mi abuela– y después de marcharse de la tienda, mi abuela se dio cuenta de que el dinero no lo tenía, así como la cartilla, que también había desaparecido.
Después de haber expuesto la noticia, quiero hacerme eco de la injusticia, la impotencia, la rabia y el coraje que puede sentir una familia cuando atracan a un ser querido, y más, aprovecharse de la nobleza de una persona mayor.
Es muy injusto que una persona mayor se quede sin su mínima y precaria pensión un mes, un derecho por el que ha luchado toda la vida y su trabajo le ha costado como para que unos sinvergüenzas se apropien de un dinero que, a duras penas, hará llegar a fin de mes a cualquier pensionista.
Mi indignación es tal que aprovecho mis palabras para hacer un llamamiento a las autoridades municipales y agentes de seguridad para que aumenten su vigilancia, por lo menos los primeros días del mes, ante la presencia de personas mayores que van a cobrar su pensión.
Y también hago un llamamiento a la justicia del país para que estos delincuentes paguen por lo que han hecho y no que por ser de otras nacionalidades distintas a la nuestra tengan derechos especiales y le sean absueltos sus delitos por ser quienes son.
Sin más, espero que este hecho sirva para que no ocurran más sucesos como este y que las autoridades colaboren un poco más de lo que lo hacen en estos asuntos.
Me pongo en contacto con Montilla Digital para poner de manifiesto y denunciar ante los medios de comunicación el injusto robo que se produjo ayer en Montilla y cuya víctima ha sido, una vez más, una persona mayor, con 82 años: mi abuela.
El suceso ocurrió en la mañana de ayer viernes 28 de noviembre, en una conocida joyería situada en el centro de Montilla, después de que mi abuela viniese de cobrar su pensión, como todos los meses.
Ella misma relata que desde que salió de su entidad bancaria, ubicada en la calle Corredera, un hombre y una mujer de apariencia extanjera la seguían disimuladamente, prácticamente desde que salió del banco hasta la misma joyería.
Cuando mi abuela entró al establecimiento, los presuntos ladrones entraron detrás de ella e intentaron disimular teatralizando una espontánea compra de dos pulseras, para las que apenas llevaban dinero.
Mientras la dependienta los atendía, los ladrones aprovecharon para hacerse con el dinero de mi abuela, que iba metido en su libreta del banco que, a su vez, guardaba en el bolso. Por tanto, el robo se produjo con la máxima discreción, ya que mi abuela no notó nada raro.
Los cacos compraron sus pulseras –insisto en que fue una compra espontánea, porque su intención era robar el dinero que llevaba mi abuela– y después de marcharse de la tienda, mi abuela se dio cuenta de que el dinero no lo tenía, así como la cartilla, que también había desaparecido.
Después de haber expuesto la noticia, quiero hacerme eco de la injusticia, la impotencia, la rabia y el coraje que puede sentir una familia cuando atracan a un ser querido, y más, aprovecharse de la nobleza de una persona mayor.
Es muy injusto que una persona mayor se quede sin su mínima y precaria pensión un mes, un derecho por el que ha luchado toda la vida y su trabajo le ha costado como para que unos sinvergüenzas se apropien de un dinero que, a duras penas, hará llegar a fin de mes a cualquier pensionista.
Mi indignación es tal que aprovecho mis palabras para hacer un llamamiento a las autoridades municipales y agentes de seguridad para que aumenten su vigilancia, por lo menos los primeros días del mes, ante la presencia de personas mayores que van a cobrar su pensión.
Y también hago un llamamiento a la justicia del país para que estos delincuentes paguen por lo que han hecho y no que por ser de otras nacionalidades distintas a la nuestra tengan derechos especiales y le sean absueltos sus delitos por ser quienes son.
Sin más, espero que este hecho sirva para que no ocurran más sucesos como este y que las autoridades colaboren un poco más de lo que lo hacen en estos asuntos.
R.P.P.
