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Las reuniones familiares, solo para el pavo

Año 1999. La gente, a raíz de un burdo rumor que jamás se materializó, temía con verdadero pánico que llegara el afamado “efecto 2000”, y la quiebra de cualquier sistema informático. Con semejante pantomima, finalizaba uno de los siglos más sangrientos que jamás habían existido hasta entonces.

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Con el telón de fondo de tantas y tantas batallas, Nintendo decidió “fraternizar” a las mascotas de su casa a base de mamporros: nacía así Super Smash Bros., juego lanzado para una de las hermanas mayores de la Wii, la Nintendo 64.

Resultaba cuando menos chocante ver a los hijos de “la Gran N” aglomerados en el mismo cartucho. Sin contar, por descontado, que el género por el que deambulaban no era, ni por asomo, al que estaban acostumbrados (la mayoría autóctonos de títulos de plataformas). Pero funcionó.

Da igual que Mario lanzara por los aires a Pikachu, o que Link dejara de lado sus rencillas con Ganondorf para “masajear” sus músculos repartiendo collejas a Kirby. La crítica lo adoró. Los jugadores lo adoraron. Sony lo detestó… hasta ahora.

Tras contemplar anonadados el desfile de ventas que han supuesto las tres entregas de la susodicha saga, la empresa de la PS se ha querido sumar al carro. Así surge Playstation All-Stars Battle Royale, un conglomerado de los bichos de la compañía.

El primer sentimiento que aflora en el interior de nuestro ser al apreciar el primer vídeo recién sacadito del horno es su claro afán por “beber” de la idea de Nintendo. Dicho esto haciendo uso de un claro abuso de los eufemismos, ya que las mecánicas del juego son una copia descarada de su maestro. Sin embargo, no es eso lo preocupante.

Tampoco es su principal defecto su olvidable nombre, aunque harían bien en cambiarlo. Al poner sendas creaciones a un lado y al otro de la balanza, la Justicia le da la razón a la compañía de los naipes, Nintendo. Y esto se debe a varios aspectos, todos relacionados con la inclusión de los personajes.

De entrada, y por muy inútil que pueda parecer a priori, PASBR carece de un protagonista que sirva de conductor. Algo así como el moderador en un debate. Todas las criaturas de Sony parecen mostrar un mismo nivel de protagonismo, con el lógico resultado: todos dan voces al libre albedrío y no hay una voz cantante.

Bien sabido es por los propagandistas que, para que una buena iniciativa se lleve a cabo, se ha de contar con un líder carismático que ejerza la función de presión. Super Smash Bros. cuenta con Mario (del cual hasta recibe el nombre, una más que clara reminiscencia de Super Mario Bros).

En otro orden de factores, nos topamos con el carisma del plantel de luchadores entre los que se puede escoger. Kirby, esa bolita sonrosadita y mofletuda, punto de mira de todos los abrazos y mimos varios de los fans, no es equiparable al ladrón Sly Cooper.

Sackboy quizás pueda hacerle sombra al extravagante Mr.Game&Watch, pero la epicidad que destila Ike y Marth de Fire Emblem, no la tiene Jak. Podría decirse, grosso modo, que las historias narradas por las negras (y la grisácea) de Sony destacan más por su calidad como producto que por la creación de figuras de renombre.

Por último, siguiendo la estela del motivo anterior, vemos el maltrato que ha ejecutado sobre sus exclusivos los autores de Battle Royale. Grandes, grandísimos personajes han desfilado por sus consolas, y no demasiados lo han hecho para quedarse definitivamente.

De tal modo, vemos cómo creaciones del peso de Crash Bandicoot, Klonoa o Lara Croft o los Final Fantasy, han comenzado en una consola Playstation, para ser vendidas a otras como GameCube o Xbox360. De esta forma, la cantidad de recursos se limita, puesto que estos personajes no son, al menos no plenamente, propiedad de Playstation.

Habrá pues que esperar al resultado de semejante conglomerado. Por lo poco que se ha podido comprobar, el juego se mueve bien, los escenarios son vistosos y con todo lujo de detalles, y la diversión parece estar asegurada.

Queda siempre, eso está claro, la duda de si será mejor o no que su primo el SMB. Sea una copia o no de tal, si esta supera al original, ¿por qué no acogerlo con los brazos abiertos? No obstante, ¿sabrá PASBR adoptar todos los mecanismos que elevaron al estrellato a SMB? ¿O se convertirá en la oveja negra de la familia de los juegos de reuniones?

Sea como fuere, por el bien del futuro de la creatividad, esperemos que estos crossover (o cruces de personajes de distintos mundos) no se conviertan en costumbre. Ojalá solamente se conviertan en una reunión anual para celebrar Acción de Gracias.

Como a los parientes les dé por llevarse bien, vamos a ver entregas familiares cada cuatrimestre, con su consecuente baja de calidad y de originalidad. ¿Alguien dijo Viva Gears of Halo 360?

SALVADOR BELIZÓN / REDACCIÓN
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