Vivimos en una sociedad en la que los medios de comunicación han adquirido un enorme protagonismo, y, más aún, con la irrupción de Internet, que ha multiplicado sus posibilidades, destacándose el periodismo digital y las redes sociales. Y dentro de este conjunto de interrelaciones, la imagen juega un papel preponderante, tanto que es habitual la queja de aquellos cuya profesión se basa en la palabra, hablada o escrita, ya que identifican habitualmente a la imagen con la publicidad, e indicando el carácter manipulador que esta última ejerce.
Pero la imagen, en sus distintas modalidades, no siempre busca la persuasión acrítica de los receptores; en ocasiones sirve como verdadera denuncia de las injusticias sociales. Y ahora que nos movemos en un mundo en el que parece que salirse de la norma se corre el riesgo de quedar excluido, en algunos casos, y, en otros, en acarrear inconvenientes personales, quisiera recordar la figura y la obra de un gran autor español comprometido desde su propio trabajo, basado principalmente en el diseño gráfico y en los fotomontajes.
Me estoy refiriendo a Josep Renau, del que, antes de comentar unos fotomontajes que he seleccionado para que se conozca el significado de su obra, desearía realizar una breve semblanza biográfica.
Josep Renau nace en Valencia en 1907. Estudia en la Escuela de Bellas Artes ubicada en la misma ciudad. Ingresa en el Partido Comunista de España (PCE) en 1931, año de la proclamación de la Segunda República. Su inquietud le lleva a trabajar en el campo de las artes visuales: cartelismo, fotomontaje, diseño gráfico, pero también en el ámbito de las publicaciones, dirigiendo las revistas Orto y Nueva Cultura, y codirigiendo con Max Aub el periódico valenciano La Verdad.
En 1936 es nombrado Director General de Bellas Artes y, al año siguiente, encarga a Pablo Picasso la realización de un mural para el pabellón español de la Exposición Internacional de París. El cuadro de enormes dimensiones que Picasso realiza, El Guernica, actualmente en el Museo Reina Sofía, se convertiría en una de las obras cumbres de la pintura del siglo veinte.
Como muchos de los intelectuales comprometidos con la República, en 1939, tuvo que exiliarse, primero en Francia, y posteriormente en Méjico, país en el que desarrolla gran parte de su obra. Regresa a España en 1976, un año después de la muerte del dictador Franco, tras haber residido durante dos décadas en la República Democrática Alemana. Fallece en 1982, a los setenta y cinco años de edad.
Desde mi punto de vista, Josep Renau es, junto a John Hartfield, el mejor creador de fotomontajes de tipo político y social, y ello se debe a que, si obviamos algunas cuestiones estéticas, su obra sigue teniendo una enorme validez, por lo que en la actualidad es posible contemplarla y comprobar que sus fotomontajes no han perdido la fuerza de la crítica con la que fueron realizados. De ellos, he seleccionado cinco de la serie que publicó con la denominación The American Way of Life. Fotomontajes: 1952-1966.
Podemos comenzar por el que lleva por título Un donativo a los pueblos hambrientos, realizado en 1956. La pobreza y el hambre que asola a una parte importante de los países de la Tierra parece que se ha convertido en algo crónico.
En relación a ello, quisiera traer aquí las palabras del entonces embajador de Estados Unidos en la India, John Kenneth Galbraith: “Me parece casi obsceno contemplar que muchos países de Asia y América Latina tienen una población mal nutrida que contrasta con sus ejércitos bien alimentados y poseedores del armamento más moderno”.
¿Y medio siglo más tarde ha cambiado algo? Pues no: la industria armamentística es el primer comercio a nivel mundial, y, claro, gran parte del armamento que producen un número reducido de países (entre ellos España) va, como apuntó Galbraith, a potenciar ejércitos y fomentar guerras de las que se saca un gran beneficio económico.
La pena de muerte es otra de las lacras que, tristemente, permanece vigente en muchos países, incluso con un alto nivel de desarrollo como es el de Estados Unidos o China.
El segundo fotomontaje que presento, titulado La Paz está con ellos, es un emocionante homenaje dedicado al matrimonio Rosemberg, que fue acusado de espionaje en la terrible época de la “caza de brujas” impulsada por el senador McCarthy.
En la imagen aparece Ethel Rosemberg en la silla eléctrica rodeada de palomas. En su memoria, acudo a un fragmento del poema Si morimos que escribiera a sus hijos: “¡Trabajad y construid, hijos, y levantad y monumento al amor y la alegría, al valor humano, a la fe que hemos mantenido para vosotros, hijos, para vosotros!”.
No es necesario que diga que Estados Unidos es la mayor potencia militar del mundo, cuyo ejército se halla repartido por toda la Tierra (en nuestro país cuenta con bases como las de Rota y Morón) y que es raro que no haya un conflicto internacional en el que no esté involucrado.
Cuando Renau elaboró este tercer fotomontaje, el presidente electo Lyndon B. Jonson realizó las siguientes declaraciones: “Creemos necesario emplear el lenguaje de los cañones y la aviación… Emplearemos nuestro poder”. Esta filosofía de poder militar sigue existiendo y la sigue practicando en nuestros días.
El cuarto fotomontaje titulado Poema tropical nos presenta la contradicción que se da entre la gente que vive en países empobrecidos y la presión consumista que les llega de los países desarrollados.
En la imagen se aprecia un haitiano que sestea, apoyado en una valla de madera. Tras él, una de la bebidas más conocidas de Estados Unidos y un cartel con el anuncio de un casino de este país.
No es necesario decir que el consumismo se ha configurado como uno de los grandes males de las sociedades occidentales, puesto que induce a las personas a vivir muy por encima de sus posibilidades, haciéndolas dependientes de los productos, especialmente tecnológicos, que constantemente salen al mercado.
Y si hablamos de economía, no hay que olvidar a los mercados y al capital financiero, que es el que ha tomado las riendas a nivel internacional, quedando por encima del capital industrial.
En este último fotomontaje, que lleva por título La Verdad desnuda, se articula la devoción que suscita el poder económico hasta tal punto que se torna en una pasión libidinosa; a cambio, la sumisión de los gobiernos no ha hecho más que crecer. Sobre esto no es necesario que me extienda, pues al día de hoy comprobamos cómo el verdadero poder no radica en la voluntad popular sino en esos extraños entes que hacen temblar a gobiernos que se arrodillan ante sus directrices.
Posdata: Mientras escribo este artículo se confirma la noticia de que Troy Davis, un hombre de raza negra de 42 años, y que había permanecido veinte de ellos en el corredor de la muerte, ha sido ejecutado en el estado de Georgia. A pesar de que él siempre de declaró inocente, de que las pruebas eran débiles, de que se recogieron un millón de firmas en contra de su ejecución, el tribunal estadounidense que lo juzgó no tuvo piedad y no modificó la sentencia.
Uno no acaba de comprender la crueldad y el fanatismo instalados en un país, en otras cosas admirable, pero cuya Justicia se parece más al deseo de venganza, al “ojo por ojo y diente por diente”, que a la búsqueda del castigo justo y la reinserción del condenado. Josep Renau tenía razón cuando denunció este sistema cruel.
Pero la imagen, en sus distintas modalidades, no siempre busca la persuasión acrítica de los receptores; en ocasiones sirve como verdadera denuncia de las injusticias sociales. Y ahora que nos movemos en un mundo en el que parece que salirse de la norma se corre el riesgo de quedar excluido, en algunos casos, y, en otros, en acarrear inconvenientes personales, quisiera recordar la figura y la obra de un gran autor español comprometido desde su propio trabajo, basado principalmente en el diseño gráfico y en los fotomontajes.
Me estoy refiriendo a Josep Renau, del que, antes de comentar unos fotomontajes que he seleccionado para que se conozca el significado de su obra, desearía realizar una breve semblanza biográfica.
Josep Renau nace en Valencia en 1907. Estudia en la Escuela de Bellas Artes ubicada en la misma ciudad. Ingresa en el Partido Comunista de España (PCE) en 1931, año de la proclamación de la Segunda República. Su inquietud le lleva a trabajar en el campo de las artes visuales: cartelismo, fotomontaje, diseño gráfico, pero también en el ámbito de las publicaciones, dirigiendo las revistas Orto y Nueva Cultura, y codirigiendo con Max Aub el periódico valenciano La Verdad.
En 1936 es nombrado Director General de Bellas Artes y, al año siguiente, encarga a Pablo Picasso la realización de un mural para el pabellón español de la Exposición Internacional de París. El cuadro de enormes dimensiones que Picasso realiza, El Guernica, actualmente en el Museo Reina Sofía, se convertiría en una de las obras cumbres de la pintura del siglo veinte.
Como muchos de los intelectuales comprometidos con la República, en 1939, tuvo que exiliarse, primero en Francia, y posteriormente en Méjico, país en el que desarrolla gran parte de su obra. Regresa a España en 1976, un año después de la muerte del dictador Franco, tras haber residido durante dos décadas en la República Democrática Alemana. Fallece en 1982, a los setenta y cinco años de edad.
Desde mi punto de vista, Josep Renau es, junto a John Hartfield, el mejor creador de fotomontajes de tipo político y social, y ello se debe a que, si obviamos algunas cuestiones estéticas, su obra sigue teniendo una enorme validez, por lo que en la actualidad es posible contemplarla y comprobar que sus fotomontajes no han perdido la fuerza de la crítica con la que fueron realizados. De ellos, he seleccionado cinco de la serie que publicó con la denominación The American Way of Life. Fotomontajes: 1952-1966.
Podemos comenzar por el que lleva por título Un donativo a los pueblos hambrientos, realizado en 1956. La pobreza y el hambre que asola a una parte importante de los países de la Tierra parece que se ha convertido en algo crónico. En relación a ello, quisiera traer aquí las palabras del entonces embajador de Estados Unidos en la India, John Kenneth Galbraith: “Me parece casi obsceno contemplar que muchos países de Asia y América Latina tienen una población mal nutrida que contrasta con sus ejércitos bien alimentados y poseedores del armamento más moderno”.
¿Y medio siglo más tarde ha cambiado algo? Pues no: la industria armamentística es el primer comercio a nivel mundial, y, claro, gran parte del armamento que producen un número reducido de países (entre ellos España) va, como apuntó Galbraith, a potenciar ejércitos y fomentar guerras de las que se saca un gran beneficio económico.
La pena de muerte es otra de las lacras que, tristemente, permanece vigente en muchos países, incluso con un alto nivel de desarrollo como es el de Estados Unidos o China.El segundo fotomontaje que presento, titulado La Paz está con ellos, es un emocionante homenaje dedicado al matrimonio Rosemberg, que fue acusado de espionaje en la terrible época de la “caza de brujas” impulsada por el senador McCarthy.
En la imagen aparece Ethel Rosemberg en la silla eléctrica rodeada de palomas. En su memoria, acudo a un fragmento del poema Si morimos que escribiera a sus hijos: “¡Trabajad y construid, hijos, y levantad y monumento al amor y la alegría, al valor humano, a la fe que hemos mantenido para vosotros, hijos, para vosotros!”.
No es necesario que diga que Estados Unidos es la mayor potencia militar del mundo, cuyo ejército se halla repartido por toda la Tierra (en nuestro país cuenta con bases como las de Rota y Morón) y que es raro que no haya un conflicto internacional en el que no esté involucrado. Cuando Renau elaboró este tercer fotomontaje, el presidente electo Lyndon B. Jonson realizó las siguientes declaraciones: “Creemos necesario emplear el lenguaje de los cañones y la aviación… Emplearemos nuestro poder”. Esta filosofía de poder militar sigue existiendo y la sigue practicando en nuestros días.
El cuarto fotomontaje titulado Poema tropical nos presenta la contradicción que se da entre la gente que vive en países empobrecidos y la presión consumista que les llega de los países desarrollados. En la imagen se aprecia un haitiano que sestea, apoyado en una valla de madera. Tras él, una de la bebidas más conocidas de Estados Unidos y un cartel con el anuncio de un casino de este país.
No es necesario decir que el consumismo se ha configurado como uno de los grandes males de las sociedades occidentales, puesto que induce a las personas a vivir muy por encima de sus posibilidades, haciéndolas dependientes de los productos, especialmente tecnológicos, que constantemente salen al mercado.
Y si hablamos de economía, no hay que olvidar a los mercados y al capital financiero, que es el que ha tomado las riendas a nivel internacional, quedando por encima del capital industrial.
En este último fotomontaje, que lleva por título La Verdad desnuda, se articula la devoción que suscita el poder económico hasta tal punto que se torna en una pasión libidinosa; a cambio, la sumisión de los gobiernos no ha hecho más que crecer. Sobre esto no es necesario que me extienda, pues al día de hoy comprobamos cómo el verdadero poder no radica en la voluntad popular sino en esos extraños entes que hacen temblar a gobiernos que se arrodillan ante sus directrices.Posdata: Mientras escribo este artículo se confirma la noticia de que Troy Davis, un hombre de raza negra de 42 años, y que había permanecido veinte de ellos en el corredor de la muerte, ha sido ejecutado en el estado de Georgia. A pesar de que él siempre de declaró inocente, de que las pruebas eran débiles, de que se recogieron un millón de firmas en contra de su ejecución, el tribunal estadounidense que lo juzgó no tuvo piedad y no modificó la sentencia.
Uno no acaba de comprender la crueldad y el fanatismo instalados en un país, en otras cosas admirable, pero cuya Justicia se parece más al deseo de venganza, al “ojo por ojo y diente por diente”, que a la búsqueda del castigo justo y la reinserción del condenado. Josep Renau tenía razón cuando denunció este sistema cruel.
AURELIANO SÁINZ
