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Academia de idiomas "La Carchena"

Son tiempos perros y estamos fritos, achicharrados. Por eso en esta primera boqueronada que perpetro para Montilla Digital, en vez de ponerme puñetero con algún tema de actualidad, prefiero echar mano del puro entretenimiento, pues con la que está cayendo siempre es preferible un poco de guasa, que de pena, penita, pena ya andamos sobrados.

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Ubiquemos la acción... Jesús Varo, además de buen amigo y paisano, es un tipo divertido e ingenioso, heredero directo, con permiso de hermanas y hermanos, del pronto de su madre Valle Baena, una de las mujeres más simpáticas y entrañables que en Montilla han existido. De vez en cuando quedamos por Marbella y siempre terminamos batiéndonos en singular duelo: el de comprobar quién es capaz de enumerar y comentar el mayor número de expresiones montillanas.

Igual que en el anuncio de ese sucedáneo patatero que venden en un tubo tamborilero (menudo rodeo para no escribir "Pringles"), una vez que empezamos, haces pop y ya no hay stop (je, je). De estas reuniones surgen nuestras peculiares listas de éxitos, en las que lo mejor, sin duda, son el análisis y la interpretación de las frases preñadas de localismos, tantos que para un profano en la materia se hace obligada una traducción simultánea.

Empecemos con unos ejemplos fáciles: "Niño, siéntate en el rebate", dicho para que el infante ubique sus posaderas en el primer peldaño de entrada a una vivienda o local comercial. "Me voy que tengo que hacer sábado": cuando el sujeto tiene prisa porque tiene la casa en Def con dos pidiendo a gritos una limpieza.

"Ya lo tengo todo aviado": las tareas, sobre todo gastronómicas, están terminadas. "Agofifar" es pasar la fregona, así como "Arrímate al bombito, que está el brasero puesto y échate la balleta que traes frío". Ésta es especialmente buena dado que incluye tres palabras, tres: "bombito" es la mesa camilla; "brasero" es el sistema calefactor (de origen variable); y "balleta" es el faldón de la misma mesa.

Pero, de verdad, lo que genera esta pasión por los recovecos del lenguaje montillano son las expresiones de trazo grueso; es aquí donde nos venimos arriba con maravillas del calibre "Eres más tonto que un hilo uvas", dedicada al imbécil vitivinícola. "El chichi velica", que debe ser expuesta en tono enérgico para cerrar una conversación al modo "y una mierda pa ti".

"Ese es un desonrrible y/o insonrrible", dícese de un verdadero gamberro. "Vaya mantesa va hecha esa", aplicada a una mujer de moral ligera. O, una de las mejores: "Voy a ensusiar" (dicho con la "ese" cordobesssa), una genialidad capaz de definir a la perfección el necesario ejercicio corporal de evacuar de forma anal.

Y ya colocados en esta espiral de palabras y dichos, llegamos a las finalistas de nuestro concurso idiomático. En el puesto número tres nos encontramos con "Joío por culo", para la que he optado por transcribir el sonido fonético en pos de una mayor conexión con el termino que define al Cabronazo con mayúsculas y balcones a la calle.

En el dos, la memorable "Bocacoño", que se aplica como un guante al cretino de difícil solución... Y en el uno, la mejor onomatopeya de la historia: son dos letras -con el aliño de una tercera que es la antigua "h muda"- , pero que bien utilizadas en cualquier conversación, se convierten en el meollo de todo el lenguaje.

Dependiendo de la frase, puede tener un sentido positivo, negativo, insultante, puñetero o vengativo. Expondré primero los ejemplos juntos, a los que al final solo será necesario incluir las dos letras expresadas, eso si, en tonos bien diferenciados: "No he dormido nada esta noche y hoy tengo que ir a coger sarmientos (...)" –tono de agobio-, "Sabes que fulanita se ha desapartao del marío (...)" -como habrá comprobado, ávido lector, esta última supone un fantástico exponente localista y va en un tono bastante puñetero-.

"Me ha tocado este conejo en la rifa del bar Ciriaco (...)" –tono definitivamente alegre-; y “No me paro, que son las cinco y en mi casa han echado el arroz a las tres (...)" –ésta va en tono de aviso socarrón-. Ahora basta con rellenar el espacio que ocupan los puntos suspensivos (...) con la expresión que lo encierra todo -a la que incluiremos el tono expuesto según qué caso, además de la susodicha “hache” para hacerla más realista-. Vamos a ella: "ioh". Con todo lo anteriormente expuesto, ¿es o no es como para que se organice un nuevo debate en el Tribunal Constitucional sobre la inmersión lingüística montillana?
JOSÉ LUIS SALAS
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