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¿Y de los indignados qué hay?

El movimiento de los indignados saltó a los rotativos como una gran hoguera cuyas llamas se extendieron, se irradiaron desde el centro del país a las diversas plazas de la periferia. Durante unos días el fuego crepitaba furioso y a dicho movimiento de árboles de leña joven se iban adhiriendo viejos troncos del Mayo del 68. Las plazas estaban calientes, los partidos desconcertados y a la expectativa, el Gobierno entre ascuas. Y llegó el 22-M, día previsto para las elecciones. Fuimos a votar, no sé si más o menos de lo previsto, y el país cambió de color político. Tema éste que dejo para otra ocasión por no apartarme de la hoguera de los indignados.

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FOTO: JOSÉ MANUEL REDONDO VÍLCHEZ

Parte de este artículo estaba preparado para salir el sábado 28 de mayo, pero los acontecimientos del viernes en Cataluña, con la carga policial, retrasaron su salida a la espera de lo que pudiera ocurrir a partir de ese momento. Había abiertos tres frentes en contra de las acampadas:

1. El Gobierno catalán, que arremetió inmisericorde, según mostraron los medios, contra los acampados, alegando razones de salubridad y posible enfrentamiento, si como se esperaba, ganaba el Barça, con los grupos de camorristas, les llaman antisistema (¿!?), que suelen últimamente aprovecharse de cualquier tipo de concentración para hacer de las suyas. ¿Destruir el sistema para regenerar el sistema? o ¿destruir por el placer de destruir y que pague el erario público que somos todos?

2. El Gobierno regional madrileño que, a esas alturas, había ya protestado y pedido la intervención de Interior.

3. Los comerciantes de la zona que alegaban y alegan, al día de hoy, pérdidas millonarias en sus negocios.

El Gobierno central se mantenía y se mantiene en una más que prudente expectativa. ¿Expectativa prudente o calculada? Con la que había caído el 22-M ya tenían más que suficiente para estar preocupados y entretenidos.

¿Valió para algo el movimiento del 15-M? Ciertamente. Primero, despertó del letargo nihilista a una juventud, son los primeros que toman la plaza pública, cómodamente cobijada, hasta ahora, en el paraguas del “dolce far niente”, la mayoría de ellos como “becarios de pensionistas”.

Soy consciente de que la situación socio-laboral no les es favorable, pero no se les puede negar el hecho de que han dado un aldabonazo en la conciencia cívica. Creo que los ciudadanos hemos tomado nota, pero ¿despertarán los partidos políticos del sueño letárgico en que están sumidos? Supongo que una vez más perderán el tren, sin embargo nosotros no nos lo podemos permitir.

En segundo lugar se despabiló el gusanillo de muchos mayores, también desamparados, que no pudieron vivir los avatares del Mayo del 68, hace ya de ello más de cuarenta años, y apreciaron en sus rostros aires revolucionarios que les hacían revivir y remontarse de vuelta a la juventud. Por unos días rejuvenecieron en su corazón. Por unos días rebrotaron ilusiones guardadas en el arcón del tiempo.

Por cierto, la Junta Electoral Central (JEC) dijo "no" a las sentadas durante el Día de Reflexión, por lo que podían influir en los resultados electorales y el Gobierno no actuó acorde con ese mandato. ¿Miedo a “desfondarse” aún más de lo que pronosticaban las encuestas de opinión? ¿Movimiento maquiavélico (¿!?) hecho a conciencia, para así ganarse las simpatías de los acampados en la plaza?

Digamos que la pasividad del Gobierno, ante la “anómala” situación planteada para ese día, salió bien y afortunadamente no hubo que enfrentar a la Policía con los ciudadanos. Recordemos que la influencia de dicho movimiento podía cambiar la balanza en las urnas. Bien es cierto que han proclamado a los cuatro vientos que no pedirían el voto ni para el PP, ni para el PSOE y así lo han hecho, pero hay más partidos a los que podía servir la “sentada”.

En tercer lugar, el Movimiento 15-M ha cumplido con su cometido: dar la voz de alarma ante el declive de la situación socio-político-económica. Ahora deben dejar tiempo para que se puedan realizar cuantos cambios sean posibles y necesarios y si, después de todo, ¡nada cambia! estarán legitimados para seguir con las protestas el tiempo que sea necesario.

Las urnas han hablado. Dejemos que la maquinaria, que engrasa la Democracia, actúe. ¡Demos tiempo al tiempo! Nuestra situación no es la de las plazas árabes, aunque se hayan podido inspirar en ellas. Afortunadamente aquí no hay ningún tirano que derrocar y sí una Democracia en la que terminar de “ahondar”. Por lo tanto, obedezcamos el mandato de la mayoría y ¡a trabajar! como mínimo para purificar el sistema.

Y si la juventud española efectivamente dijo ¡basta!, todo un pueblo ha dicho ¡adelante! buscando una salida real a la situación. Una vez más se han aparcado las utopías en pro de la acción. ¿Quién gana? de momento el pueblo soberano. ¿Los políticos nos seguirán “vendiendo” la mentira como verdad? Es hora de que rompan el maleficio.

Nuestros jóvenes quieren sanear la democracia y debemos ayudarlos a conseguir su objetivo. Nunca en la historia de nuestro país ha existido una generación mejor preparada que la de la juventud actual. Por eso sólo era cuestión de tiempo que decidieran reaccionar y organizarse para que un movimiento como el del 15-M cuajara. Cíclicamente reverdece la esperanza y gracias a esos aldabonazos morales nos mantenemos vivos. ¡Si la gente no cree en nada se pudre!

¿Estamos viviendo, con la posible permanencia del Movimiento 15-M, el inicio de una serie de revueltas que sacudirán toda Europa? Democracia Real Ya ha anunciado una convocatoria mundial para el 15 de octubre y el Movimiento 15-M propone una movilización europea a final de junio, entre otras tantas propuestas. Termino con palabras de Julio Anguita: “lo han dejado claro, son apartidistas pero no apolíticos”.
PEPE CANTILLO
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