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Con cara de badulaque

La semana pasada, desde este periódico, en el artículo Una triste realidad, clamaba por la dignidad de las personas maltratadas por un sistema que no respeta ni reconoce derechos elementales del ser humano, concretamente de las mujeres.

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Con cara de bambarria y humillado en mi amor propio me enfrento esta semana a la mentira de parte de la información que refería en dicho espacio. Entresaco el fragmento al que aludía esa noticia: “[...] Árabe, lesbiana y siria, entre rejas. Da información de una chica, Amina, [...] declarada defensora de los Derechos Humanos. Por supuesto Amina ha sido detenida, -“raptada” cuadraría mejor-, a plena luz del día en las calles de Damasco”.

Que la prensa miente, desinforma y tergiversa las noticias es algo sabido. En este caso que referimos, la prensa también ha sido “burlada”. Este chotearse de la prensa y, de paso, de los crédulos lectores, no tendría mayor importancia si estuviéramos hablando de una noticia divertida o intrascendente. Pero, si como es el caso, está en juego la dignidad de las personas, por el sufrimiento al que están sometidos muchos de los pueblos árabes, la cuestión es más grave.

Hay un patente desprecio en el contenido de la noticia, una elemental falta de respeto a la capacidad de empatía que tenemos los seres humanos. Empatía que permite hacer nuestros los sufrimientos y/o las injusticias que afectan a los demás en este caso, o sus alegrías y éxitos en otros cuales quiera. Por tanto, no me consuela el que la prensa haya sido burlada y sí me indigna el que los usuarios hayamos sido “ninguneados”.

¿A qué me refiero? Lo que no tiene perdón es que alguien, un bloguero, se haya inventado una “Amina” muy especial, a la que ha hecho hasta detener por la policía y por arte de birli birloque, porque no tenía otra salida, la ha enterrado en las oscuras mazmorras del olvido. ¿De alguna manera tenía que remediar su miserable entuerto?

En síntesis, la noticia extraída de El País y El Mundo del lunes 13, dice lo siguiente: “La bloguera lesbiana de Damasco, un heterosexual que vive en Escocia. Tom MacMaster se hizo pasar por una ciudadana siria-americana lesbiana desde el pasado mes de febrero.- La semana pasada, el autor del blog fingió la detención de la protagonista”.

En definitiva, este bloguero se ha convertido en un impostor y, como relata la noticia, “ha decepcionado (se ha burlado, cachondeado) a los lectores que seguían su blog, a quienes se movilizaron por la liberación de Amina -15.000 seguidores del más potente grupo Facebook en una semana- y a muchos activistas que ahora se ven desacreditados”. Esto nos cuestiona aún más la veracidad de los medios y, sobre todo, de los foros creados en Internet, tema éste que habrá que abordar con rigor crítico.

Que este bloguero se invente una historia, está en su derecho. Todos los días nacen novelas con los más variopintos personajes y emitiendo un claro mensaje a favor o en contra de cualquier causa, ya sea humana, divina o relacionada con la naturaleza.

Que juegue con la dignidad de las personas y cree un estado de crispación y ansiedad, ya no está tan claro. Sólo me queda decir, en descargo de la noticia, que una vez más nos ha permitido mirar hacia esos otros “mundos” donde las personas son maltratadas y vilipendiadas.

Claro que el error puede estar en este articulista que, llevado de un arrebato de celo y en pro de reclamar justicia, se le ocurre gritar contra los que atentan descaradamente denostando a las personas, pisoteando los más elementales derechos humanos. Error que asumo y pido disculpas si he podido llevar a alguien a la confusión. Reconozco que el primer confundido he sido yo mismo.

Como decía, en uno de los comentarios del citado artículo, deseo y lucho porque “los derechos humanos sean los mínimos morales en los que pretendemos estar de acuerdo todos; que tienen el valor de obligaciones éticas elementales por encima de cualquier gobierno, aunque no puedan ser logrados siempre”.

Por esa misma razón me indigno ante las distintas circunstancias de atropello que se están dando, tanto en Occidente como en Oriente. Bien es verdad que unos sucesos son más sangrantes que otros, pero no por ello dejan de ser injustos y nuestro cometido debe ser denunciarlos sin que nos duelan prendas.

Amnistía Internacional cumple parte de ese cometido, pero aún es poco. Los ciudadanos, informados, debemos ser cada vez más sensibles ante el cúmulo de desacatos, atropellos que se cometen a nuestro alrededor, próximo y lejano, y denunciarlos. ¡La información es poder! También para nosotros.

Nos queda un consuelo. Al menos, desde algunos contados medios informativos a nuestro alcance, como Montilla Digital, podemos y debemos evidenciar estas situaciones de abuso. Disponer de medios con libertad de expresión es más importante de lo que podamos imaginar. Gracias a esos medios podemos y debemos denunciar estas tropelías.

Discutiremos, nos enfrentaremos, a veces hasta “rallaremos” (molestar, fastidiar con importunidad) en situaciones de ofensa personal; lamentable pero evidente esto último, y por ende “rayaremos en lo ridículo”. Pero “podemos expresarnos” sin temer la espada de Damocles encima de nuestra cabeza. Son las ventajas de vivir en una Democracia, aunque con frecuencia pensemos, y hasta puede que sea cierto (¿!?) que ésta está capada o manipulada por “fuerzas ocultas”.

Nota importante: La rotunda condena de la violencia de Barcelona por algunos “supuestos” indignados no me impide adjuntar las siguientes direcciones por si pueden interesar a alguien. Se trata del libro ¡Indignados! 15 M que se puede obtener comprado, fotocopiado o bajado de Internet.

http://edugea.org/
http://www.mandalaediciones.com/varios/politica/indignados.asp

PEPE CANTILLO
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