Digo "cachondeo" como podría decir "juerga", "jarana" o "mamoneo". No "batalla", ni "guerra": esa nunca empieza, porque nunca acabará. A mes y medio de las elecciones municipales –y autonómicas en gran parte de España- empieza el endiablado mecanismo de propaganda de los partidos.
En la situación de partida, parece como si el PSOE fuera a desaparecer del mapa político de España, si tenemos en cuenta encuestas y sondeos. No me creo nada, claro está. Y además no sería conveniente que un partido con tan elevado respaldo social obtuviera un resultado tan negativo. No por los candidatos, representantes y miembros del partido, que es obvio que se han ganado a pulso una buena patada en el culo, sino por los otros: lo peor que le puede pasar a un contricante es que el rival quede destrozado, porque ese tipo de victorias enseguida se suben a la cabeza, y –de eso en Andalucía sabemos mucho, muchísimo- la soberbia es el peor enemigo del gobernante y del gobernado.
En cualquier caso, parece que las comunidades autónomas en cuyo gobierno está el Partido Popular van a seguir manteniendo la silla; en otras, en las que gobierna el Partido Socialista mantenerse va a ser más complicado: hasta en Extremadura parece que puede haber vuelco electoral.
En municipales, en casi todas las provincias andaluzas parece que los sondeos dan las diputaciones al PP, lo cual no deja de ser significativo y comprometido: las diputaciones han sido una de las grandes herramientas de enchufismo, corrupción e ineficiencia de nuestra historia democrática. Limpiar toda esa Administración de morralla va a costar mucho trabajo y más disgustos.
Pero, volviendo al tema principal de este comentario de hoy, lo que más me aterra no es el resultado, sino lo que nos queda pasar hasta que lleguen las dichosas elecciones. Vamos, que la Ley Electoral prohíba expresamente cierto tipo de publicidad no-sé-cuántos días antes del 22 de mayo no es impedimento ninguno para que nuestros futuros alcaldes, concejales, parlamentarios y consejeros se vistan de limpio un día sí y otro también.
Volveremos a ser testigos del "y tú más" de los dos grandes partidos. Escucharemos de nuevo las bondades de unos gobernantes que han demostrado ser, cuando menos, unos perfectos incompetentes, y estirando un poco la masa, unos sinvergüenzas o unos inútiles redomados.
De los mismos labios oiremos "¡qué viene el lobo!" cuando se refieran a los rivales políticos. Se dirán de todo menos "bonito". Pero eso sí, luego se juntarán en cualquier feria o acto institucional a tomarse unas cañas y unos langostinos de Sanlúcar a nuestra salud, y por el bien del pueblo, como si nada.
- Illo, Pepe, que tú nos llamaste asesinos y fascistas, te parecerá bonito...
- Nada, Javi, ya sabes que es cosa del teatro... Toma una patita de centollo, guapetón. Por aquella vez que nos llamaste ladrones corruptos.
Aún así, en esto pasa como en el chiste. Dice el niño: "mamá, las lentejas se están pegando". "Pues, por mí, como si se matan" –respuesta de la madre-. Lo peor para los ciudadanos es la generosidad sin límites de los políticos en campaña, pre-campaña y ante-pre-campaña.
Otra vez los sueldos y las vacaciones pagadas para amas de casa. Seguramente, en vez de un ordenador para cada niño de Primaria ahora nos prometerán el ordenador, la Nintendo, un Ipod y una suscripción de por vida a Spotify Premium. Claro que si algún niño suspende una asignatura, le canjean la suscripción de Spotify por la colección completa en DVD de Hermano Mayor y Supernanny, para que aprendan. No, mejor la de Dora la Exploradora, a ver si aprenden de verdad algo de inglés. Open, decid fuerte: ¡Open!
Y todo para nada, porque luego, al ganar, se dedicarán a lo de siempre: a malgastar nuestro dinero, ese que tanto nos cuesta ganar a los pocos que ganamos algo de dinero. Mucho folletito idiota, mucha feria y fiestas, y mucha cartelería propagandística como esa que rula por Facebook estos días, en la que se ve un cartel del Plan E –coste superior a 1.000 euros- para una obra de ¡973 euros!. Eso sí: todo por el bien del pueblo.
En la situación de partida, parece como si el PSOE fuera a desaparecer del mapa político de España, si tenemos en cuenta encuestas y sondeos. No me creo nada, claro está. Y además no sería conveniente que un partido con tan elevado respaldo social obtuviera un resultado tan negativo. No por los candidatos, representantes y miembros del partido, que es obvio que se han ganado a pulso una buena patada en el culo, sino por los otros: lo peor que le puede pasar a un contricante es que el rival quede destrozado, porque ese tipo de victorias enseguida se suben a la cabeza, y –de eso en Andalucía sabemos mucho, muchísimo- la soberbia es el peor enemigo del gobernante y del gobernado.
En cualquier caso, parece que las comunidades autónomas en cuyo gobierno está el Partido Popular van a seguir manteniendo la silla; en otras, en las que gobierna el Partido Socialista mantenerse va a ser más complicado: hasta en Extremadura parece que puede haber vuelco electoral.
En municipales, en casi todas las provincias andaluzas parece que los sondeos dan las diputaciones al PP, lo cual no deja de ser significativo y comprometido: las diputaciones han sido una de las grandes herramientas de enchufismo, corrupción e ineficiencia de nuestra historia democrática. Limpiar toda esa Administración de morralla va a costar mucho trabajo y más disgustos.
Pero, volviendo al tema principal de este comentario de hoy, lo que más me aterra no es el resultado, sino lo que nos queda pasar hasta que lleguen las dichosas elecciones. Vamos, que la Ley Electoral prohíba expresamente cierto tipo de publicidad no-sé-cuántos días antes del 22 de mayo no es impedimento ninguno para que nuestros futuros alcaldes, concejales, parlamentarios y consejeros se vistan de limpio un día sí y otro también.
Volveremos a ser testigos del "y tú más" de los dos grandes partidos. Escucharemos de nuevo las bondades de unos gobernantes que han demostrado ser, cuando menos, unos perfectos incompetentes, y estirando un poco la masa, unos sinvergüenzas o unos inútiles redomados.
De los mismos labios oiremos "¡qué viene el lobo!" cuando se refieran a los rivales políticos. Se dirán de todo menos "bonito". Pero eso sí, luego se juntarán en cualquier feria o acto institucional a tomarse unas cañas y unos langostinos de Sanlúcar a nuestra salud, y por el bien del pueblo, como si nada.
- Illo, Pepe, que tú nos llamaste asesinos y fascistas, te parecerá bonito...
- Nada, Javi, ya sabes que es cosa del teatro... Toma una patita de centollo, guapetón. Por aquella vez que nos llamaste ladrones corruptos.
Aún así, en esto pasa como en el chiste. Dice el niño: "mamá, las lentejas se están pegando". "Pues, por mí, como si se matan" –respuesta de la madre-. Lo peor para los ciudadanos es la generosidad sin límites de los políticos en campaña, pre-campaña y ante-pre-campaña.
Otra vez los sueldos y las vacaciones pagadas para amas de casa. Seguramente, en vez de un ordenador para cada niño de Primaria ahora nos prometerán el ordenador, la Nintendo, un Ipod y una suscripción de por vida a Spotify Premium. Claro que si algún niño suspende una asignatura, le canjean la suscripción de Spotify por la colección completa en DVD de Hermano Mayor y Supernanny, para que aprendan. No, mejor la de Dora la Exploradora, a ver si aprenden de verdad algo de inglés. Open, decid fuerte: ¡Open!
Y todo para nada, porque luego, al ganar, se dedicarán a lo de siempre: a malgastar nuestro dinero, ese que tanto nos cuesta ganar a los pocos que ganamos algo de dinero. Mucho folletito idiota, mucha feria y fiestas, y mucha cartelería propagandística como esa que rula por Facebook estos días, en la que se ve un cartel del Plan E –coste superior a 1.000 euros- para una obra de ¡973 euros!. Eso sí: todo por el bien del pueblo.
MARIO J. HURTADO
