La obra de teatro Hair Love & Rock Músical, una obra que escenifica el inconformismo, la experimentación con drogas, el amor libre y el desnudo que defendían un grupo de jóvenes hippies de los años 60 en EEUU, ha sido denunciada por fumar durante su representación. La obra que se representaba en Barcelona estos días, ha saltado al mundo de las noticias porque la Agencia de Salud Pública de Barcelona les ha advertido que podrían estar incumpliendo la Ley Antitabaco ya que se fuma en escena.
La obra ha sido denunciada por un espectador, lo cual ha dado paso a la apertura de un expediente, que podría finalizar en multa de entre 600 y 10.000 euros. Esperemos que no sea así, ya tiene el teatro bastantes problemas como para que gratuitamente le añadamos uno más, pero la polémica está servida.
Lo curioso es que los actores que representan el espectáculo musical no fumaban ni tabaco, ni marihuana, sino una mezcla de albahaca, hierba luisa y hoja de nogal. Es decir, lo que se fuma en el desarrollo de la obra “es un preparado de herboristería, totalmente inocuo, que se conoce también como el tabaco del pastor”, según comentaba el productor del espectáculo. En definitiva, y esto es muy importante, en el escenario se está simulando que se fuma.
Por su parte Juan Carlos Rubio, autor y director de la obra teatral Humo, ha precisado que “no se podría representar la obrar sin fumar”. Y añade: "esta polémica es risible, y que conste que la Ley Antitabaco me parece muy bien, pero no se puede aplicar a lo que sucede en un escenario, que es ficción. En escena revivimos vidas que a menudo no se corresponden con nuestra realidad histórica o social. El teatro, además, no es ejemplarizante. Con ese criterio no se podría escenificar historias de yonquis o de borrachos". Rubio no está de acuerdo con lo de fingir que se fuma: "es un hecho tan reconocible para el espectador que fingirlo quedaría falso, aparte de que me parece ridículo".
Pero el celoso espectador ¿no podía tolerar que se fumara en un local cerrado? o ¿no podía tolerar que se infringiera la ley de forma tan descarada y ante un nutrido número de personas? ¿Estamos ante una nueva inquisición, que, además, incita al ciudadano a denunciar? Dicho con otras palabras ¿hemos retornado a la censura de tiempos pasados, cuando en el cine aparecían besos, escenas de cama, desnudos, etcétera, que eran cortadas por mor de la decencia y el respeto a las buenas costumbres?
La ministra de Sanidad, Leire Pajín, recuerda que la actual Ley Antitabaco no permite fumar en los recintos cerrados y, por ello, “anima a las compañías teatrales a buscar "otras fórmulas" para simular que uno fuma sin necesidad de fumar".
Quisiera reconocer en estas palabras la buena intención de su señoría y que me perdonen los antitabaco a ultranza. A todo esto, no estaban fumando tabaco realmente, si eso es lo que escuece al personal y en particular al denunciante. Para aviso de cumplidores navegantes, hay que informarse antes de denunciar, que por cierto, hasta puede ser muy feo, en un caso como éste.
Sin estar en contra de la Ley Antitabaco y dejando constancia de que no soy fumador, creo que, en este caso, la ministra no manifiesta dos dedos de “saber hacer”. Está claro que los actores son capaces de simular, representar, adaptarse a infinidad de situaciones y escenificar las más variadas vivencias, pero pedirles que también “simulen que están simulando” me parece que se sale de toda lógica. Quizás quiso decir que “en la vida todo es sueño y los sueños, sueños son”.
Supongo que a nadie se le ocurrirá denunciar este tipo de obra porque, solapada o descaradamente, pueda incitar al consumo de todo tipo de drogas en general, y no tengo inconveniente en admitir que el tabaco lo es; o a practicar el amor libre, tema éste que entraría en las decisiones personales de los humanos implicados, ¡salvo que las autoridades civiles o religiosas nos digan lo contrario, claro está!; o a practicar el desnudo a “troche y moche”, tema que sí está regulado por la autoridad civil.
Supongo, que una vez más, ahora con el tema del tabaco, estamos como siempre, rizando el rizo. Pero ¡mayores cosas veredes!
La obra ha sido denunciada por un espectador, lo cual ha dado paso a la apertura de un expediente, que podría finalizar en multa de entre 600 y 10.000 euros. Esperemos que no sea así, ya tiene el teatro bastantes problemas como para que gratuitamente le añadamos uno más, pero la polémica está servida.
Lo curioso es que los actores que representan el espectáculo musical no fumaban ni tabaco, ni marihuana, sino una mezcla de albahaca, hierba luisa y hoja de nogal. Es decir, lo que se fuma en el desarrollo de la obra “es un preparado de herboristería, totalmente inocuo, que se conoce también como el tabaco del pastor”, según comentaba el productor del espectáculo. En definitiva, y esto es muy importante, en el escenario se está simulando que se fuma.
Por su parte Juan Carlos Rubio, autor y director de la obra teatral Humo, ha precisado que “no se podría representar la obrar sin fumar”. Y añade: "esta polémica es risible, y que conste que la Ley Antitabaco me parece muy bien, pero no se puede aplicar a lo que sucede en un escenario, que es ficción. En escena revivimos vidas que a menudo no se corresponden con nuestra realidad histórica o social. El teatro, además, no es ejemplarizante. Con ese criterio no se podría escenificar historias de yonquis o de borrachos". Rubio no está de acuerdo con lo de fingir que se fuma: "es un hecho tan reconocible para el espectador que fingirlo quedaría falso, aparte de que me parece ridículo".
Pero el celoso espectador ¿no podía tolerar que se fumara en un local cerrado? o ¿no podía tolerar que se infringiera la ley de forma tan descarada y ante un nutrido número de personas? ¿Estamos ante una nueva inquisición, que, además, incita al ciudadano a denunciar? Dicho con otras palabras ¿hemos retornado a la censura de tiempos pasados, cuando en el cine aparecían besos, escenas de cama, desnudos, etcétera, que eran cortadas por mor de la decencia y el respeto a las buenas costumbres?
La ministra de Sanidad, Leire Pajín, recuerda que la actual Ley Antitabaco no permite fumar en los recintos cerrados y, por ello, “anima a las compañías teatrales a buscar "otras fórmulas" para simular que uno fuma sin necesidad de fumar".
Quisiera reconocer en estas palabras la buena intención de su señoría y que me perdonen los antitabaco a ultranza. A todo esto, no estaban fumando tabaco realmente, si eso es lo que escuece al personal y en particular al denunciante. Para aviso de cumplidores navegantes, hay que informarse antes de denunciar, que por cierto, hasta puede ser muy feo, en un caso como éste.
Sin estar en contra de la Ley Antitabaco y dejando constancia de que no soy fumador, creo que, en este caso, la ministra no manifiesta dos dedos de “saber hacer”. Está claro que los actores son capaces de simular, representar, adaptarse a infinidad de situaciones y escenificar las más variadas vivencias, pero pedirles que también “simulen que están simulando” me parece que se sale de toda lógica. Quizás quiso decir que “en la vida todo es sueño y los sueños, sueños son”.
Supongo que a nadie se le ocurrirá denunciar este tipo de obra porque, solapada o descaradamente, pueda incitar al consumo de todo tipo de drogas en general, y no tengo inconveniente en admitir que el tabaco lo es; o a practicar el amor libre, tema éste que entraría en las decisiones personales de los humanos implicados, ¡salvo que las autoridades civiles o religiosas nos digan lo contrario, claro está!; o a practicar el desnudo a “troche y moche”, tema que sí está regulado por la autoridad civil.
Supongo, que una vez más, ahora con el tema del tabaco, estamos como siempre, rizando el rizo. Pero ¡mayores cosas veredes!
PEPE CANTILLO
