La Ermita de Belén acoge hoy la festividad de María Santísima Reina de los Ángeles, una imagen que desde hace veinticinco años forma parte del patrimonio devocional de Montilla y que, cada 2 de agosto, reúne a decenas de fieles junto al Cementerio Municipal de San Francisco Solano.
La celebración, profundamente arraigada en la tradición franciscana, volverá a poner de manifiesto el vigor espiritual que mantiene esta advocación mariana, que desde el año 2000 ha sido el centro de una emotiva cita estival para la feligresía local.
A las 21.00 de la noche, el templo abrirá sus puertas para la solemne función religiosa en honor de la Reina de los Ángeles, oficiada por Javier González Martínez, vicario de la Parroquia de Santiago Apóstol, seguida de un devoto besamanos que permitirá contemplar de cerca la delicada talla, colocada excepcionalmente en el presbiterio.
Veinticinco años atrás, la imagen de esta Dolorosa llegaba a la ermita de la mano del sacerdote montillano Cristóbal Gómez Garrido, quien no solo gestionó su incorporación al patrimonio de la Hermandad de Belén, sino que además fue el responsable de su transformación estética en la segunda mitad del siglo XX.
De hecho, la talla había sido concebida originalmente como una María Magdalena, aunque más tarde fue venerada bajo la advocación de La Paz, una evolución que ilustra bien el complejo camino iconográfico y sentimental que ha seguido esta imagen.
No fue hasta 1999 cuando la Hermandad del Resucitado decidió encargar una nueva titular para su cortejo del Domingo de Resurrección al escultor Antonio Bernal Redondo. Con ese encargo, la imagen antigua quedó finalmente relegada del uso procesional, aunque no del cariño de los fieles. Fue entonces cuando la Virgen de los Ángeles encontró su nueva morada en la Ermita de Belén, donde su culto no ha hecho más que crecer con los años.
A lo largo de su historia, la imagen ha atravesado momentos de cambio y restauración, algunos más acertados que otros. En 2016, una intervención fallida dañó sensiblemente su estética, lo que llevó a confiar su recuperación al escultor pontanés Pedro García Velasco. Fue en 2018 cuando, tras un meticuloso trabajo de restauración, la imagen recuperó su aspecto original, devolviendo la paz y la alegría a quienes han mantenido su devoción intacta a lo largo de los años.
Ese mismo año, como símbolo de su renacer, la Reina de los Ángeles volvió a recorrer en procesión los alrededores del cementerio durante el Rosario de la Aurora del Día de la Inmaculada Concepción. Fue un momento especialmente emotivo para muchos montillanos, que vieron en ese gesto no solo una recuperación artística, sino también espiritual de la imagen.
Hoy, un cuarto de siglo después de su llegada a la ermita, la Reina de los Ángeles volverá a reunir a su gente. Personas de todas las edades acudirán a rendirle tributo, a recordar tiempos pasados y a reforzar ese vínculo emocional que, como un hilo invisible, une generaciones enteras con una imagen que ha sabido mantenerse viva en el corazón de Montilla.
La celebración, profundamente arraigada en la tradición franciscana, volverá a poner de manifiesto el vigor espiritual que mantiene esta advocación mariana, que desde el año 2000 ha sido el centro de una emotiva cita estival para la feligresía local.
A las 21.00 de la noche, el templo abrirá sus puertas para la solemne función religiosa en honor de la Reina de los Ángeles, oficiada por Javier González Martínez, vicario de la Parroquia de Santiago Apóstol, seguida de un devoto besamanos que permitirá contemplar de cerca la delicada talla, colocada excepcionalmente en el presbiterio.
Veinticinco años atrás, la imagen de esta Dolorosa llegaba a la ermita de la mano del sacerdote montillano Cristóbal Gómez Garrido, quien no solo gestionó su incorporación al patrimonio de la Hermandad de Belén, sino que además fue el responsable de su transformación estética en la segunda mitad del siglo XX.
De hecho, la talla había sido concebida originalmente como una María Magdalena, aunque más tarde fue venerada bajo la advocación de La Paz, una evolución que ilustra bien el complejo camino iconográfico y sentimental que ha seguido esta imagen.
No fue hasta 1999 cuando la Hermandad del Resucitado decidió encargar una nueva titular para su cortejo del Domingo de Resurrección al escultor Antonio Bernal Redondo. Con ese encargo, la imagen antigua quedó finalmente relegada del uso procesional, aunque no del cariño de los fieles. Fue entonces cuando la Virgen de los Ángeles encontró su nueva morada en la Ermita de Belén, donde su culto no ha hecho más que crecer con los años.
A lo largo de su historia, la imagen ha atravesado momentos de cambio y restauración, algunos más acertados que otros. En 2016, una intervención fallida dañó sensiblemente su estética, lo que llevó a confiar su recuperación al escultor pontanés Pedro García Velasco. Fue en 2018 cuando, tras un meticuloso trabajo de restauración, la imagen recuperó su aspecto original, devolviendo la paz y la alegría a quienes han mantenido su devoción intacta a lo largo de los años.
Ese mismo año, como símbolo de su renacer, la Reina de los Ángeles volvió a recorrer en procesión los alrededores del cementerio durante el Rosario de la Aurora del Día de la Inmaculada Concepción. Fue un momento especialmente emotivo para muchos montillanos, que vieron en ese gesto no solo una recuperación artística, sino también espiritual de la imagen.
Hoy, un cuarto de siglo después de su llegada a la ermita, la Reina de los Ángeles volverá a reunir a su gente. Personas de todas las edades acudirán a rendirle tributo, a recordar tiempos pasados y a reforzar ese vínculo emocional que, como un hilo invisible, une generaciones enteras con una imagen que ha sabido mantenerse viva en el corazón de Montilla.
JUAN PABLO BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: HERMANDAD DE BELÉN
FOTOGRAFÍA: HERMANDAD DE BELÉN















































