Construidas en dos extremos del mapa, el Coliseo Balear de Palma —inaugurado en 1929— y la plaza de toros de Jerez de la Frontera —abierta en 1894— comparten más que una larga tradición taurina: ambas podrían cambiar de manos si prospera la oferta de cinco millones de euros presentada por BALEARS CAMBIO DE TERCIO SL a la familia Balañá.
La empresa balear, que ha experimentado un notable crecimiento en los últimos años, ha puesto su mirada en estos dos espacios emblemáticos como parte de un ambicioso plan de expansión nacional. Su objetivo: reforzar su presencia más allá del archipiélago y recuperar la actividad en recintos con fuerte carga simbólica y proyección económica.
El Coliseo Balear fue durante décadas el centro neurálgico de la tauromaquia en Mallorca. Su arquitectura singular y su capacidad para acoger todo tipo de espectáculos lo convirtieron en un punto clave del ocio cultural en Palma. Aunque ha vivido periodos de inactividad, su potencial como espacio escénico permanece intacto.
La plaza de Jerez, por su parte, está profundamente enraizada en la identidad de la ciudad. Escenario habitual de las corridas celebradas durante la Feria del Caballo, ha visto pasar a generaciones de figuras del toreo ante una afición fiel y conocedora. Su estructura de finales del siglo XIX y su amplio aforo siguen siendo un activo relevante para el sector.
El reciente éxito de BALEARS CAMBIO DE TERCIO SL en las islas —logrando llenar una plaza taurina después de más de treinta años— ha servido de impulso para este nuevo paso. La firma apuesta por una gestión moderna de espacios con historia, buscando tender puentes entre la tradición y las exigencias del presente.
La empresa balear, que ha experimentado un notable crecimiento en los últimos años, ha puesto su mirada en estos dos espacios emblemáticos como parte de un ambicioso plan de expansión nacional. Su objetivo: reforzar su presencia más allá del archipiélago y recuperar la actividad en recintos con fuerte carga simbólica y proyección económica.
El Coliseo Balear fue durante décadas el centro neurálgico de la tauromaquia en Mallorca. Su arquitectura singular y su capacidad para acoger todo tipo de espectáculos lo convirtieron en un punto clave del ocio cultural en Palma. Aunque ha vivido periodos de inactividad, su potencial como espacio escénico permanece intacto.
La plaza de Jerez, por su parte, está profundamente enraizada en la identidad de la ciudad. Escenario habitual de las corridas celebradas durante la Feria del Caballo, ha visto pasar a generaciones de figuras del toreo ante una afición fiel y conocedora. Su estructura de finales del siglo XIX y su amplio aforo siguen siendo un activo relevante para el sector.
El reciente éxito de BALEARS CAMBIO DE TERCIO SL en las islas —logrando llenar una plaza taurina después de más de treinta años— ha servido de impulso para este nuevo paso. La firma apuesta por una gestión moderna de espacios con historia, buscando tender puentes entre la tradición y las exigencias del presente.
