Cada 10 de mayo, la fiesta de san Juan de Ávila congrega en Montilla a gran parte del clero cordobés para celebrar este día en la Basílica en la que se custodian sus restos mortales. En esta ocasión, y coincidiendo con el cónclave que ya por la tarde designó al cardenal estadounidense Robert Francis Prevost como sucesor de Pedro, la fiesta del Santo Maestro se adelantó al día de ayer y, como avanzó Montilla Digital, estuvo presidida por el obispo de Alcalá de Henares, monseñor Antonio Prieto Lucena.
Antes de comenzar la santa misa, el prelado rambleño atendió a los medios de comunicación junto al administrador apostólico de la diócesis de Córdoba, Demetrio Fernández, para manifestar la alegría que suponía para él poder celebrar la fiesta del patrón del clero en Montilla.
“Esperamos todos los años este día como un momento de gracia, de vivir nuestra fraternidad sacerdotal y de pedirle a nuestro Santo Patrón la santidad sacerdotal que él tanto predicaba, en un día que coincide con un momento histórico para la Iglesia y para la historia, por lo que vamos a encomendar a san Juan de Ávila, a los señores cardenales reunidos en Cónclave, para que sean dóciles al Espíritu Santo y elijan al Papa que Dios ya tiene pensado para la Iglesia”, indicó, horas antes de hacerse pública la elección de León XIV.
Asimismo, el obispo de Alcalá de Henares recordó a san Juan de Ávila como “el doctor del amor divino, porque toda su vida quiso que fuera un anuncio, una predicación del amor infinito que Dios nos tiene que se manifiesta en Cristo”, calificándolo además como “el doctor del sacerdocio, porque tiene una escuela sacerdotal y nos enseña a todos los sacerdotes a vivir nuestro ministerio como una llama ardiente, como un espejo en el que mirarnos”.
El administrador apostólico de la diócesis de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, coincidió con el prelado de Alcalá de Henares en que el Santo Maestro lo dio todo por la salvación de las almas y, en este momento en el que culmina su ministerio episcopal en Córdoba, instó al santo a que le "siga guiando, protegiendo y enseñando a ser sacerdote".
Asimismo, resaltó que siempre ha querido impulsar la figura del Maestro porque le tiene mucha devoción, ya que estando él en Córdoba fue declarado por el Papa Benedicto XVI como Doctor de la Iglesia Universal y porque desde niño siempre se ha encomendado a él.
Por todos estos motivos, la festividad de san Juan de Ávila es, por tanto, una cita ineludible y esperada en la diócesis de Córdoba, de ahí que el clero cordobés se haya concentrado en la Basílica de la calle Corredera para celebrar la santa misa.
Monseñor Prieto Lucena quiso comenzar su homilía felicitando “con admiración” a los sacerdotes que este año celebran bodas sacerdotales, entre ellos, el propio obispo Demetrio Fernández, que celebra sus Bodas de Plata con sus compañeros de curso.
Seguidamente, se centró en definir cómo deben ser y vivir el ministerio sacerdotal, justamente en el día de ayer, "en el que el Evangelio nos invita a ser luz del mundo y sal de la tierra”. Para el prelado rambleño, “el sacerdote debe ser una luz y espejo en el que se miren los del pueblo, dijo san Juan de Ávila, sal que comunique el gusto de Dios con su palabra y conservación, incluso a los más alejados”.
El obispo de Alcalá de Henares explicó que los sacerdotes “son relicarios de Dios, casa de Dios y debemos ser santos para bien del pueblo de Dios, así como ejemplo para la santificación de los demás”. En este sentido, ha insistido en que “la palabra sacerdote y santo son inseparables, no se entiende una sin la otra”, como manifestaba José María García Lahiguera.
Continuando con las enseñanzas el patrón del clero secular español, Antonio Prieto subrayó la importancia de que el sacerdote sea “santo” y realice su misión desde un amor “apasionado a Jesucristo y a las almas”. “Ser presbítero no es solo aprender técnicas de liderazgo, sino que la esencia del sacerdote está dentro”, dijo.
El obispo de Alcalá añadió que “para formar buenos sacerdotes hacía falta recursos, seminarios, tiempo y dedicación, como realizó san Juan de Ávila, para que detrás de cada sacerdote se vea el mundo entero”. “La santidad del sacerdote no está reñida con el ejercicio de su ministerio, sino que está llamado a santificarse en la atención pastoral a las almas”, ha subrayado.
Al hilo de lo anterior, el pastor de la diócesis de Alcalá de Henares culminó su intervención instando a los presbíteros a "hacer el bien, siendo creativos y adaptándose a los tiempos, pero sin ser extravagantes". Además, acudió a la intercesión del Santo Maestro para pedirle que todos sean “sacerdotes santos y que acudamos a él reconociendo a un experto, maestro y amigo”.
En el día de ayer conmemoraron sus Bodas de Oro y de Plata un total de doce presbíteros, cinco de ellos Bodas de Oro y siete de Plata. Francisco García Velasco, el montillano Antonio Llamas Vela, José Priego León, Rafael Serrano Ortiz y el sacerdote espiritano José Aguilar Toner, son los que conmemoraron sus Bodas de Oro.
De igual modo, Antonio Budia Sabán, Pedro Vicente Cabello Morales, Francisco Jesús Granados Lara, Domingo Luis Moreno Ramírez, el propio Antonio Prieto Lucena, Leopoldo Rivero Moreno y Juan Ropero Pacheco, pudieron conmemorar ayer en Montilla sus Bodas de Plata.
Monseñor Demetrio Fernández, al comienzo de la celebración, tomó la palabra para felicitarles por su entrega y servicio a la Iglesia, así como para recordar a los sacerdotes de la diócesis de Córdoba que este año han partido hacia la Casa del Padre.
Por su parte, Antonio Prieto tuvo palabras especiales para Gaspar Bustos, quien logró “contagiarnos el amor por san Juan de Ávila” y agradeció a Dios “por el don de la fraternidad sacerdotal”, así como a Demetrio Fernández por su "enorme esfuerzo para dar a conocer en todo el mundo la vida de san Juan de Ávila".
Antes de comenzar la santa misa, el prelado rambleño atendió a los medios de comunicación junto al administrador apostólico de la diócesis de Córdoba, Demetrio Fernández, para manifestar la alegría que suponía para él poder celebrar la fiesta del patrón del clero en Montilla.
“Esperamos todos los años este día como un momento de gracia, de vivir nuestra fraternidad sacerdotal y de pedirle a nuestro Santo Patrón la santidad sacerdotal que él tanto predicaba, en un día que coincide con un momento histórico para la Iglesia y para la historia, por lo que vamos a encomendar a san Juan de Ávila, a los señores cardenales reunidos en Cónclave, para que sean dóciles al Espíritu Santo y elijan al Papa que Dios ya tiene pensado para la Iglesia”, indicó, horas antes de hacerse pública la elección de León XIV.

Asimismo, el obispo de Alcalá de Henares recordó a san Juan de Ávila como “el doctor del amor divino, porque toda su vida quiso que fuera un anuncio, una predicación del amor infinito que Dios nos tiene que se manifiesta en Cristo”, calificándolo además como “el doctor del sacerdocio, porque tiene una escuela sacerdotal y nos enseña a todos los sacerdotes a vivir nuestro ministerio como una llama ardiente, como un espejo en el que mirarnos”.
El administrador apostólico de la diócesis de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, coincidió con el prelado de Alcalá de Henares en que el Santo Maestro lo dio todo por la salvación de las almas y, en este momento en el que culmina su ministerio episcopal en Córdoba, instó al santo a que le "siga guiando, protegiendo y enseñando a ser sacerdote".
Asimismo, resaltó que siempre ha querido impulsar la figura del Maestro porque le tiene mucha devoción, ya que estando él en Córdoba fue declarado por el Papa Benedicto XVI como Doctor de la Iglesia Universal y porque desde niño siempre se ha encomendado a él.

Por todos estos motivos, la festividad de san Juan de Ávila es, por tanto, una cita ineludible y esperada en la diócesis de Córdoba, de ahí que el clero cordobés se haya concentrado en la Basílica de la calle Corredera para celebrar la santa misa.
Monseñor Prieto Lucena quiso comenzar su homilía felicitando “con admiración” a los sacerdotes que este año celebran bodas sacerdotales, entre ellos, el propio obispo Demetrio Fernández, que celebra sus Bodas de Plata con sus compañeros de curso.
Seguidamente, se centró en definir cómo deben ser y vivir el ministerio sacerdotal, justamente en el día de ayer, "en el que el Evangelio nos invita a ser luz del mundo y sal de la tierra”. Para el prelado rambleño, “el sacerdote debe ser una luz y espejo en el que se miren los del pueblo, dijo san Juan de Ávila, sal que comunique el gusto de Dios con su palabra y conservación, incluso a los más alejados”.
El obispo de Alcalá de Henares explicó que los sacerdotes “son relicarios de Dios, casa de Dios y debemos ser santos para bien del pueblo de Dios, así como ejemplo para la santificación de los demás”. En este sentido, ha insistido en que “la palabra sacerdote y santo son inseparables, no se entiende una sin la otra”, como manifestaba José María García Lahiguera.
Continuando con las enseñanzas el patrón del clero secular español, Antonio Prieto subrayó la importancia de que el sacerdote sea “santo” y realice su misión desde un amor “apasionado a Jesucristo y a las almas”. “Ser presbítero no es solo aprender técnicas de liderazgo, sino que la esencia del sacerdote está dentro”, dijo.
El obispo de Alcalá añadió que “para formar buenos sacerdotes hacía falta recursos, seminarios, tiempo y dedicación, como realizó san Juan de Ávila, para que detrás de cada sacerdote se vea el mundo entero”. “La santidad del sacerdote no está reñida con el ejercicio de su ministerio, sino que está llamado a santificarse en la atención pastoral a las almas”, ha subrayado.

Al hilo de lo anterior, el pastor de la diócesis de Alcalá de Henares culminó su intervención instando a los presbíteros a "hacer el bien, siendo creativos y adaptándose a los tiempos, pero sin ser extravagantes". Además, acudió a la intercesión del Santo Maestro para pedirle que todos sean “sacerdotes santos y que acudamos a él reconociendo a un experto, maestro y amigo”.
Bodas de oro y de plata sacerdotales
En el día de ayer conmemoraron sus Bodas de Oro y de Plata un total de doce presbíteros, cinco de ellos Bodas de Oro y siete de Plata. Francisco García Velasco, el montillano Antonio Llamas Vela, José Priego León, Rafael Serrano Ortiz y el sacerdote espiritano José Aguilar Toner, son los que conmemoraron sus Bodas de Oro.
De igual modo, Antonio Budia Sabán, Pedro Vicente Cabello Morales, Francisco Jesús Granados Lara, Domingo Luis Moreno Ramírez, el propio Antonio Prieto Lucena, Leopoldo Rivero Moreno y Juan Ropero Pacheco, pudieron conmemorar ayer en Montilla sus Bodas de Plata.

Monseñor Demetrio Fernández, al comienzo de la celebración, tomó la palabra para felicitarles por su entrega y servicio a la Iglesia, así como para recordar a los sacerdotes de la diócesis de Córdoba que este año han partido hacia la Casa del Padre.
Por su parte, Antonio Prieto tuvo palabras especiales para Gaspar Bustos, quien logró “contagiarnos el amor por san Juan de Ávila” y agradeció a Dios “por el don de la fraternidad sacerdotal”, así como a Demetrio Fernández por su "enorme esfuerzo para dar a conocer en todo el mundo la vida de san Juan de Ávila".
REDACCIÓN / ANDALUCÍA DIGITAL
FOTOGRAFÍA: DIÓCESIS DE CÓRDOBA
FOTOGRAFÍA: DIÓCESIS DE CÓRDOBA

