Montilla vivió ayer un Domingo de Ramos para la historia. La jornada que abre la Semana de Pasión en la localidad arrancó al mediodía con la tradicional procesión de la Hermandad Salesiana de Jesús en su Entrada Triunfal en Jerusalén –popularmente conocida como “La Borriquita”– que, un año más, fue protagonizada por los niños y niñas de la localidad.
A mediodía, el conjunto escultórico cruzaba el umbral de la iglesia-santuario de María Auxiliadora, anexa al Colegio Salesiano "San Francisco Solano", entre los acordes de la Agrupación Musical "Maestro Manuel Pozo Lifona" de Almodóvar del Río, marcando oficialmente el inicio de la Semana Santa montillana.
El desfile procesional, que contó con la participación del claustro de profesores del centro educativo enclavado en la Cuesta del Silencio, volvió a convertirse en una fiesta de fe e ilusión, con decenas de pequeños cofrades ataviados con túnica blanca y el característico pañuelo hebreo celeste, junto a los integrantes de la Centuria Romana Infantil, que abrían el cortejo tras la Cruz de Guía. A su vez, en la presidencia, y junto a la hermana mayor, María del Mar Garrido Baños, el joven pregonero de la cofradía en este año 2025, Rafael Ruz Bujalance.
Pero fue en la tarde cuando Montilla vivió uno de los momentos más memorables de los últimos años. La Hermandad del Santísimo Cristo de la Juventud en su Presentación al Pueblo, Nuestra Madre María de Nazaret y San Juan Bosco protagonizó una estación de penitencia que ya forma parte de la historia de la Semana Mayor montillana.
Aunque las previsiones meteorológicas obligaron a la cofradía a solicitar una hora de cortesía a la Agrupación de Cofradías, la espera no mermó la emoción del momento. Finalmente, a las 19.30 de la tarde, el Señor de la Juventud cruzó el dintel de la Parroquia de Santiago Apóstol, envuelto en incienso, promesas y los sones de la Agrupación Musical “Santa Cecilia” de Aguilar de la Frontera.
El paso de misterio, portado por los costaleros dirigidos magistralmente por Manuel Alférez Hidalgo, volvió a representar con gran fidelidad el momento bíblico en que Poncio Pilatos presenta a Jesús ante el pueblo. Las imágenes secundarias –Barrabás, un sanedrita, dos romanos, un sayón y el propio Pilatos– fueron todas talladas por el escultor Manuel Luque Bonillo, dotando de fuerza narrativa a la escena del “Ecce Homo”.
Sin embargo, fue la primera salida del palio azul de la Virgen de Nazaret la que eclipsó todos los focos. La imagen, tallada en 2006 por Miguel Ángel González Jurado, deslumbró bajo un palio de líneas neoclásicas diseñado por Julio Ferreira y enriquecido por una exquisita orfebrería en la que se incorporaron símbolos propios de Montilla, como racimos de uvas en los varales. Coronando la obra, la bambalina frontal, realizada por el Taller de Bordados de Salteras, añadía un toque majestuoso que arrancó lágrimas y aplausos a su paso.
La expectación por ver a la cotitular mariana de la Hermandad bajo palio se palpó en cada rincón del recorrido, que tuvo que ser modificado y acortado debido a la amenaza constante de lluvia. Finalmente, el itinerario quedó establecido desde la Parroquia de Santiago Apóstol hacia las calles Iglesia, Arcipreste Fernández Casado, Corredera, Plaza de la Inmaculada, Santa Ana, San Francisco Solano, Fuente Álamo, Médico Cabello, Puerta de Aguilar, Corredera, Arcipreste Fernández Casado, Iglesia y regreso al templo mayor de La Escuchuela.
Más de quinientas personas, según datos de la propia hermandad, formaron parte del cortejo, que presidió el párroco de Santiago, Fernando Suárez, reafirmando la fuerza, crecimiento y madurez de una cofradía que, desde 1988, derrocha compromiso y fervor en cada chicotá. Una jornada, en definitiva, que quedará grabada en la memoria colectiva de Montilla y que marca un antes y un después para la Hermandad de la Juventud y para toda la Semana Santa local.
A mediodía, el conjunto escultórico cruzaba el umbral de la iglesia-santuario de María Auxiliadora, anexa al Colegio Salesiano "San Francisco Solano", entre los acordes de la Agrupación Musical "Maestro Manuel Pozo Lifona" de Almodóvar del Río, marcando oficialmente el inicio de la Semana Santa montillana.
El desfile procesional, que contó con la participación del claustro de profesores del centro educativo enclavado en la Cuesta del Silencio, volvió a convertirse en una fiesta de fe e ilusión, con decenas de pequeños cofrades ataviados con túnica blanca y el característico pañuelo hebreo celeste, junto a los integrantes de la Centuria Romana Infantil, que abrían el cortejo tras la Cruz de Guía. A su vez, en la presidencia, y junto a la hermana mayor, María del Mar Garrido Baños, el joven pregonero de la cofradía en este año 2025, Rafael Ruz Bujalance.
Pero fue en la tarde cuando Montilla vivió uno de los momentos más memorables de los últimos años. La Hermandad del Santísimo Cristo de la Juventud en su Presentación al Pueblo, Nuestra Madre María de Nazaret y San Juan Bosco protagonizó una estación de penitencia que ya forma parte de la historia de la Semana Mayor montillana.
Aunque las previsiones meteorológicas obligaron a la cofradía a solicitar una hora de cortesía a la Agrupación de Cofradías, la espera no mermó la emoción del momento. Finalmente, a las 19.30 de la tarde, el Señor de la Juventud cruzó el dintel de la Parroquia de Santiago Apóstol, envuelto en incienso, promesas y los sones de la Agrupación Musical “Santa Cecilia” de Aguilar de la Frontera.
El paso de misterio, portado por los costaleros dirigidos magistralmente por Manuel Alférez Hidalgo, volvió a representar con gran fidelidad el momento bíblico en que Poncio Pilatos presenta a Jesús ante el pueblo. Las imágenes secundarias –Barrabás, un sanedrita, dos romanos, un sayón y el propio Pilatos– fueron todas talladas por el escultor Manuel Luque Bonillo, dotando de fuerza narrativa a la escena del “Ecce Homo”.
Sin embargo, fue la primera salida del palio azul de la Virgen de Nazaret la que eclipsó todos los focos. La imagen, tallada en 2006 por Miguel Ángel González Jurado, deslumbró bajo un palio de líneas neoclásicas diseñado por Julio Ferreira y enriquecido por una exquisita orfebrería en la que se incorporaron símbolos propios de Montilla, como racimos de uvas en los varales. Coronando la obra, la bambalina frontal, realizada por el Taller de Bordados de Salteras, añadía un toque majestuoso que arrancó lágrimas y aplausos a su paso.
La expectación por ver a la cotitular mariana de la Hermandad bajo palio se palpó en cada rincón del recorrido, que tuvo que ser modificado y acortado debido a la amenaza constante de lluvia. Finalmente, el itinerario quedó establecido desde la Parroquia de Santiago Apóstol hacia las calles Iglesia, Arcipreste Fernández Casado, Corredera, Plaza de la Inmaculada, Santa Ana, San Francisco Solano, Fuente Álamo, Médico Cabello, Puerta de Aguilar, Corredera, Arcipreste Fernández Casado, Iglesia y regreso al templo mayor de La Escuchuela.
Más de quinientas personas, según datos de la propia hermandad, formaron parte del cortejo, que presidió el párroco de Santiago, Fernando Suárez, reafirmando la fuerza, crecimiento y madurez de una cofradía que, desde 1988, derrocha compromiso y fervor en cada chicotá. Una jornada, en definitiva, que quedará grabada en la memoria colectiva de Montilla y que marca un antes y un después para la Hermandad de la Juventud y para toda la Semana Santa local.
JUAN PABLO BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA Y VÍDEO: ÁLVARO CARRASCO GONZÁLEZ
FOTOGRAFÍA Y VÍDEO: ÁLVARO CARRASCO GONZÁLEZ
