Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector de una crónica remitida por Luis Navarro García, secretario de la Cofradía de la Viña y el Vino de Montilla, sobre la investidura de Pepe Habichuela como Embajador de Honor de los Vinos de Montilla. Si desea participar en esta sección, puede enviar un correo electrónico a la Redacción del periódico exponiendo su queja, comentario, sugerencia o relato. Si quiere, puede acompañar su mensaje de alguna fotografía.
En efecto, en el alhorí del castillo que fuese cuna de Don Gonzalo Fernández de Córdoba, El Gran Capitán y nuestro Cofrade de Honor Velo de Flor, fue designado Pepe Habichuela por el Gran Capítulo de la Cofradía de la Viña y el Vino de Montilla como Embajador de Honor de los Vinos de Montilla.
Las razones que expusieron tanto el maestro de ceremonias, el Cofrade Andana, en su introducción, así como el Gran Maestre, Cofrade Sarmiento, en la apertura del Gran Capítulo, fueron la estrecha relación de los vinos generosos montillanos con el cante flamenco, “vinos eternos, sabios y reconocidos universalmente desde que la variedad Pedro Ximénez aparece en Montilla, al menos, antes del siglo XVI… Unos vinos y unos cantes que han sabido sacar toda la esencia, el perfume y la variedad de los paisajes y las gentes de Andalucía", dijo Andana.
En la crónica del Cofrade Pajuela, éste le recordó al maestro Habichuela la prestigiosa lista de embajadores de los vinos de Montilla que le precedieron, desde su primer Embajador, Máximo San Román, presidente del Perú hasta otros tan ilustres como el Nobel Vargas Llosa o el cordobés Antonio Gala, por citar a los más afamados.
O, por correspondencia con el acto de ayer, a El Pele (presente en este Gran Capítulo) o Vicente Amigo, maestros del cante y la guitarra flamenca. Estos Embajadores, junto con los Mentores, Exaltadores y Preceptores, “ayudan a esta labor cuasi apostólica de divulgar y defender este regalo de la Madre Tierra que en Montilla encuentra su más genuina expresión”, dijo Pajuela.
El turno de defensa del candidato fue asumido por Carmen Calvo, Señora del Pago de la Cañada del Madroño, quien sumó este Gran Capítulo a la ya dilatada agenda de la Cofradía en este año en el que tiene el honor y responsabilidad de ser Capataz de Honor de las Fiestas de la Vendimia “de nuestro campos y de nuestras bodegas”.
Comenzó su laudatio con la defensa de la cultura y la creatividad para sobrellevar mejor la vida, diciendo que “los vinos son un apeadero más que hace la vida grata”. “El flamenco —continuó— forma parte de la naturaleza de nuestro país y que hay que hacer un homenaje continuo a ese lugar de encuentro de payos y gitanos por haber sacado el flamenco adelante”.
Pepe Habichuela ha hecho patria en este sentido, con su guitarra, “un centauro mitad hombre, mitad guitarra”, dijo Carmen en su defensa; una guitarra que es “orden, profundidad, técnica y altura de miras para completar su dilatada trayectoria artística que atesora”.
Oída la defensa y a petición del Fedatario de la Cofradía, el cofrade Levadura, el Gran Capítulo concedió su placet y, tras el juramento de su compromiso de “defender las virtudes y excelencias de los vinos de Montilla, renunciando a bebidas foráneas que enturbian la mente y adormecen la libido”, el ya Embajador Honor de los Vinos de Montilla fue investido con la toga y la medalla por su defensora y recibió el espaldarazo con la venencia, a cargo del cofrade Trujal, quien le ratificó en su condición de Embajador de Honor de los Vinos de Montilla “por la dignidad gracia y honra esta venencia, símbolo y cetro del imperio del vino”.
Las palabras del flamante embajador se transformaron en notas de las guitarras flamencas de él y de su hijo Josemi, y de la generosa y espontánea colaboración de maestro del cante, El Pele, que fundió su cante por soleá, bien mecido con la guitarra de Habichuela.
En efecto, en el alhorí del castillo que fuese cuna de Don Gonzalo Fernández de Córdoba, El Gran Capitán y nuestro Cofrade de Honor Velo de Flor, fue designado Pepe Habichuela por el Gran Capítulo de la Cofradía de la Viña y el Vino de Montilla como Embajador de Honor de los Vinos de Montilla.
Las razones que expusieron tanto el maestro de ceremonias, el Cofrade Andana, en su introducción, así como el Gran Maestre, Cofrade Sarmiento, en la apertura del Gran Capítulo, fueron la estrecha relación de los vinos generosos montillanos con el cante flamenco, “vinos eternos, sabios y reconocidos universalmente desde que la variedad Pedro Ximénez aparece en Montilla, al menos, antes del siglo XVI… Unos vinos y unos cantes que han sabido sacar toda la esencia, el perfume y la variedad de los paisajes y las gentes de Andalucía", dijo Andana.
En la crónica del Cofrade Pajuela, éste le recordó al maestro Habichuela la prestigiosa lista de embajadores de los vinos de Montilla que le precedieron, desde su primer Embajador, Máximo San Román, presidente del Perú hasta otros tan ilustres como el Nobel Vargas Llosa o el cordobés Antonio Gala, por citar a los más afamados.
O, por correspondencia con el acto de ayer, a El Pele (presente en este Gran Capítulo) o Vicente Amigo, maestros del cante y la guitarra flamenca. Estos Embajadores, junto con los Mentores, Exaltadores y Preceptores, “ayudan a esta labor cuasi apostólica de divulgar y defender este regalo de la Madre Tierra que en Montilla encuentra su más genuina expresión”, dijo Pajuela.
El turno de defensa del candidato fue asumido por Carmen Calvo, Señora del Pago de la Cañada del Madroño, quien sumó este Gran Capítulo a la ya dilatada agenda de la Cofradía en este año en el que tiene el honor y responsabilidad de ser Capataz de Honor de las Fiestas de la Vendimia “de nuestro campos y de nuestras bodegas”.
Comenzó su laudatio con la defensa de la cultura y la creatividad para sobrellevar mejor la vida, diciendo que “los vinos son un apeadero más que hace la vida grata”. “El flamenco —continuó— forma parte de la naturaleza de nuestro país y que hay que hacer un homenaje continuo a ese lugar de encuentro de payos y gitanos por haber sacado el flamenco adelante”.
Pepe Habichuela ha hecho patria en este sentido, con su guitarra, “un centauro mitad hombre, mitad guitarra”, dijo Carmen en su defensa; una guitarra que es “orden, profundidad, técnica y altura de miras para completar su dilatada trayectoria artística que atesora”.
Oída la defensa y a petición del Fedatario de la Cofradía, el cofrade Levadura, el Gran Capítulo concedió su placet y, tras el juramento de su compromiso de “defender las virtudes y excelencias de los vinos de Montilla, renunciando a bebidas foráneas que enturbian la mente y adormecen la libido”, el ya Embajador Honor de los Vinos de Montilla fue investido con la toga y la medalla por su defensora y recibió el espaldarazo con la venencia, a cargo del cofrade Trujal, quien le ratificó en su condición de Embajador de Honor de los Vinos de Montilla “por la dignidad gracia y honra esta venencia, símbolo y cetro del imperio del vino”.
Las palabras del flamante embajador se transformaron en notas de las guitarras flamencas de él y de su hijo Josemi, y de la generosa y espontánea colaboración de maestro del cante, El Pele, que fundió su cante por soleá, bien mecido con la guitarra de Habichuela.
LUIS NAVARRO GARCÍA
FOTOGRAFÍAS: CHEMA G. MÁRMOL (COFRADÍA DE LA VIÑA Y EL VINO)
FOTOGRAFÍAS: CHEMA G. MÁRMOL (COFRADÍA DE LA VIÑA Y EL VINO)
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