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Una apuesta por el futuro de la vitivinicultura

Las instalaciones de la Cooperativa Agrícola La Unión, que desarrolla desde hace años la mayor vendimia de toda Andalucía, brillaron ayer con luz propia. Y es que la entidad, fundada en 1979 por un grupo de agricultores impulsados por la Unión de Agricultores y Ganaderos (UAGA), quiso abrazar un sueño singular, el Día de Vendimia Infantil, una iniciativa audaz y necesaria para fortalecer el necesario relevo generacional que el sector vitivinícola anhela.


Cerca de ochenta niños y niñas de todas las edades, reunidos como un risueño enjambre de futuros viñadores, se dieron cita en las modernas instalaciones con las que la Cooperativa Agrícola La Unión cuenta en las inmediaciones de la estación de ferrocarril para disfrutar, con ojos curiosos y pasos inquietos, de una jornada de vendimia que trascendió el juego y la distracción porque, a través de los 124 kilos de uva depositados en las tolvas, la entidad vitivinícola montillana contribuyó a esculpir un destino y a sembrar las semillas de un legado milenario.

Francisco Fernández, director-gerente de la cooperativa, acompañó con ilusión una jornada cuyo objetivo último no era otro que el de "acercar el mundo de la vitivinicultura a los más pequeños", teniendo presente, además, que el cultivo de la vid y la recolección de la uva no son meros oficios: representan, en realidad, el tejido que une el pasado con el futuro, las manos curtidas con las que empiezan a trazar sus propios liños.

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"Difícilmente conseguiremos un relevo generacional tan necesario para el mantenimiento de la vitivinicultura en Montilla si no dejamos que los más jóvenes conozcan nuestras tradiciones y entiendan la importancia de la defensa de los agricultores", apuntó Francisco Fernández, sin ocultar su entusiasmo por el éxito de una actividad que también hizo las delicias de padres, madres y abuelos.

"Esta actividad tiene su origen en la pasada vendimia, cuando se presentaron por sorpresa dos hermanos con sus padres y, cada uno de ellos, llevaba un tractor de juguete", recordó el gerente de la cooperativa, que añadió que los niños llevaron a cabo todo el proceso de la vendimia: recogieron la uva en la viña, pesaron los racimos en la cooperativa, descargaron el fruto en las tolvas, hicieron la tara y limpiaron su tractor. "Todo ello nos dejó tan impresionados que decidimos realizar esta actividad", reconoció.


Este abrazo entre la tradición y la juventud arrancó poco después de las 10.00 de la mañana, cuando los cerca de ochenta participantes depositaron en las tolvas su uva, transportadas en cestos de mimbre, carros, tractores de juguete y canastas desbordantes de promesas, de racimos que, aunque pequeños, representan un testimonio de continuidad y de pertenencia a una comarca en la que la Naturaleza y el hombre se han fundido en una particular simbiosis que tiene lugar en este reino privilegiado situado entre el río Guadalquivir y las Sierras Subbéticas; un escenario excepcional de tierras albarizas, delimitado por su especial orografía, por su singular climatología y por su excepcionalidad geológica, que tiene bien a gala acoger una criatura líquida de excepcional valía.

Pero el Día de Vendimia Infantil no se quedó únicamente en la acción, sino que también abrazó el entendimiento. Los jóvenes aprendices, con ojos ansiosos y corazones abiertos, se adentraron en el lagar de la mano de Francisco Fernández, que dirigió una visita que trascendió lo meramente visual, ya que invitó a oler, a tocar y a escuchar la esencia de la vinificación.

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El mosto, líquido dorado que guarda los secretos del fruto, fue revelado a los pequeños vendimiadores. El primer contacto con el néctar que habla de terruño y de dedicación. La experiencia no solo fue sensorial, también lo fue educativa. Un sorbo de conocimiento que nutre la curiosidad y amplía horizontes.

La jornada culminó con un desayuno molinero, donde los aromas de la tierra y el trabajo se fusionaron en una danza gustativa. El pan y el aceite de oliva virgen extra, el alimento que engrasa los sueños, se compartió en comunidad, como el relevo generacional que se siembra en la cooperativa.


El rotundo éxito del Día de Vendimia Infantil ha animado a la Cooperativa Agrícola La Unión a repetir en años venideros esta idea que nació de una ilusión y creció en un propósito: formar el relevo, cultivar la pasión, garantizar que las vides de Montilla-Moriles nunca se quiebren bajo el peso del tiempo.

Porque la Vendimia Infantil no es solo un evento en el calendario: es un espejo que refleja la determinación de un sector y la esperanza de una comunidad. Un día en que los niños no solo cargaron cestas de uvas, sino que también llevaron sobre sus hombros el porvenir de un legado. Y en ese legado, la Cooperativa Agrícola La Unión ha trazado un camino, y en ese camino, los pequeños vendimiadores avanzan, cargados de sueños y con el olor a mosto todavía impregnando sus ilusiones.

J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
REPORTAJE GRÁFICO: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
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