La Fundación Social Universal (FSU), con la financiación del Ayuntamiento de Córdoba, se ha propuesto combatir la crisis alimentaria generada en cinco barrios populares de Cuzco a raíz de la pandemia de coronavirus, el cambio climático y la crisis económica.
Para ello, esta organización surgida en Montilla en el año 1993 como respuesta a las alarmantes condiciones de pobreza constatadas en muchas regiones del mundo ha diseñado varias estrategias de seguridad alimentaria dirigidas a familias vulnerables de este departamento ubicado en el sureste del Perú.
El proyecto, iniciado en este mes de mayo, beneficiará directamente a más de mil personas de cinco barrios de los distritos de Cusco, Poroy y Santiago, así como a medio centenar de familias que recibirán asistencia técnica para la producción de alimentos y a cinco organizaciones sociales integradas en su mayor parte por mujeres.
"Las consecuencias generadas por la covid-19, unidas a los efectos del conflicto bélico propiciado por la invasión rusa a Ucrania, la crisis económica por el alza de los combustibles, la bajada de las importaciones de alimentos e insumos para la agricultura, junto a la corrupción generalizada en el Perú y al desgobierno que se aprecia en muchas esferas de la Administración han contribuido a la crisis alimentaria que se vive en el país y que afecta a la población de escasos ingresos económicos de las zonas periurbanas, dedicadas en su mayor parte al comercio ambulatorio y otras actividades que funcionan de manera informal", aseguró Juan Manuel Márquez, técnico de la FSU, quien recordó que "el 76 por ciento de la población económicamente activa (PEA) que está ocupada se encuentra, sin embargo, en situación de informalidad".
En el proceso de trabajo con los sectores populares de la ciudad de Cusco, la FSU identificó, junto a la población, una serie de problemas en los ámbitos social, económico y ambiental, entre ellos, la inseguridad alimentaria causada por la precariedad en los ingresos económicos y el desempleo o subempleo, que afecta a hogares donde, al menos, un miembro presenta déficit calórico.
"Todo ello repercute negativamente en el estado nutricional de la niñez que, a la larga, sufre los efectos irreversibles en su desarrollo físico y cognitivo", explicó Juan Manuel Márquez, quien hizo hincapié en que Cusco es una de las nueve regiones del país donde la tasa de anemia de bebés de entre 6 y 35 meses de edad supera el 50 por ciento "y con una tendencia al incremento".
Al respecto, el coordinador de la FSU aludió a la "limitada disponibilidad y acceso a alimentos sanos y saludables", así como al "poco conocimiento de las necesidades nutricionales", sin olvidar los "inadecuados hábitos de higiene y limpieza" y las "escasas capacidades en la gestión organizacional, de articulación interinstitucional e incidencia para el ejercicio de los derechos humanos que permitan apuntalar propuestas consensuadas para enfrentar la crisis alimentaria".
En este contexto, la FSU, con el apoyo del Ayuntamiento de Córdoba, prevé incrementa la disponibilidad y el acceso a alimentos saludables en los hogares de familias en riesgo de desnutrición y anemia, a través de la implementación de actividades productivas de autoconsumo, la asistencia técnica, el apoyo a iniciativas productivas y el acceso a programas sociales de apoyo alimentario.
"En segundo lugar, se desarrollarán las capacidades y el conocimiento sobre las necesidades nutricionales para una alimentación equilibrada, principalmente de la infancia, articulando el consumo con la producción local mediante la formación en talleres de educación y sensibilización y la difusión de los valores nutricionales de sus productos, la promoción de buenas prácticas de higiene y manipulación de alimentos y la adopción de los buenos hábitos alimentarios", añadió Juan Manuel Márquez.
Finalmente, la FSU persigue la articulación entre las organizaciones e instituciones del sector de una mejor respuesta y participación frente a la crisis alimentaria. "Para ello proponemos la formación de los lideres de las organizaciones, a través de talleres de capacitación en roles y funciones dirigenciales, así como la capacitación y su participación en acciones de incidencia ante las entidades gestoras de los programas sociales alimentarios", precisó.
El proyecto se desarrollará en cinco barrios populares de los distritos de Cusco, Poroy y Santiago de Cusco, con el concurso de sus municipalidades, así como de la Universidad Nacional San Antonio Abad de Cusco y el Centro Guaman Poma de Ayala.
"En total, el proyecto beneficiará a más de mil personas, entre ellas, cincuenta familias con asistencia para la producción de alimentos y cinco organizaciones sociales integradas en su mayor parte por mujeres, así como funcionarios municipales y del sistema de salud", recalcó Juan Manuel Márquez.
Para ello, esta organización surgida en Montilla en el año 1993 como respuesta a las alarmantes condiciones de pobreza constatadas en muchas regiones del mundo ha diseñado varias estrategias de seguridad alimentaria dirigidas a familias vulnerables de este departamento ubicado en el sureste del Perú.
El proyecto, iniciado en este mes de mayo, beneficiará directamente a más de mil personas de cinco barrios de los distritos de Cusco, Poroy y Santiago, así como a medio centenar de familias que recibirán asistencia técnica para la producción de alimentos y a cinco organizaciones sociales integradas en su mayor parte por mujeres.
"Las consecuencias generadas por la covid-19, unidas a los efectos del conflicto bélico propiciado por la invasión rusa a Ucrania, la crisis económica por el alza de los combustibles, la bajada de las importaciones de alimentos e insumos para la agricultura, junto a la corrupción generalizada en el Perú y al desgobierno que se aprecia en muchas esferas de la Administración han contribuido a la crisis alimentaria que se vive en el país y que afecta a la población de escasos ingresos económicos de las zonas periurbanas, dedicadas en su mayor parte al comercio ambulatorio y otras actividades que funcionan de manera informal", aseguró Juan Manuel Márquez, técnico de la FSU, quien recordó que "el 76 por ciento de la población económicamente activa (PEA) que está ocupada se encuentra, sin embargo, en situación de informalidad".
En el proceso de trabajo con los sectores populares de la ciudad de Cusco, la FSU identificó, junto a la población, una serie de problemas en los ámbitos social, económico y ambiental, entre ellos, la inseguridad alimentaria causada por la precariedad en los ingresos económicos y el desempleo o subempleo, que afecta a hogares donde, al menos, un miembro presenta déficit calórico.
"Todo ello repercute negativamente en el estado nutricional de la niñez que, a la larga, sufre los efectos irreversibles en su desarrollo físico y cognitivo", explicó Juan Manuel Márquez, quien hizo hincapié en que Cusco es una de las nueve regiones del país donde la tasa de anemia de bebés de entre 6 y 35 meses de edad supera el 50 por ciento "y con una tendencia al incremento".
Al respecto, el coordinador de la FSU aludió a la "limitada disponibilidad y acceso a alimentos sanos y saludables", así como al "poco conocimiento de las necesidades nutricionales", sin olvidar los "inadecuados hábitos de higiene y limpieza" y las "escasas capacidades en la gestión organizacional, de articulación interinstitucional e incidencia para el ejercicio de los derechos humanos que permitan apuntalar propuestas consensuadas para enfrentar la crisis alimentaria".
En este contexto, la FSU, con el apoyo del Ayuntamiento de Córdoba, prevé incrementa la disponibilidad y el acceso a alimentos saludables en los hogares de familias en riesgo de desnutrición y anemia, a través de la implementación de actividades productivas de autoconsumo, la asistencia técnica, el apoyo a iniciativas productivas y el acceso a programas sociales de apoyo alimentario.
"En segundo lugar, se desarrollarán las capacidades y el conocimiento sobre las necesidades nutricionales para una alimentación equilibrada, principalmente de la infancia, articulando el consumo con la producción local mediante la formación en talleres de educación y sensibilización y la difusión de los valores nutricionales de sus productos, la promoción de buenas prácticas de higiene y manipulación de alimentos y la adopción de los buenos hábitos alimentarios", añadió Juan Manuel Márquez.
Finalmente, la FSU persigue la articulación entre las organizaciones e instituciones del sector de una mejor respuesta y participación frente a la crisis alimentaria. "Para ello proponemos la formación de los lideres de las organizaciones, a través de talleres de capacitación en roles y funciones dirigenciales, así como la capacitación y su participación en acciones de incidencia ante las entidades gestoras de los programas sociales alimentarios", precisó.
El proyecto se desarrollará en cinco barrios populares de los distritos de Cusco, Poroy y Santiago de Cusco, con el concurso de sus municipalidades, así como de la Universidad Nacional San Antonio Abad de Cusco y el Centro Guaman Poma de Ayala.
"En total, el proyecto beneficiará a más de mil personas, entre ellas, cincuenta familias con asistencia para la producción de alimentos y cinco organizaciones sociales integradas en su mayor parte por mujeres, así como funcionarios municipales y del sistema de salud", recalcó Juan Manuel Márquez.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍAS: FUNDACIÓN SOCIAL UNIVERSAL
FOTOGRAFÍAS: FUNDACIÓN SOCIAL UNIVERSAL