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Las campanas de la Diócesis de Córdoba tañen en señal de duelo por el fallecimiento del papa Benedicto XVI

El portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni, ha hecho público esta mañana un comunicado en el que ha confirmado el fallecimiento en el Monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano de Benedicto XVI, el Papa que el 7 de octubre de 2012 proclamó Doctor de la Iglesia Universal a San Juan de Ávila, Hijo Adoptivo de Montilla desde primeros de abril del año 2019.


El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha asegurado que la muerte de Joseph Aloisius Ratzinger "convierte este último día de 2022 en una fecha histórica". Su fallecimiento se produce diez años después de que Benedicto XVI pasara a la condición de Papa Emérito, una etapa en la que se ha ganado "el cariño y la ternura" de todos por ser una figura señera de los últimos sesenta años, según ha señalado el obispo.

Monseñor Demetrio Fernández ha destacado su "figura intelectual" como el "gran teólogo que ha sido desde siempre", aportando sus amplios conocimientos al Concilio Vaticano II, del que ha sido uno de sus mayores intérpretes, "incluso saliendo al paso de algunas desviaciones que ha sabido detectar con lucidez y reconducir".

El obispo ha destacado su "importante colaboración" al pontificado de San Juan Pablo II, como servidor en la Congregación de la Doctrina de la Fe, desde la que estudió a fondo el doctorado de San Juan de Ávila, que le hizo conocer a fondo al asceta manchego en octubre de 2012, cuando fue declarado Doctor de la Iglesia. "Estamos muy agradecidos por su servicio a la Iglesia Universal y por ese reconocimiento de San Juan de Ávila que tanto nos afecta directamente a la Diócesis de Córdoba", ha añadido el obispo.

El prelado ha subrayado la "humildad como huella de la trayectoria de Benedicto XVI" y ha añadido que "nunca se creyó nada, ni aspiró a los puestos de la Iglesia". Así, ha recordado el obispo, el día de su elección como Papa se calificó como un "humilde trabajador en la viña del Señor", una definición que "lo identifica como hombre sencillo, de carácter amable y manso, al que Dios ha dotado de una gran capacidad para captar los problemas y, con su ciencia y virtud, aportar mucho a la Iglesia Universal".

Su pontificado pasará a la Historia como el que ha iluminado "los nada fáciles problemas de nuestro tiempo con la luz de Jesucristo y los ha encauzado para bien de toda la humanidad", en palabras del obispo de Córdoba, que ha invitado a toda la Diócesis a una "oración agradecida a Dios, que no abandona a su pueblo y nos va dando pastores según el corazón de Cristo".

Un "momento histórico" para Montilla

El 7 de octubre de 2012, el Papa Benedicto XVI proclamó Doctor de la Iglesia Universal a San Juan de Ávila. Dos minutos antes de que el reloj de la plaza de San Pedro marcara la diez de la mañana, el Sumo Pontífice reconoció el doctorado del asceta manchego, que falleció en Montilla el 10 de mayo de 1569, ante la presencia de decenas de montillanos que se desplazaron hasta Roma para presenciar en directo este acontecimiento histórico.

La proclamación fue solicitada oficialmente por el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, que estuvo acompañado en la ceremonia por los postuladores de las Causas. Tras la lectura de una breve biografía de San Juan de Ávila y de Santa Hildegarda de Bigen –que también fue reconocida por el Papa–, Benedicto XVI ha procedido al rito de la proclamación en latín.


"Acogiendo el deseo de muchos Hermanos en el Episcopado y de muchos fieles del mundo entero, después de haber recibido el parecer de la Congregación de las Causas de los Santos, después de haber reflexionando largo tiempo y habiendo alcanzado plena y segura convicción, con la plenitud de la autoridad apostólica declaramos a San Juan de Ávila, sacerdote diocesano, y a Santa Hildegarda de Bingen, monja profesa de la Orden de San Benito, Doctores de la Iglesia Universal. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo".

Eran las 9.58 de la mañana y los campanarios de Montilla comenzaban a doblar, mientras las decenas de miles de personas que asistieron a la ceremonia en la misma Plaza de San Pedro rompieron en aplausos durante varios minutos, bajo los dos grandes tapices de los nuevos Doctores de la Iglesia que colgaban de la fachada principal de la Basílica de San Pedro.

Durante el transcurso de la ceremonia, el Papa se mostró esperanzado en que tanto San Juan de Ávila como Santa Hildegarda de Bigen "sigan siendo faros luminosos y seguros en el anuncio del Reino de Dios" y que "ayuden a todos a crecer cada día en la auténtica vida de fe".

El Pontífice que hoy ha fallecido a las 9.34 de la mañana en el Monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano remarcó igualmente que San Juan de Ávila "supo penetrar con singular profundidad en los misterios de la redención obrada por Cristo para la humanidad" al ser "hombre de Dios, unía la oración constante con la acción apostólica" y subrayó que el Doctor de la Iglesia "se dedicó a la predicación y al incremento de la práctica de los sacramentos, concentrando sus esfuerzos en mejorar la formación de los candidatos al sacerdocio, de los religiosos y los laicos, con vistas a una fecunda reforma de la Iglesia".

J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍAS: ARCHIVO
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