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Sesenta y cinco años de la Ballena de Montilla

Sesenta y cinco años. Ese es el tiempo que ha transcurrido desde que tuvo lugar uno de los descubrimientos más fascinantes de la historia reciente de Montilla y que rebasó las fronteras patrias gracias a la sagacidad del periodista montillano José Ponferrada Gómez, corresponsal de las agencias EFE y Cifra, cuyos teletipos dieron cuenta de su noticia en la mañana del 16 de agosto de 1957.



El prolífico escritor montillano –que llegó a descubrir, allá por 1952, que el dedo de San Sebastián se conservaba realmente en el convento de Santa Clara– dio cuenta de unas obras que se llevaban a cabo en agosto de 1957 en la zona del Chilancón de Santa María, a las afueras del casco urbano, durante las cuales aparecieron, de manera casual, lo que resultaron ser los primeros restos óseos de una ballena en España.

El descubrimiento, del que dio cumplida cuenta José Ponferrada Gómez, se convirtió en todo un acontecimiento a nivel nacional, de modo que el Gobierno de España decidió enviar a Montilla a tres reputados científicos para analizar los huesos in situ. Así, junto al profesor Rafael Martín Roldán –encargado del estudio de los restos fósiles–, se desplazaron hasta la localidad Rafael Cabanás Pareja –que se centró en el propio yacimiento del Chilancón–, y Diego Jordano –encargado de la identificación zoológica–.

Los tres investigadores –que durante su estancia en la localidad contaron con Pepe Cobos y con José Ponferrada como guías de excepción– publicaron en 1961 el artículo Primer cetáceo fósil español, Balaonoptera rostratella, Van Beneden, del Mioceno de Montilla (Córdoba) en la Revista de Estudios Geológicos del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Un destino incierto

Aunque los montillanos siempre creyeron que el fósil había sido enviado al Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, la realidad es bien distinta. De hecho, la conservadora de Paleontología, Prehistoria y Geología del Museo Nacional de Ciencias Naturales, Begoña Sánchez Chillón, confirmó en junio de 2005 que no tenía "constancia alguna" de la existencia de una ballena procedente de las canteras de Montilla.

Tras realizar una búsqueda exhaustiva en las colecciones y en las bases de datos del Museo, Begoña Sánchez constató que la existencia de la ballena no constaba "por ninguna parte" y mostró su extrañeza porque no existiera "ni un solo resto de lo que fue un esqueleto completo de un cetáceo".

Así, en contra de lo que se recogía en una de las ediciones del Diccionario Enciclopédico Espasa-Calpe, la conservadora de Paleontología, Prehistoria y Geología del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid barajó la posibilidad de que los restos fósiles fueran a parar entonces a otro lugar.

En efecto, uno de los centros que recibió restos procedentes del Chilancón de Santa María –y "en una caja que pesaba más de cien kilos", tal y como consta en un documento de la empresa que se encargó del transporte desde Montilla y que consiguió recuperar Inmaculada de Castro, archivera municipal– fue el Instituto Lucas Mallada de Investigaciones Geológicas, un organismo creado en 1943 que, en 1984, pasó a formar parte del Museo Nacional de Ciencias Naturales.

"El mal estado en el que se encontraban los fósiles, que prácticamente se desmoronaban al cogerlos, aconsejó sacar moldes de escayola de los huesos, que fueron los que se enviaron a varias instituciones académicas, no solo de Madrid, sino también de Córdoba y Granada", explicó la historiadora Inmaculada de Castro.



Otro de los centros que recibieron los moldes de escayola procedentes del Chilancón de Santa María fue la Facultad de Veterinaria de Córdoba. No en vano, el investigador montillano José Rey, cronista oficial de la localidad, recordaba haber visto los huesos del cetáceo durante una visita que realizó al centro en el año 1972.

“Un profesor nos mostró unas cajas con restos pétreos y aseguró que se trataba de la ballena de Montilla”, explicó José Rey, quien reconoció no haber olvidado esta anécdota por haber sido precisamente su suegro, el recordado fotógrafo Manuel González, el encargado de cubrir la noticia para la Agencia EFE, lo que posibilitó que el hallazgo fuera conocido rápidamente en todo el mundo.

Y José Rey estaba en lo cierto. Algunos de los fósiles del Mioceno encontrados en la zona del Chilancón de Santa María se conservan desde su hallazgo en la Facultad de Veterinaria de Córdoba. “Entre los fondos del Museo de Anatomía de la Facultad se encuentra una vértebra de ballena, de más de medio metro, que se corresponde con el hallazgo que tuvo lugar en Montilla”, aseguró el director del departamento de Anatomía, José García Monterde.

Aunque los operarios que en 1957 trabajaban en el Chilancón descubrieron varios restos más, hasta el año 2005 solo fue posible localizar una vértebra de gran tamaño, aparte de los tres huesos que se exponían ya en el Museo Histórico Local de Montilla y que correspondían al costillar del mamífero.

No obstante, fuentes de la institución universitaria confirmaron en primera instancia que el traslado de la facultad hasta el campus de Rabanales pudo determinar que el resto de fósiles se quedasen en el edificio de la avenida de Medina Azahara, donde fueron conservados hasta su muerte por el catedrático José Martín Ribes.

Intentos por recuperar los restos

En junio de 2005, el Pleno de la Corporación Municipal debatió una moción presentada por el Partido Andalucista (PA) mediante la que se pretendía instar al Ministerio de Cultura a “la devolución definitiva” de los restos fósiles de la Ballena de Montilla.

El PA justificó su petición aduciendo que los valiosos restos del cetáceo de la especie Balaenóptera Rostratella Van Beneden “siguieron la tónica de la evasión que, como un fatalismo ancestral, sigue abatiéndose sobre el patrimonio montillano”.



En abril de 2009, la entonces alcaldesa de Montilla, Rosa Lucía Polonio, dirigió un escrito al decano de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Córdoba, Librado Carrasco, en el que solicitaba la posibilidad de llegar a un acuerdo con la institución universitaria para que el Museo Histórico Local pudiera exponer los restos óseos de la ballena que se descubrieron en el mes de agosto de 1957.

La UCO se mostró dispuesta en un primer momento a ceder temporalmente los restos óseos de la Ballena de Montilla, si bien manifestó la necesidad de suscribir un convenio de colaboración que, finalmente, no llegó a concretarse.

La buena disposición mostrada en un principio por la institución universitaria se quebró definitivamente tres años más tarde, cuando la UCO instó al Ayuntamiento a demostrar "fehacientemente" que la vértebra que se conserva en la Facultad de Veterinaria pertenece realmente a los restos óseos que se descubrieron en el Chilancón de Santa María. Solo de esta forma, la institución académica atendería la solicitud cursada en 2009 por el Ayuntamiento de Montilla para que el fósil pueda exponerse temporalmente en el Museo Histórico Local.

En un escrito remitido al Consistorio en 2012, el director del Departamento de Anatomía y Anatomía Patológica Comparadas de la Facultad de Veterinaria, Joaquín Vivo Rodríguez, manifestó sus dudas sobre la procedencia de la vértebra que se conserva en el centro académico.

Aludiendo al artículo publicado en 1961 por los profesores Martín, Cabanás y Jordano en la Revista de Estudios Geológicos del CSIC, Vivo Rodríguez apuntaba que "entre los restos estudiados en el citado trabajo no se encuentra la vértebra que poseemos en nuestro Departamento, por lo tanto, previamente a la cesión de dicha pieza a vuestra ciudad, se debe corroborar científicamente que se trata de un hueso que corresponde al mismo periodo biológico que los restos encontrados en Montilla".



En ese sentido, el responsable del Departamento de Anatomía afirmaba estar "a la espera" de que el Ayuntamiento de Montilla acometiera "las investigaciones pertinentes" –entre las que citaba una prueba de Carbono-14– para "que se demuestre fehacientemente que la procedencia de la vértebra es de Montilla, en cuyo caso podremos continuar con el proceso de la cesión temporal de la misma".

La versión defendida en su escrito de 2012 por el catedrático Joaquín Vivo Rodríguez entra en contradicción con la ofrecida en 2005 por el anterior director del Departamento de Anatomía, José García Monterde, quien sostuvo ante los medios de comunicación, sin ningún género de duda, que "entre los fondos del Museo de Anatomía de la Facultad de Veterinaria se encuentra una vértebra de ballena, de más de medio metro, que se corresponde con el hallazgo que tuvo lugar en Montilla". De hecho, el profesor García Monterde llegó a posar con el fósil para El Día de Córdoba, tal y como se recoge sobre estas líneas.

J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍAS: MANUEL GONZÁLEZ / EL DÍA DE CÓRDOBA
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