Vinculado a la Campiña Sur cordobesa desde que fue profesor interino en la localidad de Santaella, periodo en el que conoció en Montilla a su esposa, el profesor Manuel Aguilera Serrano mantiene tan vivos sus lazos a esta comarca de la provincia cordobesa como su amor a las letras. Fruto de su pasión por la literatura nace su último libro de poesía, Los rostros de Ítaca.
Los rostros de Ítaca es un poemario en el que plantea el tema del ciclo de Ulises u Odiseo, es decir, la salida obligada y el feliz retorno, que no siempre se cierra. Unas veces, porque no hay deseo de volver o muere congelado; otras, porque el ardor de la llegada se desvanece ante los hilachos que quedan del sentimiento. Y, en el largo periplo, cada uno con sus vivencias.
Un trabajo que se suma al extenso trabajo literario que este profesor de Lengua, natural de Priego de Córdoba, ha publicado en los últimos años. Así, su primer poemario, Entre luces, sombras y ecos de ausencias, Aguilera recoge recuerdos deslucidos, en la distancia, de fulgentes momentos.
En Calle de la mar sin número se entabla una comunicación con un mar, concretamente el Mediterráneo, que se muestra cambiante. Unas veces, tierno, suave, como una madre; y otras, impetuoso, con severidad de padre. Finalmente, la obra literaria de Manuel Aguilera se complementa con Notas de arpa en vuelo tiene como germen el concepto neoplatónico de la música del universo, tan presente en la poesía de Fray Luis de León.
Los rostros de Ítaca es un poemario en el que plantea el tema del ciclo de Ulises u Odiseo, es decir, la salida obligada y el feliz retorno, que no siempre se cierra. Unas veces, porque no hay deseo de volver o muere congelado; otras, porque el ardor de la llegada se desvanece ante los hilachos que quedan del sentimiento. Y, en el largo periplo, cada uno con sus vivencias.
Un trabajo que se suma al extenso trabajo literario que este profesor de Lengua, natural de Priego de Córdoba, ha publicado en los últimos años. Así, su primer poemario, Entre luces, sombras y ecos de ausencias, Aguilera recoge recuerdos deslucidos, en la distancia, de fulgentes momentos.
En Calle de la mar sin número se entabla una comunicación con un mar, concretamente el Mediterráneo, que se muestra cambiante. Unas veces, tierno, suave, como una madre; y otras, impetuoso, con severidad de padre. Finalmente, la obra literaria de Manuel Aguilera se complementa con Notas de arpa en vuelo tiene como germen el concepto neoplatónico de la música del universo, tan presente en la poesía de Fray Luis de León.
REDACCIÓN / ANDALUCÍA DIGITAL
