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Fran Gallego | Vuelta al cole de forma segura

Con la llegada de la época escolar aprovechamos la ocasión para recordar algunas normas de comportamiento y de seguridad vial que se deben adoptar con motivo de los desplazamientos que se realizan desde el hogar hasta los centros educativos. Para empezar, conviene destacar que, sin duda alguna, lo más sano y lo que más favorece al desarrollo de autonomía en los niños es el desplazamiento a pie, pues aprenden a llevar una forma de vida más saludable y menos sedentaria.



El camino de casa al cole se puede realizar en solitario o en compañía, con un grupo de compañeros de clase. En estos casos, se minimiza el impacto medioambiental que tiene hacer uso del vehículo para cubrir trayectos no demasiado largos.

El desplazamiento desde el propio hogar hasta el centro educativo se puede realizar de diferentes formas: en transporte público, en coche particular, en bicicleta o a pie. Como ya hemos avanzado, preferimos esta última opción, dado que aporta una serie de beneficios saludables y sociales que fomentan la participación de los niños a la hora de mejorar su condición de ciudadanos activos y responsables.

Y es que los pequeños aprovechan este itinerario no solo para mejorar su propia salud sino, además, para desarrollar otras capacidades tales como la autonomía, la responsabilidad o el compañerismo, a la vez que ayuda a mejorar la movilidad urbana y la calidad del aire que respiramos, reduciendo el uso del transporte privado en estos desplazamientos escolares.

Para realizar esta forma de desplazamiento, el menor debe conocer los entresijos de su localidad y se recomienda que durante los primeros días de clase el recorrido se haga acompañado por un adulto para que, de esta forma, pueda corregir posibles errores que cometa durante el trayecto, prestando mucha atención a la hora de cruzar la calle y evitar que salga corriendo, saltando o jugando, pues corre el riesgo de caerse en medio de la calzada.

El desplazamiento debe realizarse por zonas seguras, caminando sobre el acerado por su parte interna, pegado a la pared o a las edificaciones existentes y cruzando por los pasos de peatones habilitados al efecto. El escolar debe cerciorarse de que no circulan vehículos por ninguno de los dos sentidos, prestando atención a las entradas y salidas de los garajes.

Nunca se debe caminar entre vehículos estacionados, dado que el riesgo de accidente es alto. Y es que la visibilidad es reducida tanto para los peatones como para los propios conductores, debido a que su campo de visión se ve reducido.

Cuando se trata de un desplazamiento en un vehículo particular es imprescindible que el niño vaya correctamente sentado, sujeto con el cinturón de seguridad o con los sistemas de retención homologados. Por muy corto que sea el trayecto, es muy importante que todos los ocupantes del vehículo utilicen los sistemas de seguridad adecuados, ya que salvan vidas en caso de accidente.

Si el transporte colectivo es la alternativa elegida, tanto los padres, como los niños y los conductores deben conocer y cumplir una serie de reglas antes, durante y después del trayecto. Así, el medio de transporte debe ir señalizado con el indicativo de "Transporte Escolar"; además, es preciso que disponga del seguro obligatorio y, además, de otro complementario que cubra sin limitación alguna de cuantía la responsabilidad civil por daños y perjuicios sufridos por los ocupantes. Del mismo modo, la empresa a la que pertenece tiene que contar con una autorización especial de transporte escolar, entre otros requisitos.

Si el desplazamiento se realiza en bicicleta, hay que recordar la obligatoriedad de circular con un casco de protección para menores de 16 años cuando circulen por cualquier lugar. Este elemento es además obligatorio para todas las edades en vías urbanas e interurbanas, así como en travesías.

Sin duda alguna, debemos optar por el desplazamiento a pie por todos los beneficios que aporta, haciendo del camino escolar un espacio seguro y de convivencia. De hecho, son muchas las ciudades que apuestan por proyectos que incentivan estos trayectos a pie y los caminos al cole de forma segura.

En muchos casos, estas iniciativas consisten en la señalización de una ruta ya fijada, libre de barreras arquitectónicas y sobre todo segura, donde grupos de escolares se dirigen juntos a clase, viéndose reducida asimismo la aglomeración de vehículos particulares junto a las entradas y salidas de los escolares, con el riesgo de accidente que ello puede suponer.

FRAN GALLEGO
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