En el año 1973 se lanzó el cuarto disco del trío Emerson, Lake and Palmer, titulado Brain Salad Surgery, que algunos consideran como el más brillante de la carrera de este grupo, ubicado dentro de lo que por entonces se denominó como rock progresivo. De todos modos, entiendo que es difícil escoger en la que sería la discografía de Keith Emerson, proveniente de The Nice; Greg Lake, que militó en King Crimson; y Carl Palmer, cuyos antecedentes musicales había que buscarlos en Atomic Rooster, por lo que me parece un tanto complicado no toparse con pequeñas maravillas en sus elepés que, a partir de su formación en 1970, fueron lanzando al mercado.
Pero de lo que no cabe duda era de la magnífica y sorprendente portada de Brain Salad Surgery, con la que se había distribuido el disco en los distintos países. El diseño de la carátula se inscribía en el denominado arte biomecánico de un autor desconocido para la mayoría de los españoles y que firmaba con el nombre de Giger.
Bien en cierto que Hans Ruedi Giger, que había nacido el 5 de febrero de 1940 en Coira, un pueblecito del cantón suizo de Grisonia, hacía cinco años que dejó de trabajar en los diseños de espacios interiores para dedicarse a las creaciones artísticas, comenzando con participaciones en algunos cortometrajes, aunque, como veremos más adelante, es el autor de los diseños de películas tan significativas como Alien, el octavo pasajero de Ridley Scott.
Volviendo a Brain Salad Surgery, dado que el recorrido de la obra de Giger lo vamos a realizar a partir de las portadas de los discos que diseñó a lo largo de su vida, conviene apuntar que, en sus primeras ediciones, el elepé se abría por la mitad, por lo que el rostro femenino en tono blanco, que se deja entrever dentro del círculo y tras la calavera, se contemplaba de manera completa.
Cierto que las magníficas portadas de los elepés de aquellos años encarecían la edición de esos memorables discos, pero era uno de los grandes atractivos que tenían y que los formatos digitales que les siguieron en la década de los ochenta de ningún modo podían competir con el atractivo de los vinilos. Esta es una de las razones por las que los elepés hayan vuelto al mercado ganándose bastantes adeptos entre la gente joven.
Otro detalle que quisiera apuntar es que el acrónimo ELP que aparece en la parte inferior de la portada se convertiría, a partir de ese momento, en el logotipo de Emerson, Lake and Palmer.
La siguiente portada que diseñaría Giger correspondería al octavo disco de Magma, lanzado al mercado en 1978 con el título de Attahk. Esta banda francesa que, aún sigue en activo, le encargó a un ya reconocido Giger la portada de ese elepé, aunque conviene reconocer que no es lo mejor que saliera del genio de este artista que, en sus dibujos con la técnica del aerógrafo, se centraría en el horror como base de sus creaciones.
Entre los cinco años que transcurrieron entre el disco de Emerson, Lake and Palmer y el de Magma, se sucedieron acontecimientos que marcaron el rumbo del autor suizo. El más trágico fue el suicidio en 1975 de su pareja, la artista Li Tobler, con quien había realizado algunos cortos. Este duro hecho marca definitivamente el pesimismo oscurantista y siniestro de su obra.
La tercera portada que diseñaría fue un trabajo de encargo para Debbie Harry, quien tiempo atrás había sido la vocalista de Blondie. La portada de KooKoo me la salto dado que Giger la tomó como un trabajo con excesivas exigencias de la casa discográfica con el fin de que no molestara al público americano, por lo que no aporta nada especial de su talento para la imagen de esta cantante estadounidense.
El año 1979 sería crucial en su carrera, puesto que Giger llegaría a ser muy conocido por diseñar la criatura impactante de la película así como algunos de los escenarios de Alien, el octavo pasajero de Ridley Scott. Como reconocimiento a su labor, un año después recibiría el Oscar al mejor proyecto escénico.
Retornando al diseño de las portadas de discos, a mediados de los ochenta, en concreto en 1985, vuelve a su faceta más irreverente y agresiva con la portada que realizaría para el disco The Mega Therion del grupo suizo de heavy metal Celtic Frost.
En tonos grisáceos, habituales sus obras, Hans Ruedi Giger nos presenta a un personaje demoníaco que mira de frente y que, con un tirachinas formado por los brazos abiertos de la imagen de “un cristo”, se dispone a disparar contra el espectador que se avista entre dos alargados cuernos que terminan en grotescas calaveras.
Antes de que en 1989 se editara la portada de Atomic Playboys del guitarrista neoyorkino Steve Stevens, la censura estadounidense no permitió que saliera la portada original de Frankenchrist que había diseñado para el grupo Dead Kennedys, al considerar que rayaba en lo pornográfico y que las madres de los jóvenes de ese país se iban a escandalizar si les vieran con ese elepé en sus casas.
Parece ser que había que adecuarse a la industria de ese país para que allí finalmente vieran la luz sus dibujos. Así, para el guitarrista de hard rock Steve Stevens, acompañante habitual de Billy Idol, realizó un trabajo que se aleja un tanto de sus diseños macabros para darle, incluso, un cierto aire de gótico romanticismo.
El diseño del cuarto elepé de Carcass, grupo de hard rock formado en la ciudad británica de Liverpool, cuna de los míticos Beatles, se le encargaría al artista suizo. Ya consagrado internacionalmente, pareciera que no necesitaba provocar en sus portadas para los grupos de rock, puesto que sus trabajos para el cine y los de su taller en Suiza les bastaban para dar rienda suelta a su parte más gótica y siniestra.
De este modo, la portada del disco de Carcass es una adaptación de la rueda pacifista que se haría muy popular dentro del movimiento hippy de los años sesenta y setenta del siglo pasado. Comprobamos que la ha transformado añadiéndole dos brazos mecánicos, con evidentes referencias al conocido dibujo de Leonardo da Vinci El hombre de Vitruvio, es decir, aludiendo a la figura de un hombre desnudo, con los brazos en horizontal y elevados, que se inscribe dentro de un cuadrado y un círculo.
Suiza, ese pequeño país recorrido los Alpes, acaba rindiendo homenaje a todos los personajes que nacen en su territorio. No era, pues, de extrañar que dedicara un museo al que fuera su diseñador gráfico más destacado. Así, en el año 1998 y en el pueblecito de Gruyères, enclavado en el cantón de Friburgo, se abrió uno dedicado a su obra.
Al poco tiempo de su creación, durante una estancia en el país helvético, tuve la oportunidad de visitarlo y ver de manera directa tanto sus diseños gráficos, como sus esculturas o muebles metálicos que recordaban mucho a los relatos de Lovecraft.
Un año después de inaugurarse el museo que lleva su nombre, aparece la portada de Somewhere in nowhere del grupo alemán Dr. Death. Llamarse Doctor Muerte es ya un aviso del tipo de música con la que uno se va a tropezar. El diseño de la portada, responde con contundencia al nombre del grupo: una pistola en vertical cuyas balas son pequeños humanoides dispuestos a salir nada más accionarse el percutor.
El 24 de mayo de 2014, a la edad de 74 años, Hans Ruedi Giger fallece a consecuencias de las heridas producidas en una caída. Su legado, al que brevemente he querido homenajear en la seria de Arte y Horror que comencé con el polaco Beksinski, supone una continuidad con esa mirada oscura y tétrica hacia el mundo y la existencia humana.
Antes de su deceso, no es de extrañar que se ofreciera gustoso a realizar las portadas del grupo suizo que con el nombre de Triptykon naciera en 2008 en la ciudad de Zúrich.
Presento las dos portadas que realizaría para este grupo de hard rock, y que llevan por título Eparistera Daimones y Melama Chasmata. La primera de ellas responde al más puro estilo “gigeriano”: humanoides, sexo anal, cruces, aires satánicos, etc. Todo ello realizado con la técnica del aerógrafo que siempre utilizaría y con las tonalidades grisáceas que recuerdan a criaturas metalizadas.
La portada de Melama Chasmata sigue la misma línea de humanoides mecanizados, que tanto abundan en su producción. Introduce, en este caso, algunas tonalidades que se salen de la escala de los grises, pero se aprecia su indeleble sello.
Como cierre, quisiera apuntar, tras este breve recorrido por las portadas de los discos de este gran diseñador, que sus dos últimas son las que responden con mayor contundencia a la estética de truculencia, horror y espanto que el artista suizo cultivó a lo largo de los años de su vida creativa, curiosamente dedicada a las pesadillas que conviven en el trasfondo de la mente humana.
Pero de lo que no cabe duda era de la magnífica y sorprendente portada de Brain Salad Surgery, con la que se había distribuido el disco en los distintos países. El diseño de la carátula se inscribía en el denominado arte biomecánico de un autor desconocido para la mayoría de los españoles y que firmaba con el nombre de Giger.
Bien en cierto que Hans Ruedi Giger, que había nacido el 5 de febrero de 1940 en Coira, un pueblecito del cantón suizo de Grisonia, hacía cinco años que dejó de trabajar en los diseños de espacios interiores para dedicarse a las creaciones artísticas, comenzando con participaciones en algunos cortometrajes, aunque, como veremos más adelante, es el autor de los diseños de películas tan significativas como Alien, el octavo pasajero de Ridley Scott.
Volviendo a Brain Salad Surgery, dado que el recorrido de la obra de Giger lo vamos a realizar a partir de las portadas de los discos que diseñó a lo largo de su vida, conviene apuntar que, en sus primeras ediciones, el elepé se abría por la mitad, por lo que el rostro femenino en tono blanco, que se deja entrever dentro del círculo y tras la calavera, se contemplaba de manera completa.
Cierto que las magníficas portadas de los elepés de aquellos años encarecían la edición de esos memorables discos, pero era uno de los grandes atractivos que tenían y que los formatos digitales que les siguieron en la década de los ochenta de ningún modo podían competir con el atractivo de los vinilos. Esta es una de las razones por las que los elepés hayan vuelto al mercado ganándose bastantes adeptos entre la gente joven.
Otro detalle que quisiera apuntar es que el acrónimo ELP que aparece en la parte inferior de la portada se convertiría, a partir de ese momento, en el logotipo de Emerson, Lake and Palmer.
La siguiente portada que diseñaría Giger correspondería al octavo disco de Magma, lanzado al mercado en 1978 con el título de Attahk. Esta banda francesa que, aún sigue en activo, le encargó a un ya reconocido Giger la portada de ese elepé, aunque conviene reconocer que no es lo mejor que saliera del genio de este artista que, en sus dibujos con la técnica del aerógrafo, se centraría en el horror como base de sus creaciones.
Entre los cinco años que transcurrieron entre el disco de Emerson, Lake and Palmer y el de Magma, se sucedieron acontecimientos que marcaron el rumbo del autor suizo. El más trágico fue el suicidio en 1975 de su pareja, la artista Li Tobler, con quien había realizado algunos cortos. Este duro hecho marca definitivamente el pesimismo oscurantista y siniestro de su obra.
La tercera portada que diseñaría fue un trabajo de encargo para Debbie Harry, quien tiempo atrás había sido la vocalista de Blondie. La portada de KooKoo me la salto dado que Giger la tomó como un trabajo con excesivas exigencias de la casa discográfica con el fin de que no molestara al público americano, por lo que no aporta nada especial de su talento para la imagen de esta cantante estadounidense.
El año 1979 sería crucial en su carrera, puesto que Giger llegaría a ser muy conocido por diseñar la criatura impactante de la película así como algunos de los escenarios de Alien, el octavo pasajero de Ridley Scott. Como reconocimiento a su labor, un año después recibiría el Oscar al mejor proyecto escénico.
Retornando al diseño de las portadas de discos, a mediados de los ochenta, en concreto en 1985, vuelve a su faceta más irreverente y agresiva con la portada que realizaría para el disco The Mega Therion del grupo suizo de heavy metal Celtic Frost.
En tonos grisáceos, habituales sus obras, Hans Ruedi Giger nos presenta a un personaje demoníaco que mira de frente y que, con un tirachinas formado por los brazos abiertos de la imagen de “un cristo”, se dispone a disparar contra el espectador que se avista entre dos alargados cuernos que terminan en grotescas calaveras.
Antes de que en 1989 se editara la portada de Atomic Playboys del guitarrista neoyorkino Steve Stevens, la censura estadounidense no permitió que saliera la portada original de Frankenchrist que había diseñado para el grupo Dead Kennedys, al considerar que rayaba en lo pornográfico y que las madres de los jóvenes de ese país se iban a escandalizar si les vieran con ese elepé en sus casas.
Parece ser que había que adecuarse a la industria de ese país para que allí finalmente vieran la luz sus dibujos. Así, para el guitarrista de hard rock Steve Stevens, acompañante habitual de Billy Idol, realizó un trabajo que se aleja un tanto de sus diseños macabros para darle, incluso, un cierto aire de gótico romanticismo.
El diseño del cuarto elepé de Carcass, grupo de hard rock formado en la ciudad británica de Liverpool, cuna de los míticos Beatles, se le encargaría al artista suizo. Ya consagrado internacionalmente, pareciera que no necesitaba provocar en sus portadas para los grupos de rock, puesto que sus trabajos para el cine y los de su taller en Suiza les bastaban para dar rienda suelta a su parte más gótica y siniestra.
De este modo, la portada del disco de Carcass es una adaptación de la rueda pacifista que se haría muy popular dentro del movimiento hippy de los años sesenta y setenta del siglo pasado. Comprobamos que la ha transformado añadiéndole dos brazos mecánicos, con evidentes referencias al conocido dibujo de Leonardo da Vinci El hombre de Vitruvio, es decir, aludiendo a la figura de un hombre desnudo, con los brazos en horizontal y elevados, que se inscribe dentro de un cuadrado y un círculo.
Suiza, ese pequeño país recorrido los Alpes, acaba rindiendo homenaje a todos los personajes que nacen en su territorio. No era, pues, de extrañar que dedicara un museo al que fuera su diseñador gráfico más destacado. Así, en el año 1998 y en el pueblecito de Gruyères, enclavado en el cantón de Friburgo, se abrió uno dedicado a su obra.
Al poco tiempo de su creación, durante una estancia en el país helvético, tuve la oportunidad de visitarlo y ver de manera directa tanto sus diseños gráficos, como sus esculturas o muebles metálicos que recordaban mucho a los relatos de Lovecraft.
Un año después de inaugurarse el museo que lleva su nombre, aparece la portada de Somewhere in nowhere del grupo alemán Dr. Death. Llamarse Doctor Muerte es ya un aviso del tipo de música con la que uno se va a tropezar. El diseño de la portada, responde con contundencia al nombre del grupo: una pistola en vertical cuyas balas son pequeños humanoides dispuestos a salir nada más accionarse el percutor.
El 24 de mayo de 2014, a la edad de 74 años, Hans Ruedi Giger fallece a consecuencias de las heridas producidas en una caída. Su legado, al que brevemente he querido homenajear en la seria de Arte y Horror que comencé con el polaco Beksinski, supone una continuidad con esa mirada oscura y tétrica hacia el mundo y la existencia humana.
Antes de su deceso, no es de extrañar que se ofreciera gustoso a realizar las portadas del grupo suizo que con el nombre de Triptykon naciera en 2008 en la ciudad de Zúrich.
Presento las dos portadas que realizaría para este grupo de hard rock, y que llevan por título Eparistera Daimones y Melama Chasmata. La primera de ellas responde al más puro estilo “gigeriano”: humanoides, sexo anal, cruces, aires satánicos, etc. Todo ello realizado con la técnica del aerógrafo que siempre utilizaría y con las tonalidades grisáceas que recuerdan a criaturas metalizadas.
La portada de Melama Chasmata sigue la misma línea de humanoides mecanizados, que tanto abundan en su producción. Introduce, en este caso, algunas tonalidades que se salen de la escala de los grises, pero se aprecia su indeleble sello.
Como cierre, quisiera apuntar, tras este breve recorrido por las portadas de los discos de este gran diseñador, que sus dos últimas son las que responden con mayor contundencia a la estética de truculencia, horror y espanto que el artista suizo cultivó a lo largo de los años de su vida creativa, curiosamente dedicada a las pesadillas que conviven en el trasfondo de la mente humana.
AURELIANO SÁINZ
