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Los nuevos esclavos

Por el título de este artículo quizás creáis que os voy a hablar sobre la explotación de los niños en la India, o de las mujeres en algún país de África. Pues no es así, os voy a hablar de trabajadores y trabajadoras españolas. Seguro que muchos de vosotros conoceréis ejemplos cercanos de personas que están sufriendo la situación que os relato a continuación. Yo voy a utilizar un caso muy próximo a mí para denunciar la laguna legal existente en España en los supuestos en los que la empresa deja de pagar.



Un amigo muy querido lleva un año sin cobrar. ¡Un año con sus doce meses! A esto hay que sumarle que él no es ni mileurista, por lo que, como os podéis imaginar, sus ahorros eran bastante escasos. Si uno gana 900 euros y tiene que pagar hipoteca, luz (las facturas de la luz me parecen una verdadera vergüenza y un abuso), agua, comunidad, teléfono (aunque sea mínimo), contribución (aunque somos pocos los que contribuimos a las gambas de los de arriba) y, cómo no, comer y vestirse, el resultado es que no puedes ahorrar.

Pues ahora tu empresa no te paga, un mes, otro mes y otro mes. Desesperado, pides ayuda a la familia y amigos, y ante la oscuridad que vislumbras en el horizonte, decides demandar y recurres a los tribunales para que te protejan, que se supone que para eso están, y no para resolver si Belén Esteban ha insultado o no a la mujer de Jesulín.

Pues sacas dinero de debajo de las piedras y pagas a un abogado para que presente la demanda (por cierto, gracias señor Gallardón por hacer que la justicia sea una cosa de ricos). Tú lo que pretendes es que te paguen y si no, que no te obliguen a ir a trabajar gratis cada mañana y tarde, y que puedas acceder a cobrar tu desempleo que para eso llevas treinta años cotizando (en el caso de mi amigo, tiene más de 50 años).

Pues agarraros que vienen curvas: el juez desestima que dejes de ir a trabajar y eso que has presentado todas las pruebas que constatan que hace un año que no te pagan y que la empresa no tiene viabilidad. En cristiano: que no tiene futuro.

Todo esto lo pides como medidas cautelares mientras sale el juicio, para el que tendrás que esperar un año, es decir, otro año sin cobrar. Y entonces yo me pregunto: ¿qué quiere el sistema? ¿Cómo se le puede obligar a alguien a trabajar gratis durante dos años? ¿Eso no es esclavitud? ¿Por qué no se le concede la rescisión del contrato y que pase a ser un parado y pueda acceder a la prestación por desempleo?

Yo, señores y señoras, no lo entiendo. Es más, me parece más propio de un país tercermundista que de esta España nuestra que, con tanto esfuerzo, tratamos de mantener. Indignada, así es como me siento.

MARÍA JESÚS SÁNCHEZ A.
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