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El hambre de Paco

Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector de un artículo remitido por la Fundación Social Universal para mostrar su apoyo a Francisco Casero, el histórico fundador del Sindicato de Obreros del Campo (SOC) y actual presidente de la Asociación Valor Ecológico (Ecovalia), en huelga de hambre para denunciar la situación que viven los jornaleros. Si desea participar en esta sección, puede hacer llegar un correo electrónico a montilladigital@gmail.com exponiendo su queja, comentario o sugerencia. Si lo desea, puede acompañarla también de alguna fotografía.

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Paco Casero, el histórico líder jornalero, promotor y dirigente destacado del movimiento ecologista e impulsor de la agricultura y ganadería ecológicas en Andalucía, hoy día potencia mundial en producción y referencia en innovación y competitividad, está en huelga de hambre desde el pasado 12 de febrero.

Esta última huelga de hambre la emprende de manera itinerante a sus 65 años de edad, con la vida “resuelta” y jubilado (administrativamente hablando, como le gusta puntualizar), y lo hace, como siempre lo ha hecho, como acción de protesta pacifica, que no silenciosa, de reivindicación de dignidad para las mujeres y hombres del campo.

No viene a mendigar mendrugos de subvenciones que asistan la supervivencia en el mundo rural, se reclama respeto y reconocimiento público para un sector que cumple la sagrada responsabilidad de alimentarnos cada día en al menos tres ocasiones y que tiene un enorme impacto en la generación de riqueza y empleo, en la conservación de un ambiente rico y diverso en recursos naturales y en la fijación de las personas y la cultura de las zonas rurales.

Dice que su sueño se ha frustrado, que los logros conquistados por este pueblo noble y luchador después de 35 de autonomía están en peligro, que el campo andaluz al que ha dedicado su vida entera está abandonado a la suerte de un destino incierto, que la justicia tiene los ojos desvendados y las manos maniatadas por limitación de medios y manipulaciones partidistas, que tanto administración pública como sociedad civil están en preocupante estado de letargo ante una crisis global que no se acaba de encarar con la debida mentalidad, que la excesiva burocratización administrativa frena y desalienta el emprendedurismo empresarial como palo en la rueda del desarrollo, que la corrupción política enrojece de vergüenza e indignación a una ciudadanía abrumada de pesimismo y paralizada por el miedo al futuro…

Y lo dice elevando su voz para llamar públicamente nuestra atención con hambre de justicia y de servicio a los demás, trabajando desde antes que el sol nos regale la mañana, anunciando por cada rincón de nuestra geografía sus proclamas y agitando nuestra adormecida conciencia social para que cambien las cosas y se pueda arribar nuestro futuro hacia un puerto más promisorio donde las generaciones futuras no vivan en peores condiciones que las actuales.

El hambre de Paco no señala con su dedo acusador a ninguna institución en concreto ni se enfrenta a ningún enemigo que vencer y derribar más allá de un sistema corrompido y despiadado que, instalado hasta los tuétanos de nuestra sociedad, abre a su paso mayores brechas sociales e imprime su inconfundible sello de dependencia, indolencia y desesperanza.

El hambre de Paco no nace de un pataleo caprichoso, ni persigue notoriedad personal ni está yermo de propuestas. El hambre de Paco tiene sus raíces en la defensa de los derechos y aspiraciones de las gentes del campo, tiene ánimo de cambio social y está repleto de ideas y medidas para emprender políticas económicamente eficaces, respetuosas con el medio ambiente y responsables con la sociedad.

Paco Casero es uno de esos pocos hombres imprescindibles que han luchado toda su vida haciendo del sufrimiento y la necesidad de los demás su casa. Este hombre bueno y honesto, gurú de las bondades de los productos de nuestra tierra, no necesita enfundar su garganta con una corbata para ejercer de ejecutivo de la marca de una Andalucía abierta, ecológica y solidaria. Una Andalucía que hoy parece haber perdido la sangre de su memoria.

El hambre de Paco no se calmará cuando su organismo vuelva a ingerir alimentos. El hambre de Paco, en huelga o sin ella, no se acabará nunca. Su apetito se alimenta de su indiscutible compromiso con el pueblo andaluz y la convicción de sus principios, de su entrega a infinidad de causas justas y organizaciones, entre ellas la nuestra.

La huelga de hambre de Paco Casero nos invita a abrir los ojos a la realidad de la vida rural y a compartir el sueño de toda su vida, el sueño de una Andalucía libre y digna para sí, España y la Humanidad.

Muchas gracias, Paco, por inspirar y representar las esperanzas por un mundo mejor de tantos andaluces y andaluzas. Gracias también por hacerlo en el seno de nuestra organización, que te acoge con sincera admiración y aprecio.

FUNDACIÓN SOCIAL UNIVERSAL


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