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Una de cal y varias de arena

Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector de un texto remitido por un vecino de la localidad acerca del último Pleno de la Corporación Municipal en el que se debatió un escrito presentado por la Plataforma Andaluza de Defensa del Sistema de Dependencia y Servicios Sociales sobre el sostenimiento del sistema público de Dependencia. Si desea participar en esta sección, puede enviar un e-mail a montilladigital@gmail.com exponiendo su queja, comentario o sugerencia. Si lo desea, puede acompañarla también de alguna fotografía.

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Cuando no se tienen argumentos para defender una idea, lo normal es un ataque frontal o una acusación directa. Sin miramientos. Eso es lo que hizo el concejal de turno, cuando le tocó la vez para hablar sobre la Plataforma Andaluza de Dependencia. O lo que es lo mismo, despacharse a gusto con la Plataforma Marea Naranja, que la dejó –o la intentó dejar- a la altura de un bordillo.

Tampoco es que perdiera mucho tiempo con esto, ni mucho menos. Se limitó a acusar a la Plataforma de estar respaldada por un partido político y al consabido "la culpa de todo la tiene el Gobierno anterior". Votaron en contra otra vez, al igual que hicieron en el Pleno anterior con la moción que presentó la Plataforma Marea Verde Montillana, y se quedaron tan panchos.

Mientras, el resto de representantes de otros partidos y público en general nos mirábamos con cara de... ¿despiste? ¿tristeza? No lo sé. Pese a la tristeza que nos embargaba, tuve fuerzas para hacer una apuesta con la persona que tenía a mi lado. Decidimos presentar en los próximos meses una propuesta para el carril-calesas para ver el tiempo que le dedicarán a dicho punto. Yo me apunté horas, pues para algunos parece que es muy importante.

A la mañana siguiente, tomándome el café y comiéndome unas magdalenas, me acordé de la manera en que el edil señalaba con el dedo al único componente allí presente de la Plataforma Andaluza de Dependencia. Y eso que señalar con el dedo está muy feo: mi madre me lo reñía (y yo estudié en la pública).

También casi me atraganto cuando, echándole un vistazo al periódico para buscar la noticia sobre esto que estoy contando, me topé con una imagen en la que salgo en primera fila, con un pie de foto que dice que en la instantánea se podían ver a los padres de alumnos salesianos. Yo no soy salesiano –ni yo, ni mucha gente de los allí presentes-. Pero, por lo visto, los demás sí que lo eran.

No sé si se podrán imaginar por dónde me querían salir las magdalenas cuando descubrí a la gente que, detrás de mí, iban insultando, uno a uno, a todos los ediles que tomaron la palabra la noche anterior, hasta llegar al señor alcalde.

En ningún momento me volví a ver quiénes eran y por los susurros que oía no era capaz de identificar a nadie. Pero, como ya digo, entre susurros se escuchaban lindezas del tipo "tu puta madre", "hija de puta" y otras palabras malsonantes que mi madre y mis maestros me prohibieron decir pese a que, como ya he dicho antes, estudié en la pública.

Curiosamente, este tipo de insultos, más propios de la hora del recreo en un colegio de Secundaria que de una sesión plenaria, dejaron de "cuchichearse" cuando tomó la palabra el alcalde que, por otra parte, no es la persona responsable de la Concejalía de Educación –o, al menos, eso es lo que yo creo, ya que en el Pleno anterior fue otro el encargado de intentar destrozar todo el temario que sobre la pública presentó Marea Verde Montillana-.

Pues nada, como digo, fue el mismísimo Don Federico el que hizo suya la "causa salesiana" que, dicho sea de paso, tanto el resto de ediles como yo mismo, que estaba de público, además de alguna gente más, no sabemos cuál es exactamente.

El alcalde se erigió en paladín de lo concertado y comenzó a argumentar el porqué debíamos apoyar la educación "privada-concertada". Y lo hacía con ganas, con muchas ganas. Con las mismas ganas con las que yo, ya sin fuerzas y harto de escuchar "cuchicheos" mal sonantes por detrás y sandeces por delante, me levanté y me fui. Y hasta aquí puedo contar. Dejé hablando al señor alcalde y me marché entre cabreado, indignado y triste. Me cogí un cigarro y lo encendí al revés. Volví a casa cabizbajo, mojándome, y tosiendo.

JOSÉ LUQUE MERINO (PEPELU)

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