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Nunca es tarde...

El tema de los emolumentos de los políticos y sus adláteres es un asunto recurrente en la prensa nacional y digital. La primera vez que hablé de ello lo hice muy escandalizado. Puede que ahora me muestre más sereno ante este asunto pero, desde luego, no estoy más conformado.

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¿Por qué traigo el tema otra vez a colación? A finales del pasado mes, el PSOE hizo una propuesta, para que la debatieran sus ediles, sobre la regulación del sueldo de alcaldes y concejales. Poner límites a las retribuciones municipales es una exigencia necesaria porque dicen que “algunos sueldos escandalizan a la ciudadanía”. Esperemos que prospere. ¡Nunca es tarde si la dicha es buena! La esperanza del cambio…

Hace ya tiempo que la prensa viene dando la tabarra con el tema de los sueldos de los políticos. ¡Bendita tabarra! si con ella la opinión pública va tomando conciencia de la cantidad de personal que cobra del erario y los susodichos muestran algo de sensibilidad. Desmenucemos un poco el panorama.

¿Qué se puede esperar de un país que mantiene aproximadamente a 450.000 políticos? Trabajan en todos los niveles de la Administración y en empresas públicas, fundaciones, entes varios, observatorios, consejos, defensores, agencias múltiples y un largo etcétera.

Si de verdad pudiéramos cuantificar el gasto medio mensual o anual de ese gran número de servidores públicos, las cifras monetarias seguramente nos alucinarían. Como botón de muestra, el alcalde de Sabadell cobra 81.576,04 euros brutos anuales del Ayuntamiento más 30.736,20 euros de la Diputación de Barcelona. Detenta más cargos que le reportan pingües dietas. Supera con creces al Ejecutivo estatal y a presidentes autonómicos. ¡Sumando, que es gerundio!

Dicen las lenguas de doble filo que España gastará este año 115.000 millones de euros en sueldos públicos. O lo que es lo mismo: “de cada cien españoles, siete están en la nómina de alguna de las administraciones, ya sea como funcionarios, como interinos, como eventuales o como cargos políticos remunerados”.

¿Cómo conseguir que te toque la lotería del EuroEspaña? Lo mejor es afiliarte desde joven, si es recién nacido mejor, a un partido político y, desde ahí, ir escalando puestos. ¿Forma de trepar? Aplaudir al de delante y hacerle constantemente la “pelota” es una escalera cómoda de ascender. A partir de los 20 años te ponen de “algo” y ¡a medrar!

Ya hemos hablado en otro artículo de los “es-cara-bajos” peloteros. Cincelando la socarronería hay que decir que te afilias al partido en la pubertad y haces buena carrera política, especialmente en PP y PSOE. “Empiezas en las juventudes y con 23 años, sin madrugar ni haber pagado facturas, te ponen de concejal con 3.000 euros”. A partir de ese momento, la “mamandurria” está servida.

Paralelamente, te matriculas en Derecho y ¡vida resuelta! Hay que decir en su defensa que para ello se ha de tener “estógamo”. Ejemplos de jóvenes promesas que empezaron en la política siendo casi impúberes: Javier Arenas, Patxi López, Leire Pejín, Bibiana Aido, Oriol Pujol, José Antonio Nieto… Seguro que los lectores conocen algunos más.

Los cargos de confianza merecen un pesebre aparte. Ante todo, son colocados por el valor de un dedo amigo. Perfectamente pueden ganar entre 25.000 o 30.000 eurazos. ¡Para eso son cargos de confianza! Desde luego, no se les exige formación especial ni pruebas selectivas de ningún tipo.

En las pasadas elecciones, Pérez Rubalcaba lanzaba una consigna electoral en estos términos: “un político, un sueldo”. Siendo la idea muy buena, pronto se quedó en agua de borrajas. Muchos senadores y diputados son concejales o alcaldes en sus pueblos, donde si no cobran sueldo sí que cobran dietas, que no son moco de pavo.

Volvamos a los sueldos de algunos altos cargos públicos. Jesús Posada, presidente del Congreso, cobra 188.974 euros brutos, de los cuales 21.000 entran limpios de polvo y paja, por estar exentos de tributación. Un consuelo: el presidente del Senado, Pío García-Escudero, cobra un poco menos.

Descendamos un poco por esta quimérica escala de Jacob. El Muy Honorable President de la Generalitat catalana, Artur Mas, arrambla con 122.426 euros brutos, algo así como el doble del presidente de Cantabria, que percibe 59.534.

El señor Griñán cobra 63.808 euros al año. No muy lejos del presidente catalán están Patxi López con 97.519 y Esperanza Aguirre con 94.079. Ni que decir tiene que aquí no están reflejadas dietas y demás menudencias.

Mariano Rajoy recibe 78.185 euros, y algo menos el de Canarias, 77.485. El salario medio de los presidentes autonómicos viene a ser de 76.647 euros brutos anuales. Alberto Fabra y Bauzá ingresan unos 10.000 euros por debajo de la media.

Entre los consejeros autonómicos, a la hora de cobrar, destacan los de Cataluña y País Vasco con 92.290 y 86.930 euros respectivamente. En esta categoría “pofesional” los sueldos más bajos son los de Cantabria, Baleares y Comunidad Valenciana que rondan los 57.000 euros brutos. La media de este tipo de sueldos es de 67.745, un poco menos que un ministro, que sale por 68.982 euros al año.

Los directores generales autonómicos mejor pagados están en Madrid, 74.243 euros, un poco más que los catalanes y algo lejos de los andaluces que reciben 49.195 euros. La media retributiva de director general está sobre 59.667 euros brutos.

En los últimos años la plantilla de funcionarios ha aumentado en unos 330.000. El total de estos empleados asciende a 2,5 millones de personas. Para que nos entendamos, en términos crematísticos, el importe que se gasta el Estado anualmente en dichos sueldos ronda los 90.000 millones de euros.

Hay funcionarios que cobran bien y otros no tan bien. El conjunto del funcionariado es una selva enmarañada por la que resulta complicado moverse a la hora de dar importe de emolumentos. Digamos que es un conjunto muy heterogéneo compuesto por policías, profesores, administrativos, médicos, militares, etc., muchos de los cuales no cobran igual si pertenecen a la Administración central o a unas autonomías u otras.

Otro dato interesante lo aportan los liberados sindicales, que suman la friolera de 65.130, repartidos entre la “cosa pública” y la privada. Este colectivo tiene comedero aparte. De este tema ya hablé en su momento y no voy a marear la perdiz. ¡Buen verano y buena Feria de El Santo!

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PEPE CANTILLO
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