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¿Guarda relación?

¿Guarda alguna relación el ingreso en prisión del exconsejero de Empleo de la Junta de Andalucía, Antonio Fernández, y que, tras Ceuta, seamos el territorio español con mayor número de parados? Ya lo creo que sí: guarda una íntima y profunda relación porque mientras el Gobierno de la Junta –ahora apoyado por Izquierda Unida, por mucho que Diego Valderas venda su Vicepresidencia por un plato de lentejas malolientes- distraía millones de euros en garantizarles la jubilación a amiguetes a través de ERE falsos, Andalucía iba desangrándose poco a poco, perdiendo tejido productivo y, a la vez, instalándose en una política de subsidios tan insoportable como efímera.

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De ahí que hayamos superado ya el 33 por ciento de andaluces en el paro, uno de cada tres, mientras socialistas y comunistas no saben hacer uso de otro recurso que no sea el de echar a la gente a la calle con la torticera complicidad de sus dos centrales sindicales.

¿O es que, como proclamaban a los cuatro vientos Griñán y adláteres, algunos se han creído que nuestra Comunidad representaba un oasis en medio del desierto de la destrucción de empleo en el que convirtieron los socialistas a España? Evidentemente no.

La perpetuación del régimen socialista en nuestra Comunidad, por sí mismo o apoyado por los comunistas, no ha servido sino para incrementar los niveles de paro y, con ello, poner en grave riesgo las políticas sociales, sanitarias y educativas, al ser prácticamente imposible atender las mismas sin contar con los ingresos públicos que de los impuestos y las cuotas a la Seguridad Social se obtendrían a través del empleo y de la actividad económica.

Tan es así que han convertido a Andalucía en una Comunidad dependiente, que hoy por hoy subsiste gracias a la solidaridad del resto de comunidades autónomas, sin la autonomía que se deriva de la propia capacidad para generar riqueza.

Por ello, que todo ese cortejo de plañideras en el que han convertido Andalucía los dirigentes socialistas, gimoteando en las esquinas por los recortes presupuestarios que desde el Gobierno central acertadamente se han impuesto, no represente sino una expresión más de la impotencia y del fariseísmo de quienes, contando con un pueblo y unos recursos naturales inmejorables, han transformado todo por intereses electorales –cuando no personales, como vemos que destapa la jueza Alaya- en un erial que ni produce ni nadie se atreve a labrar.

Escucharemos ahora que las pérdidas de empleo o inversiones en sanidad o los recortes en prestaciones se deberán a las políticas del Gobierno del PP cuando llevamos años perdiendo puestos de trabajo en hospitales y centros de salud andaluces; cuando las inversiones llevan tiempo al ralentí –Plan Director del Hospital Reina Sofía, por ejemplo-; y cuando las prestaciones como la inmediatez en la atención sanitaria tienen fiel reflejo en las listas de espera quirúrgicas y de especialidades.

Nos dirán que Rajoy es el culpable de los recortes en educación, cuando llevamos años en las últimas posiciones europeas en cuanto a niveles formativos de los alumnos andaluces, fruto, cómo no, de las políticas inversoras, organizativas y formativas de la Junta de Andalucía.

Y nos van a decir, seguro, que hay menos dinero para los mayores dependientes y para políticas sociales por culpa de la insensibilidad del Gobierno de la nación cuando, en realidad, ha sido y es el Gobierno socialista de la Junta el que ha generado un número de mayores dependientes y de sociedad necesitada de ayudas que ahora le resulta imposible mantener con sus propios recursos.

Claro que tiene que ver la corrupción dentro de la Junta con la situación de regresión que vivimos en Andalucía, lo quieran o no lo quiera ver un porcentaje de andaluces. Yo, al menos, soy consciente de ello. Y soy claramente pesimista con respecto al futuro.

ENRIQUE BELLIDO
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